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Fernando González Urbaneja: “Internet esta dando enormes oportunidades al periodismo”

El pasado viernes 11 de mayo, el prestigioso y reconocido periodista Fernando González Urbaneja, presidente de la FAPE, de la Asociación de la Prensa de Madrid, y profesor de la Universidad Carlos III, ejerció de padrino de los alumnos graduados de la Facultad de Comunicación y Documentación de la UMU.En su intervención felicitó a los graduados, padres y demás familiares, manifestando que “la graduación de un hijo es como la sensación de un trabajo bien hecho”.

Recordó que la generación que se gradúa ha vivido en el mayor periodo de libertad efectiva de la historia de nuestro país, en plena vigencia de la Constitución de 1978, y que por ello España tiene espesor cívico e institucional, que es una sociedad compleja y llena de oportunidades. Deseó a los graduados que dentro de treinta años, ellos puedan decirles a los que vengan detrás, que han cumplido, que les han dejado un mundo mejor.

Manifestó que los alumnos que se gradúan han completado la etapa de escolaridad y de aprendizaje, y si el estudio no se ha incorporado a su forma de vida durante todo este tiempo, no habrá valido la pena. Según sus palabras “la Universidad sirve para aprender a aprender, capacitar, amueblar las mentes, promover actitudes y aptitudes”. Dirigiéndose a los futuros periodistas afirmó que “la pasión por la libertad y la búsqueda de la verdad deben ser el horizonte de su trabajo”, y les deseó que en la Universidad hayan descubierto valores éticos y el deber de ser buena gente, buenas personas.

Según Urbaneja, “el Periodismo es una herramienta muy poderosa de gestión de la reputación de las personas e Instituciones, por lo que no debe dejarse en manos de desaprensivos, o de gente que no sea consciente de su valor, de su poder, de su relevancia”. Por ello, apeló a que los futuros periodistas sean profesionales críticos, activos, pero respetuosos. Afirmó que la mayor amenaza para el periodista es el conformismo, el fatalismo de que es imposible resistir ante las dificultades, las presiones, la arrogancia de los poderes, la trama de intereses, los conflictos de intereses.

Comentó que probablemente las dos decisiones más importantes que hay que tomar en la vida son dónde vamos a trabajar y con quien queremos compartir la vida, y aconsejó a sus apadrinados diciéndoles: “elegid bien ambos caminos, porque os va en ello la eficacia en vuestro trabajo y vuestra propia felicidad”.

Pidió a los graduados que tengan autoestima, que aprecien el valor del trabajo individual, el trabajo de autor, el carácter artesano y artista de sus profesiones, y tras citar una vieja anécdota, les deseó que siempre y en cualquier trabajo al que se dediquen piensen que están construyendo catedrales, no picando piedra.

P. ¿Qué opina de todas esas personas que no son periodistas pero ejercen como tal? ¿Hasta qué punto perjudica a los que sí son periodistas?

R. Se ha creado un mito en torno al intrusismo, que es un mito falso. Cuantificando las personas que no teniendo una formación vinculada al periodismo están en los medios, el número es irrelevante. Yo creo que la preocupación de la profesión debe estar en la buena práctica y en la mejora de condiciones de trabajo. Con el mercado de trabajo que hay de periodistas titulados, no tiene sentido buscar en otro sitio. Tampoco podemos negar que en el articulismo o en la opinión, hayan personas que provengan de otras especialidades y de otros conocimientos, porque mejoran los medios, y a nosotros nos interesa que los medios tengan más interés y más penetración. Eso permitirá ampliar nuestro trabajo.

Nuevos periodistas y mercado laboral

P. Como presidente de la FAPE, ¿cómo ve el mercado laboral ahora mismo para nosotros que nos acabamos de graduar y nos lanzamos al mundo laboral? ¿Qué dificultades nos vamos a encontrar?

R. Veo un mercado muy pujante, que crece mucho, pero donde hay más oferta de trabajo, que demanda de trabajo. Por tanto, tenéis una situación difícil, una situación dura. Vosotros habéis elegido esta carrera y sabíais que era una carrera con un embudo, un embudo muy largo. No es cierto que el mercado esté en crisis porque esté decreciendo: está creciendo.

Tenemos un problema de abuso, sobre todo en el proceso de inserción, y tenemos que ver como lo conseguimos corregir. No es fácil, pero vamos avanzando poco a poco. Tenéis de momento una inserción muy larga, muy penosa e incierta. Esa es una realidad vuestra, de los periodistas, pero también de los abogados o de los médicos, no somos sólo nosotros. Lo que no podemos tampoco es pedir numerus clausus en las universidades, la libertad de elección de las nuevas generaciones hay que defenderla y al mismo tiempo evitar situaciones digamos vejatorias. A veces el que está en una situación vejatoria prefiere esa situación a no tener empleo.

