Ibn Arabí: un místico árabe nacido en la Murcia del siglo XII

En la segunda mitad del siglo XII, en pleno apogeo de la cultura árabe, nació una de las figuras más internacionales de la época: Ibn Arabí, místico árabe de cuya importancia dan idea los sobrenombres con los que se le conoció: Vivificador de la religión o El maestro más grande .A los siete años marchó a Sevilla, donde se formó en jurisprudencia, gramática y retórica, pero fue una visión mística que tuvo a los 15 años la que marcó su vida, conformando una enorme obra compuesta por 400 obras, aunque de muy distinta extensión y empeño.

Desde entonces, su existencia fue una constante búsqueda de la perfección religiosa, peregrinando por distintas ciudades de Al-Andalus y relacionándose con famosos ascetas, como el sabio Averroes.

Posteriormente marchó a Oriente, residiendo en La Meca y Damasco, donse se hicieron más frecuentes sus visiones religiosas. Esto propició que se le atribuyesen poderes excepcionales, extendiéndose por todo el Islam su fama de místico.

Sus obras más importantes son Las revelaciones de La Meca y La sabiduría de los profetas , está última, probablemente su obra más leída, considerada su testamento espiritual. En ella expone su concepción del universo y la creación, de clara inspiración panteísta – “No existe Dios, nada hay fuera de él” -, lo que motivó el recelo de los islamistas más ortodoxos.

La gigantesca obra de Ibn Arabí, actualmente dispersa y desconocida en buena parte, influyó profundamente, no sólo en la cultura árabe, sino también en la Europa de la Edad Media. De la alta consideración que goza entre los árabes da idea el hecho de que el lugar de su muerte, en Damasco, donde se levantó una mezquita en su honor, es hoy centro de peregrinación.