Pepe Vizcaíno

Se jubila Pepe Vizcaíno, 43 años al servicio del a Universidad de Murcia

“He sido un defensor de causas perdidas”

 Cuando José Vizcaíno (hablemos de Pepe, como todo el mundo le conoce en esta casa, que ha sido la suya durante casi medio siglo) llegó a la Universidad de Murcia, ni siquiera el Alfonso X del escudo era el mismo que ahora. Ni el escudo. Ni la Universidad de Murcia, que se expandía en esos momentos más allá de la venta del Olivo. Hasta el centro mismo de Albacete, que pertenecía por aquel entonces al distrito universitario de la UMU. Fue en 1974, en la Escuela Universitaria de Magisterio de la ciudad castellano manchega, cuando un joven Pepe Vizcaíno llegaba “con toda la ilusión del mundo” a su nuevo trabajo. Nunca pensó que aquella relación que entonces se iniciaba duraría toda una vida.            Los recuerdos se le amontonan  a Pepe en la cabeza, y salen por su boca a borbotones. Y, al igual que esos exhaustivos informes que han salido de su magín –a mano, a máquina, multiplicados después con el insustituible papel carbón en aquellas Olivetti lettera, más tarde con fotocopias, máquinas eléctricas e incipientes ordenadores- nada le queda al margen: fechas, compañeros, leyes, anécdotas… Pepe es un torrente. De información, de datos, de saber hacer y de una tenacidad a prueba de bombas. Es suficiente con preguntarle por sus recuerdos para que estos afloren sin cesar. No hacen falta más preguntas: recuerda perfectamente su primera nómina: 8.200 pesetas. Una cantidad que, por su bien, todos esperamos que se le haya multiplicado por algunos enteros en la actualidad. También sus destinos: Medicina, Derecho, Educación… para pasar después a servicios como Investigación, Inspección de Servicios y Gerencia.

“Aquella Universidad era una familia, y el ambiente absolutamente amigable”, una universidad “donde todos se hacía a mano, con papel carbón y multicopista, la fotocopiadora vino después”, un lugar en el que no se discutía o se discutía poco, en el que se cobraban los sobre de matrícula y las papeletas, en el que alguien inventó las pólizas “reciclables” (alguno llegó a padecer mal de garganta por ello) y en el que coexistían sobres y cestas navideñas, un ambiente que a este cronista lo retrotrae al “Plácido” de Berlanga.

Presume Pepe de que en aquellos tiempos en que la universidad era tan reducida que se “sabía los teléfonos de todos en la Universidad”, se rebeló contra el recurrente, por secular, “vuelva usted mañana”, contra las ventanillas cerradas a la 1, contra las puertas cerradas al administrado y el funcionario mirando para otro lado, unas ideas que le acarrearon algún problema con sus superiores. Su apego por el cumplimiento estricto de la norma le llevó a oponerse a irregularidades seculares incluso con catedráticos de “pata negra”: “La ley ha sido siempre un referente principal en mi vida, y por supuesto, también en mi trabajo”.

También pone de relieve que, por su carácter, siempre estuvo muy próximo a los más desfavorecidos y a quienes necesitaban de ayuda o consejo: “Siempre he defendido a quienes lo han necesitado. En cierto modo, me he especializado en causas perdidas”. Quizás por eso, fue el primer presidente de la Asociación Profesional de Funcionarios de la Universidad de Murcia cuando se creó, allá por 1983, miembro del primer Consejo Social cuando se constituyó en 1985, miembro de los primeros Claustros universitarios, primer representante del PAS en el Consejo de Gobierno, miembro del Comité de expertos de la UMU …

Su especialidad han sido causas complejas, a veces causas perdidas. También asuntos novedosos en los que la Universidad de Murcia se integraba o desarrollaba por primera vez. Informes llenos de datos, que sabía entrecruzar para componer un veredicto sólido y en no pocas ocasiones un mensaje o una recomendación sorprendentes. Para desarrollar algunos de los cometidos que se le iban asignando, Pepe caminó durante mucho tiempo entre decretos y normas, y se empapó de muchas leyes. Sus amplios conocimientos del tema le valieron para hacer el primer borrador de Estudios Propios de la Universidad de Murcia y el Catálogo de Grupos de Investigación de la UMU, consiguiendo que fuera la nuestra la primera universidad en contar con el mismo. Vizcaíno puso en marcha la OTRI y dio los primeros pasos para establecer la Gestión automatizada de doctorado.

Ahora 43 años después de haber llegado a la Universidad de Murcia como un torrente –“con aquel empuje que da la juventud, la falta de experiencia y las ganas por mejorar las cosas”-, Pepe Vizcaíno se nos jubila. La Universidad queda un poco huérfana sin su presencia, sin su veteranía, sin su consejo. El despacho de la planta baja que ha ocupado durante los últimos tiempos, se nos antojaba en el momento de la charla un tanto triste y solitario, despoblado de los folios, documentos, archivadores y papeles varios que han poblado su vida. “Me he metido en todos los líos, en todos los tinglados, a veces ha sido duro”. Por eso, por haber afrontado sin arredrarse todas las tareas encomendadas durante décadas estamos seguros de que, como hizo el sheriff Will Kane en “Sólo ante el peligro”, una película realizada el mismo año que él nació-, Pepe Vizcaíno se marcha de la UMU con la satisfacción del deber cumplido.

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