Góngora, una estrella inextinguible en el Museo de la Universidad de Murcia

Joaquín Roses, comisario de la exposición: “Góngora propuso y llevó a la perfección un nuevo lenguaje poético”

La obra de Luis de Góngora (1561-1627) constituye uno de los más valiosos patrimonios poéticos de la tradición hispánica y un auténtico referente en la historia de la literatura. Por su excepcional magnitud estética, por su carácter inagotable y renovador y por su vigencia en nuestro tiempo, la poesía de don Luis puede compararse con las contribuciones de Shakespeare al teatro o de Cervantes a la novela.

Góngora. La estrella inextinguible. Magnitud estética y universo contemporáneo, organizada por Acción Cultural Española (AC/E) y la Universidad de Murcia, a través del Vicerrectorado de Extensión Universitaria y Administración Electrónica, nos muestra la excelencia del poeta y su influencia en la literatura universal. Se podrá ver en el Museo de la Universidad de Murcia (Calle Cartagena) del 5 de febrero al 7 de marzo de 2014.

La exposición se inaugurará el miércoles 5 de febrero a las 20 horas. Poco antes, a las 19’30 horas, en el salón de actos del Museo, el catedrático de Literatura Española e Hispanoamericana Fco. Javier Díez de Revenga, pronunciará la conferencia “Revisando a Góngora”.

Joaquín Roses, Profesor Titular de Literatura Española e Hispanoamericana de la Universidad de Córdoba, habla de la exposición, de la que es comisario, y de la importancia histórica del gran escritor del Siglo de Oro.

–Pregunta: ¿Cuál es el objetivo de la exposición “Góngora: la estrella inextinguible”?

–Respuesta: Esta muestra divulgativa recupera mediante paneles, con textos e ilustraciones, la exposición original en que se exhibían las piezas reales y que se celebró en la Biblioteca Nacional de España entre mayo y agosto de 2012. Su propósito principal es acercar al gran público a un poeta de difícil comprensión: reconstruir los contextos que explican su trayectoria creativa, repasar los manuscritos y libros en que se difundió su poesía, explorar sus motivos, mitos y temas y calibrar su influencia en la poesía del siglo XX, tanto en España como en Latinoamérica.

–P: ¿Qué encontrarán en ella los visitantes?

–R: Una estructura armónica, limpia y clara de paneles organizados en cuatro grandes bloques: 1. En orbe de oro luminosa estrella: vida y contextos; 2. “Aquel que tiene de escribir la llave”: el triunfo de Góngora en el siglo XVII; 3. Motivos cotidianos, poemas estelares, mitos inagotables; 4. La galaxia de Góngora en el siglo XX. Estos bloques se dividen, a su vez, en diversas secciones particulares a las que se dedica cada panel. En los paneles encontramos un breve texto explicativo y algunas ilustraciones que corresponden a obra expuesta en la exposición original. Todo este aparato didáctico se integra en un montaje escenográfico, muy imaginativo, alusivo a la brillantez y originalidad de Góngora, diseñado por Mónica Boromello.

–P: ¿Qué supuso la literatura de Góngora en su época y que ha supuesto en los escritores posteriores?

–R: Góngora propuso y llevó a la perfección un nuevo lenguaje poético. Él, mejor que nadie, representa la estética de la agudeza y el concepto, fenómenos semánticos y estéticos que se constituyen en principios explicativos de un renovador movimiento literario que convenimos en llamar Barroco. Tanto la poesía como la prosa serían muy distintas tras sus aportaciones, y la estela de esa influencia llega vigente y revitalizada a los siglos XX y XXI. Es un clásico inagotable y verdaderamente “moderno”, no a la manera de las “modernas” banalidades hinchadas de egolatría.

–P: ¿Cuáles fueron las principales aportaciones de Góngora a las letras españolas?

–R: Góngora fue un renovador en un tiempo en que la práctica poética habitual era la imitación para superar al modelo, en que se escribía mucho pero gran parte de lo escrito sonaba igual. Eso no pasa con la poesía de Góngora. El Polifemo es la más excelsa fábula mitológica de la poesía hispánica. Las Soledades el poema más original e innovador de la poesía europea del siglo XVII. La Tisbe un prodigio de hibridación lingüística y poética. Después de él ya nadie escribe del mismo modo en español, ni siquiera los prosistas.

–P: Cervantes escribió de él: “Aquel que tiene de escribir la llave”. ¿Cuáles eran esos recursos que él empleó con tanta maestría?

–R: Cervantes no era un tonto, y sabía que la llave sirve para abrir puertas. Eso fue lo que hizo Góngora, abrir una puerta principal en la historia de la literatura española: la del sublime palacio del lenguaje poético como territorio específico e inevitable de la creación. Quisiera destacar, a este propósito, que estamos ante uno de los poetas de mejor oído de la literatura hispánica, con una sensibilidad especial para las armonías. En este sentido, lo situaría junto a San Juan de la Cruz y Rubén Darío.

Uno de sus principales estudiosos, Robert Jammes, señala que su obra es excepcional por su brevedad, por su densidad, por su perfección y por su destino. Y tiene toda la razón. Pese a que sólo escribió algo menos de quinientas composiciones (eso era poco para la época), la poesía de Góngora es variada; en pocos poetas podemos encontrar un mayor alejamiento de la uniformidad. Su poesía es densa, en el mejor sentido de la palabra, o sea, no se acaba en una sola lectura, tiene el alcance histórico de lo inagotable, lo que no sucede con otros poetas coetáneos. Era, también, consciente de su genio y de la perfección de su poesía, como explicaba en su carta en defensa de las Soledades cuando dijo que gracias a su trabajo la lengua castellana había llegado a la perfección y alteza de la latina. Acertó. Tras sus grandes obras el idioma español ya no sería el mismo.

