JUAN GRACIA ARMENDARIZ, ESCRITOR
LOBO ALTUNA 
ZUASTI  13.05.2010

“La escritura tiene valor terapéutico, tanto para el escritor como para el lector”

(Juan Gracia Armendáriz, escritor y ganador del premio Corazón Solidario de la UMU)

 “La mayoría de las obras literarias surgen de una desazón” 

Juan Gracia Armendáriz es escritor mucho antes que enfermo con problemas de riñón, pero fue precisamente este problema, la necesidad de trasplante, sus operaciones, su dependencia de máquinas, sus sesiones de diálisis, la espera de un donante y otros aspectos relacionados con este problema, los que han mediatizado buena parte de su obra literaria. Como él mismo afirma, ni la temática de su obra ni su forma de escribir, habrían sido las mismas si no se hubiera cruzado en su vida y en su cuerpo esos riñones dañados que llevaba en su interior.

Juan Gracia es el VIII Premio Nacional “Corazón Solidario”, que se convoca anualmente para premiar a personas o entidades que se hayan distinguido, de forma altruista y positiva, en la promoción de la donación de órganos para trasplantes, apoyo a personas trasplantadas o en espera de trasplante y dedicación decidida en la investigación. Un premio que convoca cada año la Asociación Murciana de Trasplantados (ADEMTRA) y la Universidad de Murcia. El miércoles 25 de noviembre, y organizado por el Aula de Humanidades de la Universidad de Murcia, pronuncia la conferencia “El oficio de escribir” en el Edificio Saavedra Fajardo a las 17 horas.

El Premio Corazón Solidario se le entregará el jueves 26 de noviembre en Salón de Grados de la Facultad de Economía y Empresa. Edificio 2, Campus de Espinardo. En el acto intervendrán José Orihuela Calatayud, Rector de la Universidad de Murcia; Miguel Ángel Pérez Sánchez, Vicerrector de Estudiantes, Calidad e Igualdad; José ángel Sánchez Gómez, Presidente de Ademtra, y José Antonio Gómez Hernández, Catedrático de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Murcia.

 

Periodista, profesor de la Universidad Complutense y autor de una importante obra literaria, en la que se dan cita artículos periodísticos –ha sido colaborador de numerosos suplementos culturales, entre ellos los de El Mundo, Cuadernos Hispanoamericanos, Heraldo de Aragón, Diario 16…-, ensayos, relatos y novelas. La última, “La pecera”, consiguió unas críticas excepcionales. Como también las consiguió su trilogía sobre su enfermedad, en la que exponía de forma descarnada sus síntomas, sus sensaciones y su soledad.

La obra de Juan Gracia Armendáriz bebe de sus lecturas –son muchos los escritores de su predilección, entre ellos, Faulkner, Onetti, Benedetti…- y de la vida en una mezcla enredada en un tirabuzón inextricable en e que no es posible discernir entre realidad y ficción. Él sabe que sólo se escribe sobre la propia autobiografía, aunque esta venga a menudo –a quién no- a través de las lecturas y de los conocimientos expresados por otros.

-P: ¿Es la escritura una terapia?

-R: La escritura puede ser muchas cosas, pero su valor terapéutico, tanto para el escritor como para el lector, es indudable. No faltan ejemplos en la literatura actual española, en la que la pérdida de un ser querido -un tema ya casi recurrente que ya había tratado Joan Didion o Philip Roth, entre otros muchos-, desata una escritura de calidad. Pensemos en “Mortal y rosa”, de Francisco Umbral, o “La hora violeta”, de Sergio del Molino, por citar dos ejemplos. La escritura permite al autor desdoblarse en otra voz, verse desde fuera, como si no fuera él quien experimentó aquello que narra. Escribir es un arte de ventrílocuo.

-P: ¿Puede haber poesía en el dolor?

-R:  Desde luego, ahí está la poesía de Jorge Guillén o Pedro Salinas, por ejemplo. La tradición mística, tanto occidental como oriental es una lección de gozo por la existencia.

-P: ¿Es necesario sufrir para escribir, o por el contrario escribir  es una forma de escapar?

-R: La mayoría de las obras literarias surgen de una desazón, de un desajuste con la realidad, pero no hay que entronizar al dolor. Pensemos en los miles de volúmenes que se han escrito a partir del hecho amoroso, por ejemplo.  La ficción, por su parte, posee un componente de creación de una realidad paralela que disuelve la angustia. Esa fue una de las lecciones de Cervantes.

