Irene Vallejo (foto Santiago  Basallo) 1 (1)

‘Los mitos son las historias que mejor han funcionado a lo largo del tiempo’ (Irene Vallejo)

‘Las Humanidades son ahora más necesarias que nunca’

 Pascual Vera

Fotografías por Santiago Basallo

Es una enamorada de la cultura clásica, donde cree que radican muchas de las claves para entender el mundo actual. Defiende sin dudar las Humanidades, que considera en estos momentos más necesarias que nunca. La  literatura de Irene Vallejo está impregnada del mundo clásico, porque está convencida de que la mejor manera de plasmar la realidad que nos rodea es dar un rodeo por el pasado.Su último libro, “El infinito en un junco”, un ensayo atípico que constituye una toma de posición en favor de uno de los inventos más revolucionarios de la Humanidad:  el libro. Su obra constituye un canto de amor a las librerías, a las bibliotecas y a las escuelas, y un recorrido absolutamente sugerente por 30 siglos de historia libraria recogidos con un esquema que pretende recordar al de las 1001 noches, en las que las historias librescas se entrecruzan entre sí y van dando lugar a otras diferentes.

Irene Vallejo estará en la Universidad de Murcia el próximo día 6 de marzo, en la sala Mariano Baquero de la Facultad de Letras, donde, a las 11 de la mañana ofrecerá una conferencia en el Máster de Literatura Comparada. Por la tarde, presentará su último libro en la librería Diego Marín.

 -P:¿Qué nos puede aportar el mundo clásico en una sociedad como la actual, hecha de prisas y redes sociales donde la instantaneidad, y no lo importante, es lo que prima?

-R: Creo que, precisamente, el contrapunto a la fugacidad con la que todo pasa y nada dura, y solo vivimos rodeados y sumergidos en modas, en tendencias. Los clásicos nos anclan a las cosas esenciales. La mitología antigua tiene el don de expresar y contener todo lo que nos afecta, nuestros miedos, nuestras pasiones, nuestros duelos…  los descubrimientos de griegos y romanos nos interpelan desde el pasado. Yo creo que conocer lo que nos ha precedido, con sus errores y sus logros, es la única forma que tenemos de modelar el futuro, aprendiendo de lo que ha acontecido.

-P: De modelar el futuro y entender mejor el presente, me imagino.

-R: Ambas cosas van unidas. Hay que entender dónde estamos, quiénes somos y eso nos obliga a saber de dónde venimos porque somos criaturas en constante progresión y tenemos un bagaje a las espaldas que explica cómo hemos llegado hasta aquí y cómo nos definimos hoy. Pero la única posibilidad de anticipar el futuro y de intentar parecernos más a lo que queremos ser es tener esa visión de perspectiva del pasado y saber cuáles son los caminos que nos han traído hasta aquí.

Saber cuáles son los errores para intentar evitarlos a tiempo es nuestra única oportunidad, y ver qué ha sido lo realmente duradero e importante para las sociedades humanas, y no esta precipitación, esta agitación constante que promueven las redes sociales, con estas discusiones siempre candentes pero que no nos dejan contemplar con un poco de serenidad dónde estamos y a dónde queremos ir.

-P: De alguna manera, ¿todo lo han dicho ya los clásicos?

-R: Yo creo que la humanidad está constantemente buscando formas nuevas de decir lo que ya hemos sentido, lo que ya hemos vivido, lo que ya hemos experimentado. Y es cierto que cada época necesita de sus inflexiones distintas. Aunque estemos cantando la misma canción necesitamos cambiar los estribillos. Pero a mí siempre me ha tranquilizado, la voz de los antiguos, y sentirlos tan próximos en sus angustias y sus miedos, sentir que ha habido personas que se han sentido como nosotros ya hace milenios.

Esa posibilidad de comunicarnos con nuestros antepasados lanza un mensaje muy importante para el mundo contemporáneo.

-P: Que antes que nosotros otros sintieron las mismas cosas.

-R: Estamos en una etapa en la que nos empeñamos en insistir en las diferencias, y esa capacidad de comprendernos, proyectarnos, identificarnos con personas que vivieron hacen miles de años, es un mensaje en sentido contrario: que hay muchas semejanzas, que si somos capaces de sentirnos hermanos de los griegos y de los romanos que vivieron hace miles de años, ¿cómo no vamos a poder sentirnos próximos y compartir experiencias con los que viven al otro lado de una frontera?

Todo está en los mitos

-P: No se agotan los mitos, ¿por qué?

