No desperdiciemos el tiempo

El tiempo es oro. Es una máxima que, por serlo, se ha quedado a menudo en un tópico que no comprendemos, y deberíamos. Las aspiraciones son legítimas, siempre que usemos las mejores intenciones y planteamientos en ellas. Hagamos caso a lo que portamos en el interior desde la franqueza y la honestidad de criterios, que han de embarcarse en razones que no vemos a la primera. La existencia admite, y eso es bueno, diversas percepciones. Hagamos que funcionemos sin demora, aunque tampoco hemos de imprimir una prisa especial. Crecer es una obra diaria. Con el tiempo, que transcurre sin darnos cuenta, llegamos al sitio apetecido antes o después, e incluso nos acercamos a menudo a puntos inesperados que nos producen placer y valentía en los objetivos.

 

La fe es necesaria para avanzar en el día a día. Necesitamos creer para transportarnos a lugares reales o imaginarios con los que poder significar lo que es, lo que nos importa. No prestemos apoyos elucubrados desde la futilidad o que estén faltos de fuerza y de valor. Hagamos que operen las sensaciones con sus tremendos aspectos de dichas y de suplencias entre cortinas que dejen pasar el aire fresco. Renovemos los entusiasmos, que nos han de invitar a pasear por doquier.
Sigamos las estelas de unas premisas estupendas, bondadosas, de ésas que nos gustan, y que han de adecuar órdenes y alternarlas también con unas prestaciones de periódicas caricias. No seamos unos insensatos incapaces de dar con las claves de aquello que nos debe proporcionar esas relevantes capacidades para amar y estimar todo lo que nos otorga líneas de variables direcciones en las que fomentaremos, o podremos, los diálogos y las concordancias dentro de un marco que acepta, o debe, controversias constructivas. No es bueno que los discursos sean planos. Las líneas han de tener curvas y pasiones.
Todos los días hemos de aprender de aquello que nos envuelve con sus finas capas de protección y de conexión con las cargas que han de enviarnos hacia el momento de una fuerza que establecerá las justificaciones, o, cuando menos, las explicaciones respecto de lo que nos sucede, que es, que será, grato, bueno, positivo, si somos capaces de mirar desde ese perfil. Aguantemos los procesos que nos pueden con sus persuasivas imposiciones, y no dejemos que las prestaciones nos olviden entre lugares de incautas sugerencias, que siempre han de tener una contemplación mucho mayor. La vida es una secuencia afortunada si no esperamos más de la cuenta. La pregunta es hasta dónde llega ésta.
Los sesgos de las entregas comunicativas han de postergar lo que nos delimita a conciencia. Una de las pocas conclusiones en las que nos podemos basar a priori es que el amor y la empatía hacia los demás contribuyen a escenarios mucho más comunicativos y menos competitivos. Las acepciones han de partir de las buenas voluntades, con toques de atención suficientes para no despeñarnos. No desperdiciemos el tiempo, que ha de ser entre consejos sabios que atañan a todos. Ahí debemos estar, con suspiros comunicativos. Aprovechemos ese tiempo escaso que nos ha de prestar la logística suficiente para resolver dudas, conflictos y desconocimientos.

Comunicar por el bienestar común

El proceso es necesario: nos puede dar la semblanza y el resultado más constructivo en los territorios intelectuales. Hablo de ti. Eres comunicación, amor, deseo, ansias de libertad. Pongo y expongo con razones de diverso género. Intento que la comunicación nos lleve a navegar por lugares conocidos y doctos en los que las materias nos impriman buenos caracteres. Seamos entre derechos que hemos de realizar desde la profundidad de los eventos, que han de planear con absoluta dicha. La fortuna de vivir se ha de trasladar a todo lo que nos brinda un carácter maravilloso. Hemos sentido que el momento puede ser éste, y por él vamos a trabajar.

 

