Joaquín Salmerón, comisario de una exposición antológica sobre el pintor Toledo Puche ‘Lo que hace grande la obra de Cayetano es que creaba para sí mismo’

Un reto, pero también ‘una misión muy atractiva’, así califica Joaquín Salmerón el hecho de afrontar la organización de una exposición de uno de nuestros artistas plásticos de mayor repercusión y con una obra de tal calidad que la bienal de Florencia le concedió, a comienzos de esta década, y con carácter póstumo, el premio ‘Lorenzo el Magnífico a la Memoria ‘

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El artista aguileño Manuel Coronado celebra sus bodas de oro con la pintura con dos exposiciones

La sala Jazmina de ‘ La Vache Bleue ‘, en París y La Mola , en la Fortaleza de Isabel II de Menorca, son los dos escenarios en los que se dan cita los coloridos cuadros del pintor de la Región de Murcia, Manuel Coronado, para celebrar el cincuenta aniversario de su pintura.

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Cuarto centenario del nacimiento de la Ópera

El 24 de Febrero de 1607, en el teatro de la corte de Mantúa, se estrenaba la ópera “L´Orfeo, favola in musica” compuesta por Claudio Monteverdi sobre un poema de Alessandro Striggio.

Con el estreno de esta obra, considerada la primera y autentica gran ópera, nacía un género musical al que se dedicarían la mayor parte de los grandes compositores.

Los principios formales y el estilo de Monteverdi fueron seguidos por los compositores italianos a lo largo de todo el siglo XVII, basándose la temática casi siempre en la mitología.

Schüzt y Lully acercaron a sus países, Alemania y Francia respectivamente, esta nueva novedad escénica que no tardo en asentarse.

En su primer siglo de vida, la ópera ya se había extendido por Europa y comienza a convertirse en el más completo y opulento espectáculo conocido.

A lo largo del XVIII, aparecen nuevos elementos en la ópera y quizás el más importante para su evolución fue el Aria , que surgió en la escuela napolitana y que pronto adoptaron todos los compositores.

El Aria, es una forma musical, destinada a ser interpretada por un solista acompañado por la orquesta. Aumentaba el lirismo musical de las óperas y permitía a los cantantes mostrar su virtuosismo. Es ésta la época de los castrati , capaces de insuflar mayor potencia a las partes agudas frente a la soprano, pero más valorados por la peculiaridad de la voz que por las dotes escénicas que poseían.

El éxito en 1733 de “ La serva padrona” de Pergolesi, marcaba la aparición de un nuevo género operístico: la ópera bufa, que llevaría a su máximo esplendor Rossini con obras como “ El barbero de Sevilla ”.

Con siglo y medio de vida, se había establecido ya en la ópera la división en recitativo y aria y aparecen dos puntos de vista diferentes sobre la concepción del conjunto texto y música: la música al servicio del texto o el texto al servicio de la música.

Mozart siempre puso el texto al servicio de la música creando las óperas más bellas y perfectas que jamás se han escrito como “ Las bodas de Figaro ” o “ Don Giovanni ”, y sentó con el singspiel “ La flauta mágica ”, las bases de la ópera alemana del XIX.

Beethoven, que no poseía las cualidades dramáticas naturales de un Mozart, hizo su mayor aportación a la ópera con la obra “ Fidelio ” en 1814, buscando el objetivo de acercar lo máximo posible la música y el texto.

A partir de ahí la ópera evolucionó rápidamente enganchada al movimiento romántico con compositores como Berlioz, Rossini o Verdi hasta culminar en Wagner con la creación del drama musical, donde texto y música conforman una unidad expresiva total.

Wagner introdujo el empleo de temas significativos o leitmotiv, que son las piezas básicas sobre las que se caracterizan las situaciones y los personajes y cuya presencia y combinación dan una particular expresividad y sensación de uniformidad a obras como “ Parsifal ”, “ El anillo del nibelungo ” o “ Tristan ”.