-R: Nunca, nunca se agotan. Los mitos son las historias que mejor han funcionado a lo largo del tiempo. Han ido pasando filtros sucesivos siglo tras siglo, y si no hubieran sido historias que tienen una capacidad universal de emocionar y de explicar, habrían caído en el olvido.

Cada siglo decide sobre todo el bagaje heredado, sobre todo el testamento de historias, cuáles les siguen apeteciendo e inspirando. Los mitos son grandísimos supervivientes, algunos como los homéricos, vienen, incluso, de la época de la oralidad, antes de la escritura. Son historias que han sobrevivido en la memoria y el corazón de la gente, y después, a lo largo de los siglos, se han traducido a lenguas que no existían siquiera cuando esos mitos fueron contados por primera vez.

-P: Y siguen existiendo

-R: Son un prodigio de supervivencia, todos esos mitos a los que seguimos acudiendo, Orfeo, Ulises, el laberinto, … nos están contando algo esencial. Y hace muchos milenios que no queremos vivir sin los mitos, seguimos acudiendo a ellos. Estamos acostumbrados a vivir con historias tan antiguas que hemos perdido el asombro ante el hecho de que las primeras historias del mundo Occidental sigan vivas todavía hoy, con lo frágiles que son las historias.

-P: No sólo siguen vivas, sino que en sus escritos a pesar de que algunos están ambientados hace dos mil años, habla a través de ellos de cosas que ocurren ahora mismo, de corrupción, de especulación …

-P: Yo siento que estoy hablando sobre el mundo contemporáneo. A veces hablar de lo contemporáneo exige o invita a un rodeo por el pasado y al final nos preguntamos, y ¿esto cómo empezó? ¿cuál fue el origen? ¿por qué hemos llegado hasta aquí? Creo que esos viajes son necesarios pero lo que a mí realmente me interesa es el mundo contemporáneo.

-P: Y siguen inspirando las historias que nos llegan ahora.

-R: Cuando voy a los institutos les insisto a los estudiantes que la mayoría de sagas juveniles que ellos ven en el cine o leen en los libros están inspiradas en los mitos, por ejemplo, la saga de Harry Potter está escrita por una filóloga clásica que es J. K.  Rowling, y tiene muchas referencias al mundo antiguo. “El Corredor del laberinto”, lleva ya en su nombre el mito del Laberinto, o ‘Las Crónicas de Narnia’ de C. S. Lewis que también era filólogo. Tolkien estaba totalmente fascinado por los mitos cuando escribió ‘El Señor de los anillos’, de hecho, la historia del anillo se basa en un mito que cuenta Platón en La República, ‘El anillo de Giges’. Todo está lleno de referencias, y los grandes éxitos del cine de aventuras que se convierten en enormes negocios de taquilla se basan en los textos de la mitología comparada de Joseph Campbell, un libro de mitología comparada reelaborada para guionistas, que es la referencia con la que escriben los guiones de la mayoría de los éxitos de taquilla.

En el fondo, hay como un doble discurso, por un lado, estamos diciendo que el mundo antiguo, el latín y el griego, ya no tienen lugar en el mundo contemporáneo, sin embargo, está inspirando a una enorme cantidad de creativos, de escritores, de guionistas, en el mundo contemporáneo. Lo negamos y al mismo tiempo acudimos a ellos sin cesar, constantemente.

Elogio de los viejos libros

-P: Háblenos de su último libro, ‘El infinito en  un junco’.

-R: Empecé a escribirlo hace ya cuatro años, en un momento en el que había muchos mensajes y pronósticos que anunciaban el fin del libro de papel, y decían prácticamente cual era la fecha de defunción del libro tal y como lo habíamos conocido hasta entonces.

Parecía que el libro electrónico iba a arrasar y acabar eclipsando totalmente toda una cultura milenaria de la transmisión en el papel y determinadas formas de lectura. Ante ese panorama tan apocalíptico, yo, que he estudiado la evolución de los formatos de los libros desde la antigüedad hasta aquí, sentía un impulso de rebeldía. Empecé a escribir un libro cargado de esperanza, para decir que las pantallas han llegado para quedarse y tienen ventajas pero que no van a expulsar de nuestras vidas a los viejos libros. Quise contar la aventura de treinta siglos de historia, explicar cómo los libros han sido grandes supervivientes en épocas mucho más difíciles que la nuestra, épocas de pobreza, de carestía, de analfabetismo, de guerras, de saqueos, de desmoronamiento de imperios, etcétera. Gracias a los libros han llegado hasta nosotros las mejores ideas de la humanidad.

-P: Pero ahora existen dos formatos distintos de libros que parecen incompatibles.