La autonomía de aprendizaje nos hace experimentar en una primera persona. No dejemos que la apatía o el desdén nos ganen esa partida que otros quieren jugar con sus propios tiempos y ademanes. La indiferencia es una guerrera sutil que apenas se ve y que, por lo tanto, es difícil de vencer. Por eso nos debemos animar en el afán de perpetuar las consideraciones más nobles. Permitamos las mejores prácticas. No dejemos, no consintamos, que el destino nos devore con afanes rancios.
Las vicisitudes de otros instantes nos han de consolidar con sus fermentos más gustosos. Hablemos con esa lealtad que nos anima a quedarnos en el sitio del trance superado. Comuniquemos los sentidos con los que laboramos, y hagamos caso a todo cuanto nos enreda, que puede ser edificador de contenidos. No paremos en esa noria que tanto nos marea. Los tercios han de ponderarse en el objetivo máximo de dar con la altura que beneficie al colectivo.
Aminoremos los enfados, y también procuremos estar lo mejor que podamos. Las actitudes se contagian en el sentido más hermoso, y por eso hemos de intentar que lo positivo sea lo que viaje por un universo lento y variopinto. Las convenciones no contribuyen a que funcionen esas estructuras que hemos de planificar para que tengan un objetivo magnífico. Hagamos caso a cuanto nos sucede y saquemos provecho de todo, de lo que ha ido bien y de aquello que no ha resultado como queríamos. El balance suele ser más lindo de lo que imaginamos a primera vista.
Actuemos teniendo en cuenta lo que acontece, y veamos brillos y fortunas en todo cuanto nos rodea. La virtud tiene que ver con la mesura, y ésta nos ha de sustanciar lo subjetivo para que veamos todo con la relatividad que se merece, que nos merecemos. No salgamos hacia un lado equívoco, al menos no de manera consciente. Consigamos una versión maravillosamente bonita donde el cuento sea para nosotros, para explicarnos cosas, para vivir de verdad, para hermanarnos con la sinceridad de una espléndida comunicación, que hemos de activar cada día, en consonancia con los fines de un bienestar común. Detectemos todos los procesos posibles, y saquemos en claro que todos juntos, contando lo que vemos y lo que sucede, podemos convivir en plenitud de esperanzas y de hechos.

Robótica, domótica y vehículos inteligentes en el I Curso de verano de la facultad de Informática

El curso se celebrará en la Facultad de Informática.Un curso para desmitificar la informática

Las nuevas tecnologías han supuesto un cambio revolucionario en la sociedad de los últimos años: transacciones bancarias, mensajería instantánea, correo electrónico y las gestiones más diversas pueden hacerse cómodamente desde el ordenador personal. Resulta innegable que la informática ha entrado en todos los terrenos y su capacidad para mejorar la calidad de vida de la población.

    Para Manuel Campos Martínez, Vicedecano de Relaciones Externas de Informática y director del I Curso de verano de la facultad de Informática de la Universidad Internacional del Mar, es un hecho que “muchos de los servicios y comodidades de los que hoy gozamos son gracias a la informática, sin que nosotros seamos conscientes de ello”.

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Investigar a lo CSI, entre las actividades del II campamento científico de la Universidad Internacional del Mar

Una de las primeras actividades del Campamento Científico 2010Un curso en el que están prohibidas las lecciones magistrales

Un curso de verano en el que se convivirá con la naturaleza, en el que se compartirán noches observando el firmamento, y en el que están prohibidas las lecciones magistrales porque,  por encima de todo “está prohibido ser aburrido”. Así describe la profesora de Biología, Alfonsa García Ayala, el II Campamento Científico de la Universidad de Murcia, organizado por la Universidad Internacional del Mar, que en esta ocasión, y coincidiendo con el Año Internacional de la Biodiversidad, lleva como lema “Somos biodiversidad”.

Los ojos de la comunicación

Intentemos mirar con el corazón, con una absoluta bondad hacia los sucesos, actos, posibilidades y pensamientos, que han de fluir en pura comunicación. Superemos el hielo comunicativo. Descongelemos las voluntades que se han quedado quietas y hagamos caso a los pensamientos, al corazón, a cuanto llevamos dentro. No permitamos que las cosas sucedan como si no tuvieran importancia, que siempre la tienen. Nos debemos tomar en serio esas sensaciones que nos previenen con sentimientos variados. Sigamos.

 

Saltemos para superar las desdichas que hemos de convertir en alegría gracias a la buena comunicación. Aceptemos esas notas que nos vienen de la experiencia. No cesemos en esas pretensiones que nos han de llevar a cotas de buen humor. Lo precisamos. No lleguemos tarde. Tampoco hace falta que nos aceleremos y aparezcamos antes de tiempo. Marquemos una horquilla en la que nos podamos mover, y seguro que daremos con trayectos hermosos. Son referencias inequívocas.
Nos revolucionamos con los extremos que nos presentan consideraciones con las que traer momentos de escenas considerables. Nos tomaremos un algo bueno. No debemos quedarnos en esos escenarios que no edifican la existencia como antes, como al principio. Nos tomaremos el suficiente tiempo para un homenaje de respuestas en las que añoramos etapas de una cierta autonomía, quizá porque los años pasaron sin poner huellas que nos condicionaran. Pienso en ti, como espero que tú medites sobre lo que fuimos, acerca de lo que no hicimos. Hagamos que el paseo merezca la pena. La vuelta de la esquina ya se ve.
Racionalicemos los instantes que nos dejaron claro que la amistad y la comunicación, para fomentarlas y sostenerlas, están en el frontispicio de las relaciones que queramos mantener con el paso del tiempo. No ubiquemos en saco roto lo que podría ser un deseo más o menos hilvanado de paz. Nos hemos de poner en ese brete que asume riesgos con impresiones que nos hagan avanzar por territorios donde la sorpresa y las ganas de aprender se han de colocar por todas partes.
Suspendamos las astucias que otros nos quieren relatar con unas sentencias de volúmenes positivos, sentidos, sinceros. Hagamos caso a todo cuanto nos rodea, a sus caricias, a los análisis que nos indican que las cosas han de salir por los senderos más cautelosos y simpáticos. No dejemos al albur de los días lo que habría de ser un efímero instante. Miremos con otros ojos, o puede que tengamos que hacerlo con los mismos de siempre. Adelantemos faena y tratemos de ganar ese territorio que, una vez conseguido, se ha de compartir.