–P: ¿Príncipe de la luz o Príncipe de las tinieblas? Conocemos al Góngora culto, al culterano, ¿existen otros ‘Góngoras’?

–R: Esa visión del poeta como príncipe de la luz que termina convirtiéndose en príncipe de las tinieblas la estableció un murciano del siglo XVII, Francisco Cascales, y luego fue tergiversada por Menéndez Pelayo, que habló, interesadamente, no de príncipe, sino de ángel, con lo que sugería una equivalencia de Góngora con el mismísimo demonio. Son clasificaciones trasnochadas. Dividir a Góngora en facetas es simplificarlo. Hace mucho tiempo que Dámaso Alonso demostró que la división de su producción en dos maneras era falsa. Me gusta mucho la síntesis que establece Antonio Carreira cuando habla de la cuádruple raíz de su poesía; lo popular y lo culto, lo festivo y lo serio. En todo eso está Góngora, y en la vida, y en la pulsión placentera.

–P: ¿Fue Góngora un clásico en vida o el valor de su poesía sólo fue reconocido con el tiempo?

–R: Al final de su vida, la poesía de Góngora fue comentada por numerosos eruditos, como si fuera un clásico que ya hubiera muerto. En el siglo XVI, Garcilaso es comentado por El Brocense o por Herrera después de muerto. Góngora llegó antes a ese destino filológico reservado a autores latinos como Virgilio. Además, ese proceso comenzó incluso antes: hay que empezar diciendo que, pese a lo que han señalado lecturas tergiversadas, supo tocar a los lectores de su época; comenzó a escribir con diecinueve años y poco tiempo después ya era uno de los poetas más conocidos de su época, tanto en su veta seria como en la jocosa. No como Quevedo, mucho más joven que él, que toda su vida fue un poeta poco o casi nada conocido cuyas obras aparecen mucho después.

Su influencia afectó incluso a los que lo envidiaban por su originalidad y perfección, como sucedió con Lope de Vega. Pero, aparte de esta influencia menos estudiada, puede hablarse de todo un grupo de poetas en la órbita de Góngora: el Conde de Villamediana, Soto de Rojas, Polo de Medina y otros muchos entre los poetas peninsulares del XVII y el XVIII. Y luego tenemos la influencia en América: la poesía escrita en esos territorios en los siglos XVII y XVIII no puede entenderse sin Góngora, como demuestran los casos de Sor Juana Inés de la Cruz o Domínguez Camargo.

–P: Magnitud estética y universo contemporáneo es el subtítulo de la exposición sobre Góngora, ¿cuáles han sido esa magnitud y ese universo?

–R: Ese subtítulo es una metáfora sobre el valor y el alcance de la poesía de Góngora, que funciona como una sugerencia intuitiva que nos permite aprehender de un fogonazo el discurso científico subyacente en la exposición. La magnitud de Góngora es la de una estrella cuyo brillo no decae ni en su tiempo ni en el nuestro. Se trata de un poeta fuerte, a la manera de Milton, Goethe o Hugo. Para Harold Bloom, “el gran poeta español es Góngora”. El universo de esa poesía es no infinito, obviamente, pero sí muy extenso, como demuestra su vigencia desde el siglo XVII hasta el nuestro.

–P: ¿Qué puede aportar la poesía de Góngora al lector de hoy, a cuatro siglos de su existencia? ¿Cuál es la vigencia de Góngora en la actualidad?

–R: En pocas palabras: una lección de superación artística, un ejemplo de búsqueda de perfección en una época como la nuestra en que casi todo se hace de cualquier manera y en que cualquier expresión es calificada de arte.

En cuanto a su destino o proyección, en muy pocos autores podemos rastrear la repercusión de un mensaje poético que trasciende siglos y territorios, que nos haga decir “esto es anterior o posterior a este autor”. Góngora es uno de ellos.

El ascendiente de Góngora en las letras americanas, por ejemplo, es de tal calibre que algunos teóricos, cuando pretenden determinar las características específicas de la literatura hispanoamericana, cuando intentan aproximarse a una supuesta naturaleza y esencia de dicha literatura, tienen que sustentar sus hipótesis en lo gongorino.

En cuanto al siglo XX, sería muy difícil reconstruir las múltiples corrientes de la lírica española e hispanoamericana del siglo XX sin contar con la vertiente gongorina. Más aun: es erróneo desgajar al poeta cordobés de las principales tendencias que han constituido la tradición moderna, empezando por su origen en la segunda mitad del siglo XIX. Los textos y la poética de don Luis constituyen un pilar ineludible para la conformación de las grandes trayectorias creativas del XX (Darío, Lorca, Alberti, Diego, Vallejo, Neruda, Lezama, Paz, Sarduy). Góngora ha sido, en diverso grado (desde la adhesión superficial hasta la asunción profunda de sus postulados) bandera y modelo para simbolistas, modernistas, puristas, herméticos, culturalistas y hasta silenciosos.

En definitiva, cambió el rumbo de la poesía posterior. La española del XVIII y XIX no es de alta calidad porque era imposible superarlo. La del XX en España e Hispanoamérica no se entiende sin él.

Góngora, además, adelanta una de las grandes líneas temáticas de la poesía actual: la reflexión sobre el propio lenguaje poético. Es el primer autor que busca y defiende la especificidad de un lenguaje propio para la poesía. Cualquier poeta joven debe leer con atención a Góngora y. por supuesto, olvidarlo luego. Quien escriba poesía sabrá lo que digo.