Libro Entre luces y sombras

Matilde Campos publica el poemario “Entre luces y sombras”, cuyos beneficios irán a parar a una ONG

“Entre luces y sombras” es el título del nuevo libro de poemas de Matilde Campos Aranda. Profesora de Bioestadística en la Universidad de Murcia y colaboradora en distintos másteres de dicho centro, ha publicado diversos libros de su especialidad “Más de 777 preguntas de Bioestadística y sus respuestas”, o “Bioestadística aplicada a casos clínicos simulados”.

Desde hace años es una asidua cultivadora del género poético en unos poemarios que llegan puntualmente año tras año y en los que desnuda sus sentimientos más íntimos, sus pensamientos más profundos y sus emociones más recónditas, y cuyos beneficios van a parar a la ONG “Casa Misionera del Cuzco”.

Pertenece sin duda Matilde Campos a esa clase de escritores que necesitan la poesía para explicarse a sí mismos y, por extensión, al mundo que le rodea.     Al tiempo que la mejor manera de comprenderse y explicarse, de ofrecerse al exterior, Matilde Campos utiliza la poesía como un arma de defensa tras la que parapetarse y resistir los embates de la vida, los procelosos envites con que cada existencia debe enfrentarse en su particular devenir.

“Entre luces y sombras”, su último poemario, vuelve a desnudar sus sentimientos más íntimos, sus pensamientos más profundos y sus emociones más recónditas.

El universo de la autora apenas ha cambiado con respecto al resto de su obra, ya que su nuevo libro vuelve a destilar un panorama anhelante y pleno de recuerdos, poblado por objetos llenos de antiguos significados, guardados con la intención de ser una ayuda para transitar por esos caminos de la vida que se antojan hoy ya recorridos. Viejos recuerdos que hablan de otros tiempos, imágenes olvidadas, lágrimas mudas que se lamentan sin palabras… Unos objetos para los que nuestra autora ha construido un particular trastero, oscuro para esconder los recuerdos que hieren, iluminado para guardar, como si de un tesoro se tratase, “los recuerdos felices”.

Es esta una obra de ausencias. Le duelen a Matilde Campos las desapariciones, las de los que se fueron –el libro está dedicado a su padre-, pero mucho más las de quienes se ausentaron sin irse del todo. Un vacío que se antoja irremplazable, por más que siempre quede un atisbo de esperanza por volver a ser aquella que consiguió enamorar a su amado, por volver a tener esas caricias capaces de llevarse la oscuridad “cuando en las entrañas/ se me engancha la noche”. Por eso pide que nadie despierte el dolor dormido que la mantuvo en los abismos –“no dejes que muera la ilusión”-, “mira que la luz de ahora/ puede convertirse en tinieblas” y, sobre todo ello, un ruego: “No te alejes,/ no sabré vivir sin ti”.