Dispongamos precisión comunicativa

Seamos precisos en la balanza de la comunicación, y aderecemos el proceso con gusto y complacencia. Versionemos la realidad para darle un poco de color, de ritmo, de salsa que nos invite a entendernos con pasión, con gustos de suprema factura, con nuevas plantas con las que poder erigir lo que nos interesa y construye como sociedad. No dejemos lo bueno atrás, y procuremos dar con otros elementos de cuño flamante y fructífero. Nos debemos preparar para saber guardar lo que nos interesa. Hemos de afrontar con total sanidad, con brillante salubridad, lo que ha de ser coparticipado en sociedad.

 

Viajemos con el afán de dar con las claves de unas relaciones que han de moverse con unas ciertas garantías. Sigamos consejos con las actitudes más rutilantes, más sinceras, las más bondadosas. No ultimemos los procesos con operaciones de laboratorio y juguemos a arriesgar un poco. Creamos. Merecemos otro tipo de objetivos, unos quehaceres más constructivos.
Hemos abandonado la sed con un criterio de ansias recíprocas que nos han de poner en los trasiegos de unas lecciones con las que hemos de edificar la estructura más sólida. Comuniquemos cada vez que podamos: aprenderemos, eliminaremos entuertos y haremos favores relacionales que nos consolidarán en nuestras naturalezas humanas. No aceptemos la muerte en vida con las incomunicaciones que nos entretienen sin que demos pasos de verdad.
Los cánticos de aquellas edades mozas han de transformarse desde la experiencia en una mudanza que avance, que nos tonifique. Hemos de sentir como propias todas las iniciativas que nos previenen y nos desarrollan aspectos que creíamos olvidados, desconocidos o imposibles. Ponernos en marcha es vivir un poco más. No es necesario apretar el acelerador. Tan sólo hay que sacar provecho a cuanto sucede desde una óptica de crecimiento pausado y sin ansias de dar con logros superficiales. Hemos de salir del hastío. El crecimiento intelectual ayuda en el avance tonificador de lo físico.
Simpaticemos con lo que nos regala el destino, que tiene mucho de caprichoso, y también mucho de mimetismo respecto de lo que le hemos sembrado. No esperemos, aunque ocurra casualmente, lo que no hemos perseguido con ahínco y fortaleza. Cuando las cosas no salgan, cuando no sean como deseamos, comuniquemos para dar con los vectores y caras que justifican muchos derroches de energía que, pase lo que pase, nunca está mal utilizada si nos mueve la buena intención. Dejemos las líneas de comunicación libres. Al otro lado, siempre al otro lado, hay mucho que decir y escuchar. Dispongamos con precisión y pausadamente. La sensatez y el sentido común han de mostrarnos las actitudes con las que movernos cada día, y cada día seremos más personas.

La Universidad de Murcia acogerá un encuentro europeo que abordará la financiación de las universidades

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La Universidad de Murcia será la sede del 6 al 8 de septiembre de unas jornadas de la Comisión Europea que se ocuparán de los nuevos modelos de financiación de las instituciones superiores de enseñanza, según anunció hoy en la Convalecencia Luis Delgado, subdirector general del Ministerio de Educación.

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La Universidad de Murcia asigna 140 plazas para prácticas rurales y sociosanitarias

Comisión Becas Rurales

El Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad de Murcia, a través del Centro de Orientación e Información de Empleo (COIE) adjudicó 140 plazas para este verano del programa de prácticas rurales y sociosanitarias.

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La Universidad de Murcia se incorpora al proyecto para reconocer las certificaciones de competencia en español

rector entre el público

La Universidad de Murcia es una de las 133 instituciones de enseñanza superior de 16 países de habla hispana que, junto al Instituto Cervantes, se han unido al Proyecto SICELE, por el que se comprometen a apoyar y reconocer las certificaciones de la competencia lingüística en español que lleven el sello SICELE.

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