En la segunda mitad del XVIII comienzan a aparecer las primeras óperas nacionalistas en Checoslovaquia y Rusia, que incorporaban elementos autóctonos a la temática dramática y musical.

A finales de siglo el romanticismo en la ópera llegó a su fin con la aparición de compositores como Gounod, Massenet y el gran Bizet con obras como “ Carmen ” de 1875.

La primera mitad del siglo XX, estuvo dominada por la corriente neoclasicista bajo la imponente personalidad de las obras de Wagner.

Tras alcanzar Wagner los limites de la tonalidad y la armonía conocida en la época, no había vuelta atrás y la evolución de estos conceptos desembocó en el expresionismo que a su vez conduciría a una renovación total de la técnica musical con la aparición del dodecafonismo y el serialismo.

Ejemplo de esta época tenemos la complicada ópera “Wozzeck”, de Alban Berg, estrenada en 1925 en Berlín.

Había algunos oponentes del dodecafonismo que se aferraron a las formas teatrales tradicionales. El compositor muniqués Carl Orff escribió exclusivamente para el teatro y su cantata escénica Carmina Burana (1937) tiene una textura elemental en sus melodías y ritmos que han dado la vuelta al mundo.

La aparición de obras con textos recitados estáticamente sobre ritmos percutidos, y sonidos de una orquesta no convencional son algunas nuevas variantes que presentó el siglo XX, en busca de un lenguaje nuevo mediante la experimentación ritmica, timbrica y sonora.

Sin embargo siempre ha existido un lazo que durante la historia de la ópera ha unido tan diferentes estilos, y ha sido el continuo interés por el uso de textos de un alto valor literario.

GUIA DE AUDICIÓN

A lo largo de estos 400 años de producción operística podemos encontrar infinidad de bellos ejemplos que podríamos indicar para disfrutar de ellos.

El fin de esta guía es sin embargo mostrar en poco espacio un número más reducido de aquellas piezas, que por sus características especiales, se han convertido en obras maestras y podemos encontrar con facilidad en la mayor parte de casas discográficas.

Haendel:

Giulio Cesare in Egipto. Rinaldo.

Mozart:

Las bodas de Figaro. La flauta mágica. Don Giovanni. Cosi fan tutte.

Beethoven:

Fidelio

Rossini:

El barbero de Sevilla.

Bizet:

Carmen. L´Arlésienne.

Giuseppe Verdi:

Nabuco, Aida, La traviata, Otello, Rigoletto.

Puccini:

La Bohéme, Tosca, Madame Butterfly.

Mascagani:

Caballería Rusticana

Wagner:

Parsifal, El anillo del Nibelungo, Los maestros cantores. Trista e Isolda

El clasicismo I:la forma sonata

A principios del XVIII, aun cuando Bach y Haendel escribían en las tradicionales formas y estilo barroco hasta alcanzar las cotas más altas de perfección, surge una nueva corriente musical que tendrá por objetivo la claridad melódica y la transparencia de las formas. Normalmente el periodo clásico se define entre 1750 y 1800. En el barroco dominaban los contrastes, la oposición del solista al “tutti” (toda la orquesta) en el Concierto para solista o Concierto grosso y el papel del bajo continuo que servía de apoyo a la línea melódica del solista y que podemos observar claramente al escuchar cualquier Aria de la época. 

Poco a poco, los compositores buscaron la forma de equilibrar al máximo todos los distintos componentes de la orquesta, -sobre todo la cuerda que a principios del XVIII constituía su base fundamental-, frente a los contrastes típicos del barroco.

Se busco un lenguaje musical más sencillo, más fluido y que dependiese de una única idea musical como medio de expresión.

La orquesta poco a poco fue aumentando su tamaño e incorporando nuevos instrumentos de viento madera, y metales conforme las innovaciones técnicas les permitían mayor capacidad expresiva y facilidad en su manejo, y los compositores se sirven de ellos para provocar contrastes melódicos y producir tensión con los cambios de textura.

