Sanchez Bautista campus

Murió el poeta de la palabra y el terruño

“Cuando se cree en ella, la poesía es casi una religión”, aseguraba a la revista Sánchez Bautista hace 14 años

Murió el poeta Francisco Sánchez Bautista, el poeta de la tierra, el de la naturaleza, el poeta enamorado de la palabra que se dedicó durante más de 60 años, casi en cuerpo y alma, a escribir de su entorno más cercano y de sus sentimientos más íntimos.

La revista Campus quiere dedicarle un homenaje rescatando algunas de las reflexiones que expuso a la publicación hace una década y media a este escritor que ya se ha hecho universal a fuerza de exponer con hondura y una plasticidad tan cercana, sus pensamientos.Fue en 1957 cuando el joven cartero del municipio murciano de Fortuna abría, entre ilusionado y expectante, un paquete llegado de la barcelonesa editorial Rumbo. No era para menos, el paquete contenía los primeros ejemplares de su obra ‘Tierras de sol y de angustia’, su primer poemario, el primer libro publicado en su fértil carrera literaria. Una trayectoria en la que su amor a la tierra, el cariño a las personas y una profunda devoción por la palabra ha presidido todas sus obras.

Más de 60 años, toda una vida dedicada a la literatura y al deseo por dejar memoria escrita de sus sentimientos, que Francisco Sánchez Bautista ha expuesto en innumerables poemas que poseen la naturalidad, la verdad y la fuerza de lo auténtico, de lo que sale directamente de las entrañas, sin más aditamento que la palabra clara, contundente, precisa, sin florituras, pero con esa altura lírica que sólo los verdaderos poetas saben imprimir a sus escritos.

“En el poeta tiene que haber, desde su mismo nacimiento, un deseo de hacer cosas, de escribir. Lo que ocurre es que si no tiene preparación, conocimiento de preceptiva, de los grandes movimientos y de los grandes escritores, se puede quedar en un trovero. Yo poseo una buena biblioteca sobre los clásicos españoles, los latinos, los franceses, nuestras grandes generaciones”…

Unos clásicos que ya salieron al encuentro de Sánchez Bautista en sus tiempos más infantiles, allá por los comienzos de la II República, en los que comenzó a ir la escuela y se puso en contacto con las letras. Fueron los fabulistas quienes primero le introdujeron a la literatura: primero Iriarte y Samaniego, más tarde Esopo, Fedro, La Fontaine…: ‘Más tarde vinieron los auténticos clásicos, precedidos por ‘El Lazarrillo de Tormes’, una de sus primeras lecturas, que pondría ya a Sánchez Bautista en el disparadero de la literatura más clásica y enjundiosa que sería la que conformaría sus gustos literarios y, en definitiva, la que ayudaría a componer su estilo, lenguaje y temática. Al lazarillo le seguirían Homero, Ovidio y otros grandes clásicos grecorromano; y San Juan de la Cruz y otros autores del Siglo de Oro, y la generación del 27… Toda una pléyade de escritores y obras en las que Sánchez Bautista ha bebido y ha conformado su mentalidad de poeta.

-P¿Se canta con el mismo ardor, con la misma profundidad lírica, a los treinta que a los ochenta?

-R: Sí. Es como si se llevara un resorte secreto, que, cuando se toca, salta. Esa tendencia a la emoción, a la verdad, no desaparece con la edad. Escribo con la misma fuerza, con el mismo tono lírico que al principio.

-P: Una nube polvorienta/ se levanta. He penetrado/ en la tierra cienicienta/ del campo seco y quebrado./ Se trata de un pasaje de ‘Tierras de sol y de angustia’. La tierra que canta es a menudo la tierra pobre, la tierra de secano. ¿Qué tiene esa tierra resquebrajada y sedienta a la que usted ha cantado tantas veces?

-R: Yo he hablado mucho de las tierras de Fortuna. Ese es un paisaje impresionante. Quien lo ve no lo olvida. En Murcia no había pintores que pintaran esos paisajes de las tierras áridas de Murcia cuando yo comencé a cantarlas. Eso lo han hecho después, sobre todo Avellaneda. Pero entonces los pintores no salían de la puerta de Orihuela en su intención de retratar el paisaje murciano.