-R:  No es la primera vez que han convivido varios formatos de libros. De hecho, en la antigüedad convivieron durante bastantes siglos el libro de página, que llamamos códice, con el antecesor, que era el rollo. Y lo que pasa en esas épocas, cuando conviven varios formatos, es que se especializan cada uno de ellos en aquellos usos para los que son más aptos y para lo que ofrecen más ventajas.

Mi obra es una llamada a no matar a los libros tan rápidamente y ser conscientes de que han sido los protagonistas de una gran aventura épica. Estamos acostumbrados a ver la épica como historias de guerra y de conquista, pero está es otra historia épica: la del conocimiento, la de la transmisión del conocimiento a lo largo de la historia, y el libro ha jugado un papel importantísimo.

Quise contar ese trayecto histórico de los libros y todos sus defensores y salvadores, también la historia de los que los han perseguido y destruido, y contarla como si fuera una aventura narrativa.

-P: Un ensayo apasionante por lo que cuenta, que ha tenido una excelente acogida.

-R: Ha tenido un recibimiento bastante asombroso para mí. Al decidir escribir un ensayo era consciente de que parte del público siente prejuicios ante este género.

-P: Pero es un ensayo un tanto atípico.

-R: Éste es un libro muy narrativo también, que tiene fragmentos poéticos, tiene sentido del humor, ingredientes que no son habituales en el ensayo académico, pero a pesar de eso, yo pensaba que sería un libro minoritario, y aquí estamos, con nueve ediciones ya desde octubre.

-P: Críticos, periodistas y escritores le han dedicado muchos elogios.

-R: Es asombroso la acogida que ha tenido, me siento abrumada y profundamente feliz por lo que está sucediendo.

Han caído algunos prejuicios. En los actos y presentaciones hay gente, que me dice que es el primer ensayo que han leído, algunas personas se han atrevido a probar un género que hasta ese momento habían rechazado o les causaba un poco de temor. Creo que eso es lo más bonito que se puede decir.

-P: ¿Cómo fue el plantearse escribir ‘El infinito en un junco’?

-R: Partí de la idea de que se podría contar una historia de una forma narrativa y con una técnica casi de cuentacuentos, donde van pasando anécdotas e historias. Lo mezclo con libros contemporáneos, con películas, con series…, en un constante viaje del presente al pasado. Mi planteamiento básico era incardinar el ensayo en el esquema de las mil y una noches. Esas historias que contienen muchas historias dentro, que cuentan una anécdota o un episodio y enlaza con el siguiente, lo interrumpe y vuelve otra vez al cauce principal, todo con una estructura, pero con ese juego de llevar al lector de anécdota en anécdota y de personaje en personaje, y tratar de despertar el asombro.

Cuando nos enteramos de toda su historia es posible que los miremos de otra manera, con una mirada de asombro de lo que ha significado toda esa historia y el cambio que supone el paso en el que los libros eran privilegio de unos pocos, hasta este momento en el que hemos conseguido todos tener acceso a los libros y la lectura.

‘El infinito en un junco’ es un canto de amor a las bibliotecas, a las librerías a las escuelas a todos los que han facilitado esa transformación. Y a los espacios auténticamente democráticos de acceso a la cultura y al conocimiento.

-P: ¿Usted cree que la sociedad sería mejor si se leyera más, si se conociera más el mundo clásico?

-Estoy convencidísima de que si cultivásemos más las humanidades tendríamos una sociedad mejor, es una lástima que el discurso vaya en sentido contrario, la tendencia a pensar que las humanidades son prescindibles y que pertenecen a otra época, y que no ofrecen posibilidades laborales. Creo que es un enorme error, las Humanidades son ahora más necesarias que nunca.

En primera persona

Conocer lo que nos ha precedido es la única forma que tenemos de modelar el futuro

Siempre me ha tranquilizado la voz de los antiguos

Hemos perdido el asombro ante el hecho de que las primeras historias del mundo Occidental sigan vivas todavía hoy

A veces hablar de lo contemporáneo exige o invita a un rodeo por el pasado

Los mitos son las historias que mejor han funcionado a lo largo del tiempo

Decimos que el latín y el griego no tienen lugar, pero están inspirando a la mayoría de guionistas

Las Humanidades son ahora más necesarias que nunca.

Las pantallas han llegado para quedarse, pero no van a expulsar a los viejos libros

He escrito un libro cargado de esperanza para decir que las pantallas no van a expulsar de nuestras vidas a los viejos libros.

Gracias a los libros han llegado hasta nosotros las mejores ideas de la humanidad.

‘El infinito en un junco’ es un canto de amor a las bibliotecas, a las librerías a las escuelas.25