Asimismo el clavecín del barroco da paso al piano-forte, que tomara el relevo en el importante repertorio para tecla escrito en el clasicismo y cultivado por todos los compositores en sonatas, conciertos y tríos y quintetos con piano

Por otra parte, los compositores tendieron a usar un lenguaje formal más inteligible y claro basado en el uso de regiones de contraste y el bitematismo.

Este contraste es un contraste de temas, es decir, de melodías fácilmente reconocibles a lo largo de la obra, y no un contraste de timbres sonoros del barroco.

Frente a una melodía escrita en el tono de Tónica, y con unas características propias, se oponía otra melodía, generalmente escrita en el tono de la Dominante y que contrastaba con la primera, y es a esto a lo que hemos llamado bitematismo.

La organización de los tiempos sigue siendo con frecuencia a mitad de siglo: Allegro-Adagio-Allegro, y autores como Sammartini o Carl Phillip Emmanuel Bach organizaron los temas de forma singular, que más tarde se le denominaría forma de Sonata.

La Sonata es la gran forma por excelencia del Clasicismo, y aunque luego ese nombre se usó para denominar piezas de varios movimientos, como las Sonatas para piano de Beethoven, su forma estructural se aplica a un solo movimiento. Se usó con efusividad en los primeros movimientos y últimos de las Sinfonías y Cuartetos, en obras para solista e incluso en obras para un solo instrumento.

Pese a no poder profundizar en la forma sonata por razones de espacio y complejidad que se escapan del ámbito de esta revista, expondré unas líneas generales, que considero importantes para poder reconocer dicha forma en las audiciones, y disfrutar aun más de ellas “siguiendo la pista” al compositor.

 

La sonata es una forma compuesta de dos partes (bipartita), fácilmente diferenciables puesto que generalmente se repite la primera y en ocasiones la última también lo hace.

Al comienzo de la primera parte, llamada Exposición, (a veces precedida de una introducción lenta) el compositor presenta las ideas principales, esto es por tanto aquellos temas que marcan el carácter general y el tempo de la obra. Ejemplos famosos que podemos recordar son el primer movimiento de la sinfonía Júpiter de Mozart o de su sinfonía nº40, cuyo tema ha servido también de tono de llamada en muchos teléfonos móviles.

Después de presentar este tema principal que concluye, se presenta el segundo tema, que contrasta con el primero ya que por lo general suele tener un carácter más lírico y tranquilo. Tras presentar el segundo tema, una pequeña parte de transición conduce de nuevo al primer tema y a la cadencia (fragmento con finalidad de crear tensión para concluir) con la que finaliza la Exposición que como hemos dicho se repite por lo general.

La segunda parte, llamada Desarrollo, comienza normalmente con el primer tema tocado en el tono de la dominante.

Pero esta vez, el compositor va a explotar las posibilidades de los temas de la Exposición , los va a fragmentar y reelaborar creando combinaciones y secuencias nuevas y por lo general la tensión de la obra va a aumentar considerablemente hasta alcanzar un punto de máxima tensión buscando una resolución o clímax final.

Tras alcanzar ese punto, se prepara el regreso de los temas de la exposición en su forma original: recapitulación.

En las obras de mayor extensión, después de presentar los temas de la exposición al final del Desarrollo, se suele incluir una parte llamada coda, que es una parte más o menos libre donde el compositor redondea el final de la obra.

Ahora invito al lector a escuchar los ejemplos que se añaden en la guía de audición para intentar reconocer esas partes, (a veces es necesario escuchar varias veces un movimiento) con lo que se disfrutara mucho más de las obras.

Pese a que la descripción anterior suele ajustarse por lo general a las prácticas de grandes sinfonistas como Haydn, Mozart o Beethoven, cada uno de ellos desarrolló la forma sonata según sus propias convicciones y la definición, sirvió más para la producción de nuevas obras que para entender en profundidad las obras de dichos compositores.