-P: Sin la enfermedad sus temas habrían sido, lógicamente, otros. Pero ¿también su literatura, su forma de contar, habría sido otra?

-R: Sin duda. La voz narradora de un texto es uno de los tabiques maestros de toda narración: no puede escribirse del mismo modo sobre los campos de exterminio nazis o el gulag soviético que sobre un partido de fútbol. Yo valoro mucho el humor como potenciador literario, pero para mí hay líneas rojas. Nunca haría una gracieta sobre el terrorismo, por ejemplo, para escribir mi librito. Escribir también implica adoptar decisiones morales.

-P: ¿Por qué se propuso hacer esa trilogía que llamó con el nombre genérico  de “Memorias de un riñon. Testimonios del alma”?

-R: No fue una decisión premeditada. La novela “La línea Plimsoll”, que editó Castalia, y lo diarios “Diario del hombre pálido” y “Piel roja”, editados por Demipage, se me impusieron. A mí los temas me atropellan, no los voy buscando. Pasado el tiempo, me di cuenta de que había escrito tres libros que abordaban el mismo tema desde perspectivas distintas, de ahí que “Trilogía de la enfermedad” fuera el resultado: una denominación que vincula las tres obras dentro del resto de mis libros.

-P: ¿Qué le impulsa a contar sus experiencias con la enfermedad?

-R: El motor de la creación literaria es misterioso y obedece a razones que muchas veces ni siquiera el autor conoce bien. Se suele descubrir el motivo en el mismo proceso de la escritura. En mi caso, me interesa indagar, conocer algo que, supuestamente, conozco, es un proceso cognitivo que me causa placer y a veces desazón.

-P: ¿Qué motiva al ser humano a escribir? y en todo caso, qué le impulsa a hacerlo a Juan Gracia?

-R: En mi caso, soy antes escritor que paciente. Llevo muchos años escribiendo y me encontré e una situación que exigía ser escrita. ¿Qué impulsó a Primo Levy a escribir “Si esto es un hombre”?: la necesidad. La suerte del escritor es que puede aplicar a una situación dolorosa una llave de judo y aprovechar la fuerza de la situación a la que se enfrenta en su propio beneficio y en el de los demás. En el caso de los libros mencionados, los enfermos que padecen insuficiencia renal y que se ven sometidos a sesiones de hemodiálisis de cinco horas, tres veces a la semana mientras esperan la llegada de un trasplante.

-P: Toda obra es autobiográfica, pero ¿lo es la suya en más proporción de lo habitual?

-R: Toda obra es autobiográfica. La autobiografía no es solamente aquello que experimentamos de manera directa sino también todos aquellos conocimientos y experiencias que nos son trasmitidos de manera vicaria: los estudios, los libros leídos, las películas y series de televisión que vemos, las historias que otros nos cuentan. Por otro lado, la autobiografía, que algunos denominan ahora “autoficción” es una tradición literaria riquísima. ¿Qué es si no “El Lazarillo de Tormes”?

-P: ¿Juan Gracia es malo o sentimental? (frase con la que comienza su novela La pecera, tomándola de Los hermanos Karamazov?).

-R: Quien se cree “malo y sentimental” es Miguel Quer, el personaje de la novela, al menos así se define él, pero en el fondo es un ser de una gran fragilidad que busca en el alcohol aquello que es incapaz de alcanzar por sí mismo.

-P: ¿Podemos ser redimidos por la literatura?

-R: Nosotros, cada lector, somos los únicos que podemos redimirnos. En la literatura podemos encontrar destellos, señales, indicios, porque hay libros que no sólo nos ofrecen un diálogo íntimo y amplían nuestro caudal de experiencia sino que además nos mejoran. Los libros que nos cambian la mirada son los auténticamente imprescindibles. Pero esa labor corresponde al lector, si así lo desea.

-P: ¿Qué ha significado para usted el hecho de haber sido elegido premio Corazón solidario de la Universidad de Murcia?

-R: Teniendo en cuenta que hay personas que dedican muchas horas todos los días a trabajar en favor de la donación, de ayudar a los enfermos renales, se me antoja que mis libros son una pequeña contribución, pero para mí es un honor que recibo con gratitud y que comparto con las asociaciones y federaciones regionales y nacionales de ALCER que realizan una gran labor todos los días. Estoy sumamente agradecido pues supone, como escritor, paciente y exprofesor universitario, que mis libros en algo han contribuido.