Javier Martínez Pino

Javier Martínez Pino

Instrucciones para vivir

Vivir es formar parte de la tierra que habitamos. Para los humanos (humanos de una cultura occidental) es algo que se ha convertido en aprendido. Aprendemos a vivir cada día que transcurre.
El hombre va evolucionando, deja de ser animal, inventa utensilios y máquinas para su comodidad, sustituyendo la capacidad instintiva por la intelectual. Perdiendo la raíz.
Lo que queda del instinto es sólo la necesidad, pero ya no somos capaces de percibir el mundo que nos rodea desde el mirador irracional. Desde los ojos de un animal.

Las necesidades más básicas van quedando en simples anécdotas en el día a día. Cabría preguntar si seguimos siendo animales, o nos hemos convertido en vulgares aparatos provistos de sentimientos…
Instrucciones para vivir es una propuesta de retorno a lo primitivo. Es la búsqueda del reencuentro con nuestra mirada salvaje ya perdida.
Propongo esta búsqueda desde una de nuestras facetas más impulsivas, la sexual.
El deseo, la excitación venérea, el deleite del cuerpo, algo ya tan cultural, no es otra cosa que los restos de una necesidad primitiva. La naturaleza nos proveyó de apetito para la reproducción. Este apetito es puro instinto, pero dejamos de sentirlo como tal por culpa de los prejuicios sociales con los que nos alimentamos. Seguimos siendo animales, pero no queremos serlo, y vivimos en una burbuja de racionalidades a veces absurda y engañosa.
El universo que proyecto es el de la pasión, el de la fantasía. Es una casa que cuelga en lo alto. Que está arriba para todos, para quien quiera habitarla. Es el habitáculo de lo visceral, la vaina onírica del hombre.
El cuerpo es el objetivo. Es el retorno al origen de la vida, el nacimiento, el manantial de todas las ideas y todo pensamiento.

Javier Martínez Pino

Fotos: Luis Urbina