P. ¿Qué sector, dentro del mundo de la comunicación, nos recomienda o cuál entiende que tiene más salida desde el punto de vista laboral?

R. No vais a poder elegir, entonces coged el que tengáis oportunidad. Sí os digo: cuidad con quien vais a trabajar. Trabajar con gente no competente os puede llevar a horrorizaros de la profesión.

Es más importante elegir un entorno de trabajo creativo, interesante, positivo. Pensad que el primer trabajo que tengáis no va a ser el último. Yo he trabajado en doce medios. Mi hijo, que tiene treinta años, ha trabajado en ocho, y cree que trabajará en otros ocho antes de que acabe su vida profesional. Es decir que vais a tener muchas oportunidades y conviene que os enriquezcáis trabajando con distintas sensibilidades, porque una vida profesional unilateral es un aburrimiento. Pero no vais a poder elegir, buscad buenos compañero y buenos jefes.

Internet y el nuevo periodismo

P. La prensa ha cambiado mucho en estos últimos tiempos, pero ¿cree que estamos avanzando o por el contrario vamos hacia atrás?

R. La prensa escrita tradicional está ante un reto colosal, que es adaptarse a un mercado distinto, acostumbrarse a que no es la única fuente de información, a que el ciudadano cada día se informa por más sitios y con más rapidez. La prensa escrita ya no informa, explica y tiene que avanzar más en el análisis, porque la información viene más deprisa por otros medios. Entonces, hoy tiene un reto de avanzar en la interpretación, explicar a los ciudadanos lo que les pasa con un relato interesante. Por eso os decía yo antes que no habéis acabado de estudiar, solo habéis empezado.

P. Hay muchos medios de comunicación exclusivamente digitales pero, ¿por qué tienen tan poca credibilidad o están más desprestigiados con respecto al papel?

R. No tienen menos credibilidad que los clásicos, eso también es un mito. Lo que pasa es que los medios digitales son más fáciles de producirse y de manifestarse. La credibilidad es un bien escaso, y difícil de gestionar. Tampoco hay una contradicción entre medios digitales y medios clásicos. El mundo de Internet, el mundo digital, es transversal a todos. No hay un periodismo de papel, un periodismo audiovisual y un periodismo en la red. Internet no es un soporte nuevo, es un soporte que revoluciona todos los soportes y los transforma, y que además nos está dando enormes oportunidades. Sin Internet estaríamos muertos.

P. ¿Qué se siente al ser elegido padrino de una promoción de nuevos periodistas?

R. Pues una responsabilidad, porque piensas que si lo haces bien tendrías que ocuparte de todos ellos, y como son muchísimos no es posible. También un poquito de orgullo al pensar que lo que les puedes decir en un momento dado puede servir de algo y, al mismo tiempo, el sentimiento de que ya te van empujando para que dejes esto, que vienen ya otros con fuerza.

P. Desde su faceta de profesor universitario y en relación con la Declaración de Bologna, ¿será positiva la adaptación de las universidades españolas al Espacio Europeo de Educación Superior?

R. Yo creo que estamos ante una oportunidad para tratar de reenfocar una carrera que está mal enfocada desde que empezó. Esta carrera tiene en España una configuración rara, y habría que aprovechar la oportunidad de homologación con Europa para darle un enfoque mejor. Mi criterio, que no tiene porqué ser el mejor, es que hay que ir a un planteamiento más de grado que de postgrado y de una forma más abierta y horizontal. El periodismo requiere de muchas capacidades previas y mucho conocimiento de ciencias básicas, de derecho, de economía, de literatura… Como no se pueden estudiar todas, yo creo que habría que propiciar más entradas y reforzar más el postgrado para estudiar más aspectos éticos, deontológicos, de procedimiento, las herramientas específicas del periodismo. Hay que ir a menos aplicación, menos máquinas, menos prácticas. Los alumnos pedís prácticas y las prácticas vais a tener 40 años para hacerlas. Lo que luego no vais a tener es aprendizaje de ciencias serias, duras.

P. ¿Qué opina del fenómeno “blog”?

R. Yo soy muy partidario, creo que es una oportunidad y un gran riesgo para el periodista en el sentido de que nos hace más vulnerables, más transparentes, más cercanos al ciudadano, y eso nos traslada más exigencias. Tengo una fe enorme en que las nuevas tecnologías, nos están ayudando a redescubrir el buen periodismo, sin esas nuevas herramientas el periodismo tendría graves riesgos de agotamiento.