Ahora nos quejamos de falta de agua, pero antes había menos. En las tierras de Fortuna o de Yéchar, o de Campos del Río o de Albudeite… No había nada, solo gredas. Y ahora sin embargo se ven cultivos. Hay más agua, incluso piscinas… Recuerdo que cuando yo era joven, sólo existía la huerta, pero nada más, y todo se sostenía a base de tandas de riego, que había que esperar para intentar sacarlas adelante.

-P: La huerta de Murcia ha sido también un tema privilegiado en su obra.

-R: Sí, también hay una tierra rica en mi poesía, la tierra de la huerta de Murcia, el paisaje con su frondosidad, con sus pájaros, con sus árboles…

-P: ¿Es la poesía la mejor arma para narrarnos desde nuestros adentros, para irrumpir en la esencia, en lo más profundo del ser humano?

-R: Pienso que sí. Un poema es una pieza muy cerrada, terminada, que tiene sentido por sí misma. Cuando se cree en ella, la poesía es casi una religión.

Francisco Sánchez Bautista no fue nunca a la universidad. Sus únicos estudios los hizo gracias a un profesor de la República, el maestro Lucas, que iba de casa en casa dando lecciones. Todavía le recuerda tocando una caracola para anunciar que era la hora de clase –como se hacía en las riadas para alertar a las gentes-. El pequeño Paco acudía a casa del maestro de la mano de su hermano mayor. Una vieja casa con una hermosa palmera en el patio, en cuyo entorno un pequeño Sánchez Bautista disfrutaba comiendo sus ricos frutos.

Esa fue su escuela. Corría el año 32.. Sesenta años después, curiosamente, el poeta entraba en la Universidad de Murcia por la puerta grande.

 -P: Probablemente, usted ha sido el primer escritor vivo sobre el que se han presentado dos tesis doctorales el mismo día en una universidad.

-R: Una la hizo Ana Cárceles y otra María Luisa Díaz Martínez. Son sobre el mismo tema: mi obra, pero curiosamente la interpretan de una manera muy distinta. Eso es un claro caso de lo que representa la poesía: el mismo texto puede dar lugar a interpretaciones muy diferentes.Aquello me gustó mucho. Fue como el reconocimiento a muchos años de trabajo. Me sentí muy emocionado.

-P: ¿Se reconoció en esos trabajos?

-R: Perfectamente. Pero a veces los demás nos descubren de un modo diferente a lo que imaginamos. Es como si fuésemos con una máscara: uno se mira al espejo y comprueba que enfrente está otra persona, pero también está él mismo.

Sánchez Bautista ha sido testigo de una huerta irrepetible, de un paisaje poblado por hilos de agua cantarina que landrones y escorredores dirigían a los terrenos de riego. Fue testigo de cañares, de peces, de ranas y libélulas, y de una vegetación exuberante difícilmente imaginable hoy: olmos, plataneros, chopos, fresnos poblaban nuestra huerta conformando un paisaje que sólo permanece ya en el recuerdo de unos pocos…

-P: ‘Una arcadia perdida’ ¿de veras que hemos perdido nuestra arcadia? ¿Hemos ido a peor?

-R: Yo creo que sí. En esa obra hablo de ecología, de supersticiones, de fiestas, del paisaje, del costumbrismo, de las coplas, de los cauces de agua en la huerta, de lo que hubo y ya no está…

-P: Usted publicó ‘Cancionero erótico burlesco': ¿somos los murcianos más eróticos o más burlescos?

-R: Las dos cosas, la gente de la huerta es muy atrevida y muy divertida. Los huertanos saben divertirse. Yo recopilé casi 500 coplas. En las canciones de las peñas hay muchas coplas de tipo picante.

-P: Díganos alguna de esas coplillas picantes ahora que no nos oye nadie.

-R: Voy a decir una muy sencilla, con una pizca de malicia: ‘Tu madre tuvo la culpa/ por dejar la puerta abierta/ y yo por meterme dentro/ y tú por estarte quieta’.

-P: La poesía debe ser sutil.

-R: Desde luego. Debe dar a entender muchas cosas. La poesía es también un arte adivinatorio. Se dice que el poeta es un vate, alguien que vaticina, que da a conocer cosas que se desconocen. El que lee poesía debe contribuir a esto intentando conocer al poeta y el lenguaje.

Y es que, la palabra lo es todo, si no hay palabra no hay nada. Epicuro decía: en el principio fue el caos, pero llegó la palabra y estableció el orden.

Ante frases así, ni mil palabras más, maestro, guárdanos un roalico en esa Arcadia que tan bien cantaste.