La televisión: efectos y afectos

¿Qué es?

Es el invento, por definición del siglo XX. Supuso un avance en la comunicación de masas y en el desarrollo del Periodismo. Es la conjunción de imágenes y sonidos. Puede considerarse como la narración más completa. Como todo, de su uso depende su visión y también de su oportuna optimación depende que lo veamos como un buen invento o como todo lo contrario.

Surge en los años 30, se desarrolla en los años 60 y 70, y ha tenido su gran apogeo en las últimas dos décadas en complementación o competición, según se mire, con el cine.

¿Para qué sirve?

Su utilidad es clara. Nos permite conocer rápidamente, con instantaneidad, lo que está sucediendo en cualquier parte del mundo. Además, debe contribuir a una buena interpretación de la realidad. Traslada perspectivas, visiones, análisis, noticias, etc. a toda la ciudadanía de un territorio o territorios determinados. Las tecnologías arropan este invento para llegar a todas partes, ya sea vía satélite, por ondas en general, o por cable.

Las funciones de los medios

Las históricas, las clásicas, son las de informar, formar y entretener, así como deben contribuir al aprendizaje, consolidación, mantenimiento y desarrollo de las habilidades comunicativas y sociales. Se le reclama a la televisión un ejercicio autónomo e independiente que contribuya a la pluralidad de opciones que necesita toda sociedad democrática.

La deontología

Todos coincidimos en que los medios han de transmitir valores universales propios de sociedades maduras y socialmente desarrolladas en democracia. Para ello han de respetar una serie de reglas, así como los derechos fundamentales de la persona y los colectivos de cada comunidad. La ley establecida, así como los valores democráticos imperantes, han de ser los ejes de su labor, esencial para cualquier comunidad.

El consumo y la audiencia

Los medios buscan cuanta más audiencia mejor. El perfil que se persigue es que sea amplia y heterogénea. Por razones del medio y de sus planteamientos técnicos, es, igualmente, se llega a una audiencia anónima, esto es, sabemos el número aproximado de personas que ven un programa, pero no sabemos individualmente quiénes son. Esto también es un obstáculo a la hora de ofrecer los espacios audiovisuales, pues desconocemos ciertos intereses reales, así como la formación de los telespectadores.

El consumo medio por persona y día en España es de unas cuatro horas y media. No difiere del resto de países de nuestro entorno La fragmentación de las audiencias por una oferta enorme de canales hace que la cadena que es líder en consumo no supere la cota (el share) del 17 o el 18 por ciento. Esto provoca que cada cadena, cada canal, tenga una determinada estrategia de programación. Lo que hemos de reclamar es que los intereses económicos no sean los únicos a tener en cuenta.

La publicidad

Gracias a ella, los medios pueden afrontar los enormes gastos de producción de sus diversos programas, ya sean éstos informativos, formativos o de ocio, presentados en formatos de lo más variados, desde los espacios especializados hasta los llamados “contenedores” de numerosos géneros y opciones. Está regulada. Debe cumplir unas normas éticas, y no puede sobrepasar unos porcentajes, de modo que haya una cierta proporción entre la programación que se brinda y los spots publicitarios ofertados.

La convergencia de los medios

Los medios están convergiendo en Internet, en la Red de Redes, y, como base tangible de ésta, en los ordenadores. La prensa, la Radio, la Televisión, el Cine y opciones de otro calado e importancia como la literatura en general, los blogs, las webs de todo género, etc. nos llegan a través del mismo soporte, como decimos, Internet, que está revolucionando las posibilidades de obtener información, de participar en los flujos comunicativos o de interactuar en lo que se conoce como Aldea Global. Hemos de tener una formación cuidada y amplia con el fin de poder elegir entre las numerosas opciones de información y de formación que se nos acercan. Hoy, más que nunca, precisamos una fortalecida cultura audiovisual y en la esfera de las nuevas tecnologías de la comunicación.

La responsabilidad

Todos somos responsables de lo que se emite por televisión y de lo que se consume. Los medios tratan de ofrecer lo que demandan los ciudadanos. Por ello, ante ofertas que son cuestionables, hace falta una mayor exigencia de calidad por parte de las Administraciones Públicas, de las propias empresas, de las asociaciones profesionales del sector, de la misma ciudadanía, a la cual hemos de ayudar a la hora de que ejerza un consumo responsable y ponderado. El aprendizaje y el consumo variado y equilibrado de contenidos se tercian básicos.

Defendamos el autocontrol y la responsabilidad de los propios medios, pero debemos recordar, en paralelo, a la sociedad que tiene en sus manos lo que John F. Kennedy llamaba el poder de los consumidores. Se nos ofrece lo que consumimos. Consumamos, pues, todo aquello que nos ayude a ser mejores personas. El buen juicio nos ha de acercar a la moderación y a menús variados y plurales, esto es, lo mejor es consumir diversos tipos de programas y cadenas, dejando a un lado los que se basan exclusivamente en estridencias, en el mal gusto, o en lo negativo.

El equilibrio

Decían los griegos que en el equilibrio está la virtud. Debe haber un consumo moderado de televisión en cantidad y en calidad. Los padres, el sistema educativo, los poderes sociales y políticos, las Administraciones en general, las Asociaciones y colectivos que tienen que ver con el sector, los propios medios, todos deben, debemos, poner su granito de arena para que la formación sea válida e integral en el campo audiovisual, sobre todo haciendo un especial hincapié en la protección de la infancia y de la juventud.

Recuerda que…

-El consumo excesivo de televisión nos conduce a ser personas solitarias y con menos habilidades para relacionarnos.

-La responsabilidad está en nuestras manos.