Señales en la comunicación

Desbrocemos los signos y los símbolos que nos llegan de distinta forma cada día. Hagamos acopio de procedimientos y digamos lo que hacemos con ejemplos. Sí, volvemos en busca de enmiendas que nos lleven a parcelar las sensaciones comunicativas. Busquemos equilibrios entre los niveles afectivos y racionales. Son necesarios. La medida es precisa para llegar a esos puntos donde el aprendizaje será como tenga que ser. Las palabras se deben subrayar con creencias sin límites. Hemos de ir tan lejos como podamos, hasta donde podamos, como pueda ser.

La solución está en el consenso, en la puesta en común de las ideas, de las interpretaciones, de las opiniones en torno a lo que sucede, que nos ha de imprimir valor y coraje con postulaciones sin recreos y con enormes talentos. Hemos de marchar en la dirección en la que todos hemos de encontrar ayuda.

Sin apoyo, sin contarnos lo que necesitamos, es muy complicado que lleguemos donde deseamos. La vida es control y mesura en el aprendizaje, en todo el proceso de docencia, que no nos ha de distraer. Las consultas llegan con resortes de peticiones en las que el mejor patrimonio ha de ser compartir lo que sentimos, lo que sabemos, lo que nos enseña a vivir entre querencias y disposiciones al aprendizaje total.

Mandamos señales que nos permiten estar en ese tono donde la docencia es divina, consultada, mejorable. En definitiva, es ese punto de referencia para despegar hacia horizontes más queridos y plausibles.

Todo pasa, todo llega, y, entretanto, sucede con misivas y divisas que no siempre somos capaces de advertir. Consumamos apetencias que nos han de procurar crecer en espíritu y entre materias que hemos de consolidar y de compartir hasta salir hacia leves esperanzas de tranquilidades nuevamente hechas.

Vibramos con el conocimiento acerca de lo que sucede, y nos enganchamos a la memoria que es intención y algo más. Nos veremos, siempre nos veremos, con términos de fugas entre materias que nos darán lecciones y recreos, descansos precisos para recuperar fuerzas e ilusiones. Hemos mirado, y entendemos que ya vemos.

El pacto se ha convertido en un ápice de entusiasmo que, con comunicación, corregirá todo. Es posible, aunque no siempre funcione. Debemos estar listos para un proceso, el comunicativo, que ha de involucrar a todos. A través de él tenemos grandes oportunidades. Tengámoslas presentes. Contemplar y descifrar las señales en la comunicación es un deber fundamental con beneficios múltiples y compartidos.

Juan TOMÁS FRUTOS.