En resumen, el periodo clásico se va a distinguir con respecto a los demás, por ser una música objetiva (música es música como decía Mozart), contenida en las emociones, refinada, elegante, cortesana, a veces algo superficial pero en absoluto pobre. Y ser la música más fácil de escuchar, entender y seguir por parte de los oyentes.

GUIA DE AUDICIÓN

Son innumerables los ejemplos famosos de música de este periodo que podemos incluir en esta guía, y muchos de ellos seguramente son ya conocidos por el lector, no obstante y puesto que en este articulo nos hemos centrado sobre todo en la sonata como forma indispensable del clasicismo, aquí presento algunos ejemplos que pueden ser útiles para comprenderla de forma práctica, aunque en ocasiones suele muy complicado. En las sinfonías y cuartetos debemos observar detenidamente los primeros y últimos movimientos.

Haydn:

Sinfonías: nº45 “Los adioses”, nº92 “Oxford”, nº101 “El reloj” y nº103 “la sorpresa”

Cuartetos: en general los de la serie op 20, y op 76 nº3 “Emperador”

 

Mozart:

Sinfonías: nº38 “Praga”, nº40, nº41 “Júpiter”

Cuartetos: K.465 “De las disonancias”, K.499 y K.575

 

Beethoven:

Sinfonías: nº 5, nº 7 y nº8, obras maestras son también la 3º y la 9º, pero su comprensión es más difícil.

Sonatas para piano: Claro de Luna, Patética, Appassionata, las tres son muy conocidas y fácil de conseguir.

Cuartetos: op.59 nº1 y nº3.

Invito al lector a que extienda su búsqueda a todos aquellos ejemplos clásicos que aquí no presento y cuya audición es igualmente interesante para comprender este periodo. Así mismo, a otros compositores como J.C.Bach, C.P.E. Bach, Sammartini, Boccherini, Gluk o Cherubini que también contribuyeron al esplendor del clasicismo y al desarrollo de sus formas.

TIC´s y afán positivo

Las Nuevas Tecnologías de la Información son la gran revolución en todas las esferas humanas, y, por supuesto, en el campo de la Comunicación. Una de las propuestas de análisis que recomendamos fervientemente es en torno al llamado “Periodismo Participativo” y la utilización que éste hace de las nuevas tecnologías de la información como base y sustento de su desarrollo. Nos debemos fijar, en primer lugar, en ese determinismo que pueden suponer las TIC´s y avanzar el papel que incluso ya están jugando los ciudadanos/as en el ámbito periodístico. Con sus contradicciones, creamos firmemente en sus funciones constructoras.

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Sanar con la comunicación

Podemos mejorar nuestro intelecto, y, por ende, nuestro estado físico a través de los procesos de interacción informativa. Hagamos que la comunicación nos sane, que nos divierta con sus toques mágicos de sensaciones concordantes y con bases más o menos sólidas, siempre flexibles. No olvidemos los adelantos de glorias floridas. Nos hemos de presentar con un deseo o dos que sean básicos, con los que poder construir la morada en la que queremos estar. No destaquemos errores sino aciertos con los que todos podamos avanzar. Nos hemos de enderezar con los anhelos más coherentes.

 

