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Manuel Díaz Cano, una vida dedicada a la música (publicado en el nº18 octubre de 1987)

Manuel Díaz Cano, concertista, compositor y profesor de guitarra, tiene una dilatada carrera que le señala como uno de los más firmes maestros en este campo cada día más extendido de la guitarra clásica. A sus espaldas quedan numerosas tournées  por Europa, África y América. Los 500 conciertos dados en Nueva York en tan sólo un año (1964) son un dato significativo acerca de su fecundidad como concertista.

Ha desarrollado tareas docentes como profesor de los conservatorios de Tánger, Rabat, Casablanca y de la Casa Real Marroquí. Tiene en la actualidad unas 40 composiciones editadas en al Unión Musical Española. En los trece últimos años ha ocupado el puesto de profesor especial de guitarra del Real Conservatorio de Música de Murcia.

Recientemente ha sido distinguido por el Presidente de los Estados Unidos de México con motivo de las obras donadas al pueblo y gobierno mexicanos tras el seísmo acaecido en el año 1983, con la Placa de Reconocimiento a la Solidaridad Nacional 19 de septiembre, acerca de lo cual charlamos con él.

– Pregunta: En su dilatada carrera profesional como concertista y compositor, muchos han sido los galardones con que se ha reconocido su labor tanto a nivel nacional, como internacional. ¿Cómo ha recibido esta nueva distinción que le otorgan el Presidente y el pueblo de México, y qué ha significado para usted?

– Respuesta: Conociendo la sensibilidad del pueblo mexicano, creo que se ha querido recompensar un gesto de cariño y solidaridad hacia un país hermano. Para mí esta distinción tiene el significado más grande de cuantas recompensas o distinciones se me han concedido a lo largo de mi carrera artística, precisamente por ser de orden moral, porque se ha premiado un gesto por encima de un mérito puramente técnico o artístico, un corazón desinteresado, que ha pasado largas horas de insomnio pensando en darle vida a unas composiciones y que fueran dignas del fin al que quería destinarlas.

P: ¿Podría explicar brevemente el proceso que ha desembocado en la concesión de la placa?

– R: La Embajada de México me comunicó telefónicamente que el Presidente y el pueblo de México me habían concedido la placa al Reconocimiento a la Solidaridad Nacional 1º de septiembre, cosa que por otro lado yo no esperaba, ya que anteriormente había recibido una carta del Presidente agradeciéndome la donación de las obras y los derechos que sobre las mismas tenía como compositor. Días después me llamó el Ministro encargado de Negocios de la Embajada para preguntarme si iba yo a asistir a la recepción que se celebraría en Madrid con motivo de la Fiesta Nacional de México para entregarme en dicha fiesta la placa. Sin embargo, el Ministro se ofreció para que el acto se celebrara en Murcia, lo que yo preferí, ya que a fin de cuentas me siento murciano, y me hace más ilusión compartir la celebración con mis amigos y que el acto se celebrara en la que por muchas razones considero mi tierra.

– P: Una pregunta siempre tópica, pero necesaria. ¿Podría referirnos qué ha intentado plasmar en sus dos obras <<Amanecer en México>> y << Canto a México>>?

– R: En <<Amanecer en México>> he querido plasmar desde el preámbulo de la obra, que es un breve poema sinfónico, el dolor por la catástrofe, pero también la esperanza y el renacer que siguen a aquélla. Le he dado a la melodía cierto sabor mexicano, pero claro, dentro de unos cánones clásicos, con sus contrapuntos, sus modulaciones, sus progresiones, en fin, combinando reminiscencias folklóricas con elementos clásicos.

El canto tiene un nacimiento distinto, y responde más a una visión muy subjetiva del país, de mis recuerdos sobre él, de la vida que allí llevé durante una serie de conciertos que pude ofrecer por varias ciudades… De ahí que la pieza sea cantada, o sea, que además de la música, escribiera una letra.

– P: Su obra como compositor se ha visto dedicada casi exclusivamente al mundo de la guitarra. ¿Por qué ahora ese salto a un terreno tan dispar como puede ser el de la música coral y para banda?

– R: Debo decir que llevo ya tiempo interesado en los arreglos para banda, puesto que en esta región y en toda la costa mediterránea tienen una gran repercusión dichas formaciones. Pero aparte esta el problema de que aquí no hay buenas orquestas, y si el compositor quiere oír sus obras, se ve obligado a trabajar con los medios que tiene a su alcance. En mi caso opté por formaciones como una banda y una masa coral.

-P: Pero las obras pueden ser orquestadas…

-R: por supuesto, además, yo no descaro la idea de que esto se esté haciendo en México ya.

-P: ¿Sabe de alguien más a quien se le haya concedido la mencionada placa a la Solidaridad?

– R: Ha llegado a mis oídos que le ha sido concedida a Plácido Domingo, que además estuvo por lo visto contribuyendo a las tareas de salvamento en las fechas del desastre, según me han contado.

– P: Finalmente, cuando termine el ajetreo que supone todo este tipo de acontecimientos, ¿cómo tiene pensado proseguir su carrera?

– R: Es ésta una cuestión difícil y que llevo planteándome desde hace algún tiempo. Próxima ya mi jubilación (aunque faltan años, no son tantos, y se pueden contar con los dedos de una mano), estoy en un mar de confusiones. Por un lado amo profundamente la tarea docente, y quizá seguiría dando clases sólo que a nivel particular. Por otro, me estoy replanteando el volver a dar conciertos, aspecto que he tenido un tanto abandonado en los últimos años. Finalmente está la composición, que es, creo, la parte que más me llena de la música. Es lo que más me apasiona, siempre me ha apasionado, lo que ocurre es que no he tenido todo el tiempo que hubiera querido para dedicarme a ella, a causa, primero de los conciertos y los viajes, tan absorbente, y después de mi labor como profesor.

Adenda (19 de abril de 2007)

Manuel Díaz Cano había nacido en Agramón (Hellín, Albacete), el 17 de junio de 1926, y murió el día 19 de abril de 2007.

Tras estudiar solfeo en Murcia y Madrid, realizó en los años 40 –con tan solo 18 años- una serie de conciertos en diversas ciudades del norte de África.

Fue el comienzo de una serie de actuaciones por todo el mundo. En 1951 viaja a Italia y más tarde regresa de nuevo a Marruecos, donde interpreta por primera vez el ‘Concierto de Aranjuez’, la composición de Joaquín Rodrigo que le dio fama, y que Díaz Cano interpretó en diversas ciudades marroquíes, italianas, españolas y hasta turcas.

Sus actuaciones en numerosos países, su labor docente en conservatorios norteafricanos y españoles, y las numerosas distinciones recibidas por gobiernos e instituciones, son la prueba fehaciente de su genio musical. Sus hermosas composiciones conforman un valioso patrimonio, un excepcional legado que permanecerá entre los aficionados a la música para siempre.