Hoy martes se presenta la recopilación de M.M., publicada por Editum

Juan Álvarez, posa junto a su nueva publicación.

MM, el loco del claustro, vuelve a la Universidad

Juan Álvarez: “MM es mi alter ego. Me siento muy próximo a él”.

 Hoy martes, día 1 de junio, a las 19 horas, se presenta en las instalaciones del FNAC en Nueva Condomina, la nueva publicación.

En aquel tiempo no existían los móviles, el correo se arrojaba a buzones metálicos y las redes sociales eran asunto exclusivo de Pescanova. Era un mundo en blanco y negro y de papel. Pero en él se desenvolvía como nadie M. M., un loco que deambulaba por el claustro de la Universidad de Murcia sin mucho apego a los estudios, pero que degustaba con fruición todo tipo de fiestas y movidas.
Corría el año 1985. En la universidad no se hablaba de ranking ni de excelencia, y la cultura aun permanecía agazapada exclusivamente en los libros, en lugar de en ese éter inaprehensible llamado Internet.

Compartió hábitat, a pie de página, con artistas y conspiradores, con premios nobeles y diletantes, con escritores y timadores. Y también con nuestro Paco Rabal. Y con Kant. Y con Alban Berg. Y con Carmen Conde. Y con Modigliani, García Lorca, Juan Rulfo, Valle Inclán, Liszt, Unamuno, Miguel Hernández, Kafka… La revista Campus los unió en una fórmula inédita. Pero él salió ileso de todos estos encuentros, y tan virgen mentalmente como su primer día en una universidad en la que entró con todas las desconfianzas.

Como comenta Juan Álvarez, creador del personaje, “M.M., el loco del claustro”, nació en un contexto muy estimulante, donde la sociedad murciana empezaba a despertar de su letargo cultural. Todos teníamos ganas de hacer cosas, de escribir, de pintar, de reflexionar, de crear… La Universidad de Murcia acogió todas las voces materializándolas en la revista “Campus”, que se convirtió en un órgano muy libre de expresión”.

 

Juan Alvarez posa con su nueva publicación.Fue en dicha revista donde este personaje nació a la vida pública –“Fue mi primer hijo”, comenta Álvarez-. Un hijo que comenzó su singladura en una serie de aventuras que se desarrollaban en la Universidad de Murcia, pero que acabó dando el salto a todo el país –incluso a Italia, donde también fue publicado- a través de las páginas de la revista “El jueves”, ya con el nombre de “Los Mendrugos”. Fueron 18 años, traducidos en numerosas tiras, 630 páginas, cinco álbumes…, un período enorme para un personaje de cómic.

Juan Alvarez hojea un ejemplar del número 0 de Campus, con la primera tira de MM, el loco del claustroEl MM fue “un punto de partida como profesional” para Juan Álvarez que, no obstante, ya había ganado algún concurso e incluso trabajado para televisión en alguna serie animada, pero que con este personaje consiguió un estilo propio e identificativos, y una forma de narrar en revistas de cómic que apostaban por nuevas fórmulas narrativas.

 “Un estudiante gamberro, divertido, provocador, irreverente, eso fue lo primero que me pasó por la cabeza cuando me pidieron hacer una tira mensual para la revista Campus”.

Para documentarse, Juan Álvarez se travistió de universitario en aquellos años 80: “pertrechado con un bocadillo de tortilla me colaba en las clases de profesores de Derecho –y da nombres incluso de algunos de los personajes que le inspiraron-.  “Es mi personaje preferido, porque es el que ha conseguido ayudarme a traspasar las fronteras más cotidianas, más familiares. Me siento muy cercano a MM, es mi verdadero alter ego”.
Ahora se publica, en edición de Editum, un libro que recopila aquella primera época del ya popular personaje, una publicación con la que nace –junto a “Historia gráfica del arte escénico”, del profesor César Oliva- la colección “Viñetas” del Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia.

Juan Álvarez en un momento de la entrevista.“Estoy muy contento –asegura Álvarez-, porque mi intención no era únicamente recopilar las tiras de MM, sino explicar el contexto en el que nació y se desarrolló”. Con esa finalidad acompañan a las tiras textos de 38 personas que vivieron aquellos años, muchas de ellas directamente implicadas en la publicación Campus, como Fernando Muñoz, Manuel Muñoz Zielinski, Ana Mª Martín Luque, Diego Vera, Paco Salinas o quien esto suscribe. “Pero no he querido hacer un ejercicio de nostalgia, sino de catarsis, para explicarme a mí mismo”

Tenía aversión a los tunos y sentía pánico de esos profesores de lección magistral perpetua, pero adoraba las cantinas y los conciertos –siempre que no tocaran Clavelitos-, era reivindicativo a su manera y le llevaban a maltraer unas compañeras que siempre tuvieron –gentileza de la casa: Juan Álvarez, of course- unas curvas de infarto.

MM no fue un vencedor en casi nada, pero sí un buen fajador que sabía resignarse ante una adversidad que siempre le perseguía, y levantarse de nuevo para hacer frente a una vida universitaria llena de obstáculos insospechados que le situaban a medio camino entre Harrison Ford y Torrente.

No era el más honesto, ni el más piadoso, que diría aquel, pero con él aprendimos desternillantes técnicas de supervivencia, y a distinguir que las historias apasionadas pueden acechar en cualquier rincón del Campus. Y que todos –incluida la universidad-, somos poliédricos y con más de una cara oculta, que suelen ser, también, las divertidas.
Ahora vuelve, en una cuidada edición de Editum.