Simplifiquemos los procesos y los conceptos con aires de lindas libertades con las que armar relaciones y negociaciones de variopintas gracias. Hagamos que el todo sea en el tránsito hacia una voluntad de resúmenes consumidos desde los mejores planos y deseos. No sé si podremos hacerlo todo con un afán de pura autonomía con la cual poder aprender desde la consideración más equilibrada. No nos pongamos en tesituras que no tengan salida.
Vayamos a ver los paisajes de viajes que emprendimos en su día sin saber los motivos. Todo ha de ser de algún modo no previsto. Las vencidas actitudes de otras etapas han de consumarse con un poco de criterio de finalidades preferentes y preferibles. Nos hemos de añadir a esa dinámica de olvidos supremos con los que nos hemos de poner a añadir unas bases de negociaciones implicadas en las versiones más auténticas. No prestemos atenciones que hasta ahora nos han diseñado actividades de posturas inciertas.
Todo es en la medida que lo vamos percibiendo con la premisa de un conocimiento que perseguiremos como globalizador. Enterremos esos pasos que nos han de adivinar las causas y también las consecuencias con las que nos moveremos hacia el lado más sencillo. No prediquemos con ejemplos armados de valores constituidos de insistentes felicidades con las que podremos ir hacia la causa de todas las razones implicadas en unas haciendas de conocimientos que nos sostendrán con sus pregones de estimaciones cariñosas que iremos mudando hacia joviales realidades. Llegarán las tardes, y con ellas las ocasiones.
Prefiramos abrir ventanas y puertas con unos entusiasmos de tendencias hacia la plenitud de escuchas donde todos tendremos mucho que referir. Hagamos caso a los buenos corazones, que nos dirigirán las sorpresas con humos sin apatías. Hemos aplaudido una serie de novedades con las que querremos ponernos en los barcos que transportan  conocimientos con procesos en marcha de comunicaciones y aprendizajes desde el ferviente objetivo de una paz que nos trasladará a una comunión de intereses pacíficos con los que acuñaremos una especie de gloria en el entendimiento mismo. Ahí hemos de estar. Recordar que la información y sus procesos de interacción constituyen salud es decir lo obvio, pero a menudo no es malo refrescar lo conocido. También eso es comunicación.

Brillos sobre ruidos

Lo bueno es, al menos a día de hoy, en todos los ámbitos, más. Lo que ocurre es que hay minorías que hacen más ruido. Estamos convencidos de que los brillos son superiores, y ello también ocurre en el sector de la comunicación. La situación del sector periodístico es crítica, con muchos cambios, con reducciones de plantillas, con medios en coyunturas complejas en lo económico y en lo laboral. La pérdida de credibilidad y la misma saturación y fragmentación de los mercados y de los consumos comunicativos hacen que estemos ante una etapa de emergencia en varios sentidos, de dudas y de vacilaciones, y también de cambios hacia un nuevo modelo, donde Internet será, más pronto que tarde, el “Gran Medio” como convergencia de todos los demás. Las perspectivas son muy abiertas, con multitud de opciones.

 

Todos sabemos que querer es poder, que asumir compromisos es parte de la decisión para cumplirlos y que, todos en comandita, podremos llevar a cabo la enorme tarea de recuperar algunos prestigios perdidos por el camino y sentarnos para afrontar y mejorar una serie de situaciones señeras en las que deberíamos ponernos de acuerdo, como son la situación laboral, la necesidad de un reciclaje permanente, la lucha por derechos y condiciones económicas, etc.
La ilusión, la fe y la confianza no son los últimos sentimientos que hemos de perder. Son las condiciones indispensables para poder encarar el futuro inmediato, que precisa de altura de miras y de fortalezas donde antes hallamos debilidades o apatías. Las nuevas promociones de periodistas, con una formación estupenda, vienen empujando fuerte, y creemos que les debemos las suficientes oportunidades ante el que para todos es un quehacer dotado del brillo de poder servir a la sociedad. Hagamos, como un compromiso voluntario, todo cuanto esté en nuestras manos para que el sector tenga viabilidad, visibilidad en positivo y un futuro prometedor.
A pesar de todas las vicisitudes, el nuestro sigue siendo un gremio, un oficio, hermoso, atractivo, que ejercemos con vocación y con entusiasmo. También es cierto que, en estos momentos, y para eso también está el Colegio de Periodistas, debemos estar más unidos que nunca. Algo en lo que insistimos en los últimos años es en la formación y en ganar crédito y en reforzar los diversos aspectos éticos que siempre han arropado a nuestra profesión. En ese trabajo, que es bastante, contamos con todos/as vosotros/as. La crisis está ahí. No podemos ni debemos negarla, pues sólo con su reconocimiento podremos llegar a determinadas conclusiones. Todos precisamos de los brillos de la profesión, que aún permanecen, que son muchos, que pueden ser incluso la mayoría, pero que, en todo caso, deben superponerse a los numerosos ruidos y filtros que otros, en minoría probablemente, tratan de colocar. Apostemos claramente por lo que es más coherente y por lo que, asimismo, nos puede hacer más felices.

