Pepa Ortuño

Pepa Ortuño: una secretaria enamorada de su trabajo

Decir Pepa Ortuño es decir Convalecencia. O Rectorado. O Vicerrectorado. Cualquiera de ellos, pues del buen papel de Pepa como discreta y eficiente secretaria, saben todos los equipos y los múltiples vicerrectores con los que ha trabajado desde antes incluso que el Rectorado de la UMU se estableciese en la Convalecencia. Fue este un edificio del que se enamoró nada más llegar: “Me encantó desde el principio, era bonito, acogedor, y siempre me pareció el lugar de trabajo ideal”.Fue en 1984, con el equipo rectoral de la Universidad de Murcia establecido todavía en el claustro de Derecho (donde había estado desde 1935, manteniéndose hasta 1987) cuando llegó Pepa Ortuño. Junto a ella llegaron otras compañeras que se quedaron trabajando como secretarias de diversos miembros del equipo rectoral. Pepa alcanzó –todos lo sabemos- el número uno de su promoción. Pero poco importaba, porque demostró día a día su eficiencia en el trabajo. Y los jefes respondieron: “los jefes han valorado siempre mi trabajo, y me han hecho sentir bien”, comenta Pepa con los ojos iluminados. De pronto, una sombra se vislumbra en su mirada, y añade un enigmático “prácticamente todos”.

Aunque sus últimos años los pasó trabajando en Recursos Humanos, añora aquellos tiempos como secretaria, “Fue una época inolvidable”. Y lo fue porque disfrutó de sus compañeros. Aquellos años los vivió con intensidad, como todo lo que vive o toca Pepa, entregada a su trabajo y  a sus amigos, que fue en lo que se convirtieron todos los que la rodeaban desde sus comienzos. “He disfrutado del trabajo”, comenta, “me he entregado a él y nunca me ha echado para atrás las épocas con mayor volumen de cosas”. Pero de lo que verdaderamente ha disfrutado es de quienes le rodeaban: “los compañeros son lo mejor, sin ninguna duda”. Su mejor época, la que más añora y recuerda fue “mi época como secretaria, había mucho compañerismo, celebrábamos comidas, nos hacíamos regalos todos los cumpleaños y santos…”.

La Universidad ha sido su escuela en el sentido más amplio. En ella estudió, pero fue en ella donde creció intelectual y afectivamente: “En la Universidad de Murcia he aprendido mucho de la vida y de las personas, me siento muy afortunada por la clase de gente que he tenido oportunidad de tratar”.

Pepa llegó a la UMU cuando gobernaba el equipo de Antonio Soler, como secretaria del Secretario General y futuro Rector José Antonio Cobacho.  En las siguientes tres décadas trabajó como secretaria de Antonio Reverte, Manuel Esteban, Ginés Doménech, José Orihuela, Concha Martín, Santiago Torres, Francisco de Asís Martínez Ortiz (Quete) y José María Ruiz Gómez. Con todos ellos he trabajado muy bien”, y añade “De uno guardo tan buen recuerdo, era tan agradable en el trato, que yo lo hubiera hecho Rector”, comenta entre risas.

Desde el pasado 29 de septiembre, día de su jubilación, la Universidad de Murcia en general, y la Convalecencia en particular, se quedan huérfanas de su presencia. Ella afronta su nueva etapa con optimismo, como casi todo lo que le ha ido ocurriendo durante toda su vida. Sus compañeros la echarán de menos. Pero ella ha prometido una visita semanal a su habitual lugar de desayuno. Allí estará para los amigos.