LOS OLIVOS CENTENARIOS, ARBOLES SAGRADOS DE LA CULTURA MEDITERRÁNEA Y ARCHIVO AMBIETAL E HISTÓRICO A VALORAR Y PROTEGER

oliveras

Por Francisco López Bermúdez (Catedrático de Geografía Física de la Universidad de Murcia)

El olivo es un árbol de gran simbología en el ámbito mediterráneo que forma parte de la identidad cultural común de sus pueblos. En la Grecia Antigua, era un árbol mítico, totémico, respetado y venerado que simbolizaba la paz y la prosperidad, así como la resurrección y la esperanza,  como lo demuestran los hechos acaecidos tras el incendio de la Acrópolis de la ciudad por el ejército de Jerjes, dentro de la cual se hallaba el olivo centenario de Atenea que quedó calcinado. Sin embargo, cuando los atenienses entraron en la ciudad arrasada, encontraron el olivo sagrado de la Acrópolis que  había retoñado y crecido, simbolizando la rápida recuperación y renovación de los atenienses ante la adversidad. A lo largo de los siglos pueblos muy diversos han utilizado sus verdes ramas para honrar a sus héroes, exaltar las virtudes de sus grandes hombres, para premiar el cultivo de las bellas artes y erigirlo como símbolo de paz.

El fruto del olivo ha sido y sigue siendo, alimento tradicional y habitual de los pueblos mediterráneos y también alimento de los dioses según narra  Ovidio en la Metamorfosis. El desayuno romano, ientaculum consistía en pan con aceite y ajo, rito ancestral que todavía se repite hoy día, en muchas regiones del Mediterráneo. El Antiguo Testamento recoje las propiedades curativas del aceite de oliva cuando alude a la purificación de los leprosos. Lo recomendaba Hipócrtes para curar la úlcera y, también, Plinio que narra como un anciano llegó a los cien años gracias al consumo del aceite de oliva. Existe un pasaje en el  Libro  de los Jueces donde se alude a que el olivo no quiso ser rey de los árboles para así poder ofrecerse a los humanos en su fruto, la oliva o aceituna: “Pusiéronse en camino los árboles para ungir un rey que reinase sobre ellos y dijeron al olivo: reina sobre nosotros. Contestóles el olivo: ¿voy yo a renunciar a mi aceite que es mi gloria ante Dios y ante los hombres para ir a mecerme sobre los árboles?”

El olivo es un árbol de la familia de las oleáceas Olea europea, cuyo  cultivo se inició, hace unos seis mil años,  en el Oriente Medio, por los territorios que hoy son Turquia, Siria, Israel, Palestina y Grecia. Si bien la especie genérica es el Olea europea, este majestuoso árbol tiene seis  subespecies, donde se agrupan los ejemplares de caracteres morfológicos semejantes. Las flores del olivo aparecen agrupadas en racimos de hasta unas cuarenta, son bisexuales o polígamas con cuatro pétalos blancos y dos anteras en inflorescencias. El fruto, o Drupa es muy oleoso, de color verde que con el tiempo se vuelve negro vinoso. La aceituna u oliva es una fuente de nutrientes y otras sustancias:

Agua, 50-60 %      Aceite, 22 %  Azúcares, 19,1 %  Celulosa, 5,8 %  Proteínas 1,6 %

Cenizas, 1,5 %.

Su principal aprovechamiento es el aceite que se extrae de sus frutos, notoriamente el extraído de la variedad royal, considerado como la mejor grasa para la dieta humana debido a su composición de ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico) y contenido en  vitamina E.

Los árboles en general y las oliveras centenarias, en particular, son fundamentales para la vida ya que nos aportan oxígeno, son sumideros de CO2 y por ello, eficaces  elementos en la lucha contra el calentamiento global y el cambio climático. Forman parte de ese extraordinario sistema ecológico de interconexión  clima-suelo-árbol  por el que sus raices ancladas en el suelo aporta nutrientes e incrementa la fertilidad. Además, de entre todos los árboles, las oliveras centenarias tienen un valor todavía más especial, por su longevidad, por ser testigos de cambios ambientales, por la arquitectura de sus originalesy retorcidos tronco y ramajes. En sus troncos se halla una valiosísima información ecológica y genética así como sobre la evolución del clima y otros acotencimientos relacionados con los procesos de la naturaleza. Las oliveras centenarias son verdaderos archivos ambientales objeto de admirción y estudio para la dendrocronología. Los viejos olivos,son árboles singulares, monumentales, piezas artíticas del gran museo de la naturaleza que albergan una componente emocional muy grande en la historia del mundo rural y de  muchas personas. La contemplación de estos gigantes de la naturaleza, el caminar entre ellos, el cobijarse bajo su dosel aéreo, produce emociones, sentimientos y paz. Sentados a su sombra podremos escuchar su susurro, su lenguaje y sus historias, la de las personas que los plantaron y los que los cuidaron. Estas centenarias oliveras nos hablan.Son auténticos supervivientes de un pasado a veces turbulento, a veces gratificante.  La contemplación de estas oliveras nos lleva a otra dimensión de los  singulares ecosistemas terrestre de la España y Murcia mediterráneas. Que delicia es contemplar estas centenarias y a veces milenarias oliveras y sentir sus longevas historias.

Por tanto, es clave su valoración, su protección y que la sociedad y administraciones públicas colaboren en esta misión. Las oliveras centenarias no pueden ser tratadas como una mercancia más, como de hecho está ocurriendo en muchos lugares. Debería haber una legislación específica con medidas legales para su  protección como existe, para los árboles monumentales en algunas Comuniddes Autónomas. Sobre todo  medidas en perseguir la tala y arranque, asi como  el escandaloso mercado creado entorno a la venta y exportación de estas joyas botánicas.Con este post, queremos mostrar nuestra demanda de protección para  estos árboles singulares, joyas de la biodiversidad que, en nuestra Región muchos de ellos han sido expoliados y el resto amenazado. La protección jurídica del Patrimonio Natural, Histórico, Cultural y Social  que son las oliveras centenarias, debe ser no de los pilares fundamentales para garantizar su continuidad.