“Muerte y vida “Ana Martínez dibuja el mundo desde una mirada interna que ella representa mediante formas abstractas colmadas de simbolismo y significado

Pinturas abstractas, pero que hablan solas, que tratan de explicar un por qué oculto en lo más profundo del artista. Hoy en día esta abstracción disfraza lo real y hay quien afirma que es necesario una teoría para poder comprender la obra que encontramos frente a nosotros.

Ana Martínez es uno de los ejemplos más significativos de la cultura murciana y, es más, del arte contemporáneo por su forma de tratar los objetos y la pintura. Licenciada en Bellas Artes por la Facultad de Granada, la joven tiene una larga trayectoria. En su trabajo abunda la psicología, o al menos eso confiesa la artista, quien trata de plasmar mediante formas abstractas reflexiones sobre cosas que le atraen. Un ejemplo de ello lo encontramos en su última obra ‘Olvidado y lleno’, donde describe el olvido y lo desechado. El tema principal de esta exposición es el tiempo, la fuga constante, que ocasiona lo imposible. Ana Martínez lo expresa con la casa abandonada. Así, aparecen alfileres que provocan un agujero y un tubo con arterias. Mezclando el paisaje, para la artista esa casa es una metáfora del cuerpo, un lugar que está en ruinas, pero que a su vez está lleno de cosas olvidadas. Miguel Á. Hernández-Navarro, encargado del prólogo del catálogo de la exposición, destaca en el mismo que este simbolismo le recuerda a la famosa columna rota que pintó Frida Kahlo como metáfora de la ruina del cuerpo en 1944. “Una columna dórica partida. Un cuerpo ruinoso. Un cuerpo abandonado. Los restos de un cuerpo despojado. Las pinturas de un cuerpo ruinoso”.

El gusto de Ana Martínez por las casas abandonadas se encuentra más allá de su pintura, ya que su lugar de trabajo es una casa de la huerta, donde pasa la mayor parte de su tiempo pintando y trabajando.

La exposición ‘Olvidado y lleno’ está compuesta por más veinte obras de las que algunas son “objetos”, como Martínez llama a la escultura. Este trabajo, que estuvo expuesto hasta el ocho de diciembre, ha sido el más maduro de la artista y el que más le ha gustado. “La gente consiguió mi teléfono para felicitarme por la obra”, señala la murciana, quien se muestra muy orgullosa de su labor y no descarta la idea de salir fuera para presentar su trabajo.

Y es que ilusión no le falta a esta joven artista, que a sus treinta años, lleva a sus espaldas una larga lista de premios y exposiciones que le han dado nombre y le han consolidado entre las nuevas apuestas del momento. Entre sus trabajos destaca, además de numerosas exposiciones, su colaboración con la Revista Campus en la muestra ‘Don Quijote 23 Miradas’. Aquí, Martínez representó la relación entre Sancho y el Quijote mediante formas abstractas situándolas en el paisaje.

La pintora confiesa que su obra ha sufrido una evolución y que ahora hay más elementos figurativos. Desde que comenzó a pintar, poco a poco han surgido objetos, que ella define como esculturas. “Han aparecido materiales y símbolos más reconocibles”. Confiesa que su obra “trata de una visión al mundo desde una mirada interna como cualquier expresión artística”. “Cuando hablo con otros artistas coincidimos en que cuando estás haciendo una obra de arte no eres consciente de nada y es por ello que tienes la necesidad de expresarlo”. “Existe un género que se llama abstracción lírica que se podría situar ahí. Cada pintura tiene su significado y aquí hay un concepto claro y una narrativa”.

La pintora es consciente de que su obra es difícil de entender y destaca que cada persona tiene una mirada que está condicionada por muchas cosas, así que prefiere no dar consejos y que la gente interprete su obra como quiera. “Lo importante es que emocione y sugiera algo”, señala Ana Martínez.