Hay una serie de ciclos, de tiempos, de eras comunicativas de las que hemos de extraer consecuencias y experiencias constructivas. La vida está llena de etapas que hemos de ir llenando en la medida de nuestras posibilidades. Nos hemos de comentar las experiencias y expresiones que nos congratulan para seguir adelante con todas las promesas en marcha y con las posibilidades intactas en la medida que sea posible. Nos hemos de poner en acción para que nada nos distraiga y, sobre todo, para que se cumplan los aspectos más importantes. Debemos disponernos con criterios divinos y coherentes. Nos hemos de encontrar con palabras de ánimo. Las voces finas nos han de venir de perlas para serenar los deseos y para moderar las peticiones variopintas que nos puedan plantear. Miremos, y veamos. El esfuerzo hay que demostrarlo.

La realidad nos infunde todo tipo de respetos, y seguimos con esas calmas que luego, o antes, o siempre, nos imprimen tanto carácter como ansias de una libertad que llega a cuentagotas. La existencia misma es así. No podemos ganar en todo momento, ni es bueno que ocurra. Las faltas, las caídas, los errores también, nos hacen reflexionar sobre lo que somos, acerca de lo que tenemos; y, con todo ese bagaje, caemos en la cuenta de que lo importante es intentarlo, y no exactamente el conseguirlo, aunque los éxitos den tantas y tantas satisfacciones. Desgranemos los mensajes en sus inmensas partes, y seguro que coincidiremos en lo que decimos.
Conduzcamos nuestras propias vidas con ese entusiasmo que nos ha de permitir equilibrar algunos asomos de auto-alabanza. No pongamos en tela de juicio esos deseos que nos ha de plantear regresos para entender los mismos orígenes de unas vidas que han de salpicarse de los entendimientos más loables. No paremos en los intentos de dar con las soluciones a las dudas, a las vacilaciones, e incluso a los errores que, por desgracia, y por humanos, han de darse.
Comprendamos a quienes vienen con la fórmula nunca mágica de la firmeza para ir emparejando los vaivenes que sufrimos y que debemos soportar constantemente. No nos preocupemos en exceso y seamos sensatos en las gratitudes que queramos combinar. Procuremos atender esos anhelos internos que reclaman unas posturas congruentes ante los fallos que se pueden cometer. No pensemos que con el tiempo todo se cura, porque, aunque es así, debemos adelantarnos lo que podamos en los regresos a las comunicaciones plenas.
Procuremos dar con los resultados apetecidos, con esos que nos ennoblecen y que nos hacen proseguir con la fuerza de antaño. No finalicemos antes de tiempo ni nos agobiemos por no hacer lo que queremos. Hemos de entender lo que nos sucede con el fin determinante de mejorar las coyunturas en las que nos trasladamos los unos y los otros. Las vertientes de las pasadas décadas nos deben invitar a continuar la labor en la que todos somos buenas partes, estupendas piezas para no detener las manillas del reloj. Éste debe ser, en todo momento, un aliado, que ha de jugar necesariamente a favor. Intentemos que sea así.

La revista de los toros del Colegio Oficial de Periodistas de la Región de Murcia es una cita obligada en todas las Ferias de Septiembre de la capital de la Comunidad Autónoma. El festejo taurino dedicado a la Prensa tiene más de un siglo de existencia, y a esa tradición está muy apegada una publicación que, pese a su carácter anual, goza de un inmenso favor del público, que la ansia cada temporada con la misma pasión de hace años. Ésta que ofrecemos a continuación es la presentación del año 2010:

Ya estamos un año más con todos ustedes. ¡Cómo pasa el tiempo! ¡Y cómo transcurre cuando estamos en grandes e interesantes proyectos! La revista taurina del Colegio Oficial de Periodistas y de la Asociación de la Prensa de Murcia se complace en darles nuestra visión de la feria de la capital, de los toreros que por ella pasan, de los artistas que, en definitiva, hacen posible que este espectáculo siga adelante. La figura del empresario, y así nos lo deben permitir, es, este año, un personaje señero en nuestras páginas. Durante décadas ha estado ahí, en silencio, dando un apoyo muy importante a nuestro colectivo y a la Feria misma, y hoy toca reconocerlo, como hacemos.

Por esta publicación que tienen en sus manos los amigos lectores, y las amigas lectoras, aparecen algunas de las mejores firmas mediáticas en lo que concierne al mundo taurino. En el plano regional, y también en el nacional, su liderazgo es incuestionable. Además,  las reflexiones y los acercamientos a personalidades y a este arte son tan extraordinarios que toca agradecer a todos cuantos han colaborado por su contribución al engrandecimiento de esta revista en particular y del universo de los toros en general. En 1909 se realizó la primera Corrida de la Prensa. Hemos superado el siglo. Es éste, el 2010, el primer año de otra peculiar centuria, ésa que ahora comenzamos de nuevo y que vamos a escalar poco a poco, sin prisa, pero sin pausa. Dentro de otro siglo seguro que vendrán nuestros herederos del Colegio y de la Asociación y verán que en esta ocasión, en esta feria, en este nuevo siglo de festejos que iniciamos, con el elenco de toreros que tenemos, nos hallamos con la misma ilusión que hace unas décadas. Somos, en este sentido, unos flamantes y refrescados pioneros, y con esa mirada y con esa vocación nos movemos y nos presentamos ante la sociedad murciana, que sabe de nuestros esfuerzos y espera esta celebración, todas las celebraciones taurinas, como un agua excepcional con la que poder reanudar sus ánimos. Permitidme que cite también la magnífica portada de esta revista, llena de vitalidad, de riqueza cromática, de movimiento, de interés, de anonimato en la imagen taurina, una portada que nos ha brindado un artista más que consolidado, José Antonio Aguado, a quien agradecemos su obra y su entrega a nuestro colectivo. Por todo lo expuesto, y por muchos motivos que quedan en el tintero (no hay espacio para tantos y tantos agradecimientos como deberíamos dar), estamos contentos, muy alegres de poder comparecer un año más. Anunciantes, patrocinadores y público en general han hecho posible que ganemos una nueva batalla frente a la precariedad y la falta de medios. La una y la otra son suplidas con mucha jovialidad y más entusiasmo. Es momento también para recordar a quienes se han ido, de mostrar nuestro apoyo a instituciones como el Club Taurino de Murcia, o el de Cartagena, y de afrontar el reto de presente y de futuro que no es otro que mejorar ese estadio de bajos salarios, de intrusismo y de merma profesional que padece el sector. No olvidemos que, pese a los problemas, juntos podremos superarlo todo. De momento, quede nuestro mejor deseo de paz, de concordia y de que saboreen la fiesta. Pasen y vean. Esta publicación, su revista, va por ustedes. Ya saben que nos tienen a su servicio.