La ocasión comunicativa

Es momento de oportunidades, de confluencias de posibilidades que nos atañen, que nos regalan el mejor presente. Hay un torrente de ideas y de sentimientos. Confieso en esta mañana que todo se ha aliado para que nos convenzamos poco a poco, con voz queda, entre pensamientos de querencias ilimitadas. Me siento a favor de ello, de esa actitud que me implica con lo universal. Hemos esperado mucho como para que ahora se nos vaya de las manos lo que es y lo que tiene un sentido indescifrable. La comunicación ha sido clave.

Reconozco que la vida tiene su inicio y su final, pero únicamente lo advertimos cuando somos racionales. La subjetividad ha de estar marcada por los afectos, que han de confluir en las experiencias, en las quedadas de desayuno tranquilo y conversación fluida.

Debemos atender lo que pensamos, y hemos de convenir que la existencia es algo más que caminar. Lo primero que hemos de defender es que la prisa no nos caracterice, que no eleve el ritmo de los pasos compartidos, y que, en paralelo, tratemos de disfrutar con lo que nos ocurre. Hemos sido con pensamientos de géneros divertidos, y a ellos hemos de tender de nuevo.

No dejemos que las cosas se nos escapen de las manos. Vivamos el territorio con una verdad expansiva. Nos relataremos lo que es y lo que nos puede procurar que seamos dichosos entre los demás, a quienes hemos de tocar con la varita de las emociones no truculentas, no amarillistas, no esperpénticas, sino con aquellas otras que nos vienen definidas por la sencilla amistad, que nos ha de conmover con paciencia, con colores, con seguridades no atadas.

Acepto que todo puede ir bien o mal en función de lo que vaya sucediendo. Iremos viendo. El riesgo queda ahí, como la oportunidad, claro. No obstante, sí hemos de estar convencidos de la actitud, que mueve montañas, que es capaz de dar, cuando es positiva, lo que no somos capaces de imaginar. La confianza es el armazón de unos sentimientos que, en comunicación, serán todo, la matriz.

Es una buena mañana, ésta, como otras, y hemos de optimizar los recursos desde ya con el ánimo de llegar tan lejos como podamos, y no para ser más o mejores, sino para alcanzar la gloria de sentirnos plenos con lo que es, con lo que ocurre, con lo podemos ser. La ocasión está al doblar la esquina. Giremos sin prisa, y estemos prestos a los regalos que nos brindan todos los segundos de nuestras existencias, que, junto a la razón, tienen un alto componente subjetivo.