TIC´s y afán positivo

Las Nuevas Tecnologías de la Información son la gran revolución en todas las esferas humanas, y, por supuesto, en el campo de la Comunicación. Una de las propuestas de análisis que recomendamos fervientemente es en torno al llamado “Periodismo Participativo” y la utilización que éste hace de las nuevas tecnologías de la información como base y sustento de su desarrollo. Nos debemos fijar, en primer lugar, en ese determinismo que pueden suponer las TIC´s y avanzar el papel que incluso ya están jugando los ciudadanos/as en el ámbito periodístico. Con sus contradicciones, creamos firmemente en sus funciones constructoras.

 

Sobre si son o no contenidos periodísticos planteemos un tema de debate arduo. A veces lo son, y otras no. Depende de cuestiones que tienen que ver con el uso de fuentes fidedignas, de los propios intereses de publicitación, sin olvidarnos de la calidad y de la validez de cara a la sociedad. En todo caso, insistamos en que son proveedores de contenidos. La renovada controversia sobre los inventos en el mundo de la escritura en general y del periodismo en particular se produce cada cierto tiempo, en cada etapa, y lo lógico es que, con los necesarios estudios, dejemos el lapsus oportuno para ver por dónde transcurren las emergentes aplicaciones. Subrayemos, asimismo, la competencia que se está dando en algunas esferas del Periodismo, pues se facilitan contenidos que ya no están tan profesionalizados. Esto ocasiona, ya lo está haciendo, una merma de la calidad y, sin duda, una pérdida de trabajo de los periodistas que viven de este oficio. Apostemos por el uso de fuentes muy ricas, que seguro que ofrecerán una impronta de mucha conveniencia. Hilvanemos bien los discursos, con reflexiones muy relevantes, que hemos de tener presentes, sobre todo en este universo de constante evolución que es el Periodismo en Internet. Abundemos, igualmente, en varias conclusiones que ya empiezan a subrayarse por parte de expertos en la materia. Por un lado, el papel del periodista profesional es incuestionable; por otro, es preciso saber convivir; además, necesitaríamos una especie de manual que ayude a aquellos que se introducen en este mundo en el convencimiento de que eso no les hace informadores del oficio (leer un manual de medicina no te hace médico: te da conocimientos que pueden ser necesarios, como aquí); y, finalmente, no nos ceguemos por audiencias y por poderes fácticos: éste tipo de periodismo (o en lo que devenga, cuando haya pasado un tiempo) será lo que tenga que ser. Por todo ello no caigamos en estériles complejos o competencias. Esperemos con un afán positivo, y siempre defendiendo a los periodistas profesionales, a su buen hacer, que es de servicio público a la sociedad, y en ese plano y sentido lo hemos de intentar sostener y mejorar. En el frontispicio de las democracias están las tareas informativas plurales, libres y de calidad. Abogar por ellas es básico. Indagar y analizar las nuevas tendencias emergentes puede y debe ser clarificador.

Sanar con la comunicación

Podemos mejorar nuestro intelecto, y, por ende, nuestro estado físico a través de los procesos de interacción informativa. Hagamos que la comunicación nos sane, que nos divierta con sus toques mágicos de sensaciones concordantes y con bases más o menos sólidas, siempre flexibles. No olvidemos los adelantos de glorias floridas. Nos hemos de presentar con un deseo o dos que sean básicos, con los que poder construir la morada en la que queremos estar. No destaquemos errores sino aciertos con los que todos podamos avanzar. Nos hemos de enderezar con los anhelos más coherentes.

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