Kant: 200 años después de su muerte

Entre los actos para el 2004 dentro del mundo de la filosofía, sin duda, es obligada la cita con el bicentenario de la muerte de Immanuel Kant. Una rememoración más cargada de actualidad que de nostalgia, como prueba la buena vida y la proliferación de libros sobre su figura y obra (Félix Duque, Manfred Kuehn, Fernando Llano y Eugenio Moya, entre muchos otros, son buen ejemplo de ello).

La extraordinaria vigencia del filósofo alemán no se limita, pues, a su destacada posición dentro de la filosofía, sino que hoy día es un irrenunciable punto de encuentro para el pensamiento actual, un lugar donde poner a prueba y discutir nuevas formas de reflexión, siempre de acuerdo con ese “atreverse a saber” que queda como valiosa herencia. Y es que tampoco se puede olvidar que muchas de sus enseñanzas marcan necesariamente varios preceptos básicos para el devenir de las sociedades de nuestros días, como son la libertad, la superación moral y la voluntad de conocimiento.

Probablemente sea esta capacidad para hacer pensar la que determina su enorme presencia, tal y como ha sabido recoger La Sociedad de Filosofía de la Región de Murcia al reivindicar a finales de febrero el legado de este autor dedicándole su VIII Semana de Filosofía, en colaboración con la Universidad de Murcia y CajaMurcia. Para tal ocasión, se propuso oportunamente una mirada sobre la influencia y la interpretación de su pensamiento tal y como explican los coordinadores del curso, José Luis Villacañas y Eduardo Bello: «No es sencillamente verdad que Kant fuera superado por el llamado idealismo alemán, ni que su filosofía pasara a los sucesivos sistemas que, tras su muerte, se disputaron la hegemonía teórica de la que, sin pretenderlo, gozó la filosofía crítica a finales del siglo XVIII. Kant ha producido una profunda brecha en la filosofía occidental y constituye el punto de referencia con el que se han contrastado todos los grandes pensadores contemporáneos. De forma consecuente, este curso aspira a separar a Kant del contexto de la filosofía de la historia, más allá de toda pretensión de superación y de repetición, de reedición y de integración, para hacer de su obra un objeto de lectura, de confrontación y de análisis, las únicas actitudes reales de una inteligencia libre. Así que, en cierto modo, muchos de los grandes pensadores contemporáneos, desde el Nietzsche que muere a finales del siglo XIX hasta el Blumenberg que muere a finales del siglo XX, también son en el fondo grandes lectores de Kant. Ésta es la idea que recoge nuestro curso, que desea al mismo tiempo poner de manifiesto la insoslayable presencia del pensador de Königsberg en la filosofía de nuestro tiempo. Definitivamente, a los 200 años de su muerte, la obra de Kant nos reclama como lectores tanto más cuanto descubrimos que las grandes obras del pensar contemporáneo se han construido en diálogo con ella. Ser lectores de Kant, lectores de los grandes y ejemplares lectores de Kant: ése es uno de los rasgos más decisivos de nuestro destino intelectual».

Publicado en la Gaceta Universitaria nº 4, Diciembre 1991