P. ¿Y qué le parecen los comentarios que le hacen en su blog?

R. En los comentarios hay de todo, es decir, hay comentarios interesantes y otros que son desahogos. Yo creo que en la blogosfera habrá que ir jerarquizando las categorías.

P. ¿Entonces, a veces no merece la pena?

R. Es un estímulo a la humildad y a la prudencia. Pero el hemisferio de la blogosfera es muy abierto, muy plural, y también muy arbitrario a veces. Yo lo encuentro interesante.

El valor de la libertad

P. ¿Deberían defender vigorosamente los medios de comunicación nuestro modo de entender el mundo en Occidente, o deberían autocensurarse en pro de la llamada “Alianza de Civilizaciones”?

R. Cualquier autocensura es siempre una rendición. Los valores de libertad que Europa tiene hay que cuidarlos más. Nuestra vida ciudadana, nuestra Constitución, vecindad, la igualdad de todos los hombres y mujeres, la tolerancia, la igualdad de oportunidades…, son valores en los cuáles no se puede retroceder. La “Alianza de Civilizaciones” no debe ser reductora, porque precisamente en el respeto a los demás está también el respeto a lo propio. Con la polémica de las caricaturas a Mahoma ha habido un debate interesante.

P. Pero parece ser que no se quedó muy claro

R. Yo estoy en el sector que defiende el más amplio espacio a la libertad de crítica, incluso de crítica dura, porque la reducción de ese espacio es reducción de libertades.

P. El derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen, son en mi opinión conceptos culturales bastante relativos. En la actual sociedad de la información, ¿no se debería tender de forma progresiva a primar el derecho a la información veraz, frente a estos otros derechos en el fondo tan subjetivos?

R. Nuestra Constitución lo ha definido muy bien, yo creo que tanto el artículo 18 como el 20 definen esos derechos. El derecho a la libertad de información y a la libertad de crítica están limitados y están claramente mejorados por el respeto al honor. Porque si el derecho a la crítica significa la destrucción de la propia imagen, de la identidad, del honor de las personas, no merece la pena. Son dos derechos no divisibles, secantes, a veces contradictorios, con una definición puede que imprecisa, pero si uno prevalece sobre el otro significa que se debilitan ambos. Yo creo que el derecho al honor de las personas es inalienable.

Periodismo y derecho al honor

P. ¿No se utiliza a veces el honor como herramienta para evitar la crítica?

R. Hay un principio ético que dice que no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti, y luego hay un árbitro que son los tribunales. Tenemos leyes positivas, eficaces y claras. Hay una lex artis en la profesión y una capacidad de autorregulación para decir lo que está bien y lo que está mal. Lo cual no quiere decir sancionar al que lo hace mal, pero entre bomberos no nos pisemos la manguera.

P. Pero no obstante, el concepto de honor varía en el tiempo, también las costumbres. En el siglo XVIII cualquier fruslería daba lugar a que la gente se retara en duelo.

R. En el siglo XIX y en el XX también ha habido gente que se retaba en duelo. En el edificio de la Asociación de la Prensa de Madrid, en la Plaza del Callao, había una sala para aprender a batirse. Avanzado el siglo XX, por los años veintitantos hubo el último duelo a sable, que fue bastante ridículo, por cierto. Después de eso se organizó en la propia Asociación un sistema para dirimir los conflictos sin tener que recurrir al sable, es decir, que la civilización avanza.

Pero el honor y el derecho a la información yo insisto mucho en que son dos derechos del mismo rango que hay que hacerles convivir. Ambos conviven como dos hermanos, a veces con conflictos, pero que tienen que convivir en armonía, como el aceite y el vinagre en la buena ensalada, que van mezclados, pero que si pierdes uno o pierdes otro, el aderezo se estropea.

P. Informaciones y opiniones vertidas en radio son consideradas por un sector de la opinión pública merecedoras de censura, ¿por qué no genera la misma crispación y demanda de censura las opiniones o informaciones de la misma naturaleza expresadas en forma escrita?

R. Las informaciones y las opiniones no son lo mismo. La búsqueda de la información veraz, proporcionada a un relato coherente, se complementa con la creación de un espacio para el foro de opinión. Los medios tienen que recoger todas las opiniones y no todas las opiniones son iguales. Ahora estamos en una corriente interesante en el mundo más avanzado y donde más tiempo ha habido libertad de opinión. Se pretende ver como se acota la incitación al odio, la incitación a la violencia, pues hay que corregirla. Los propios editores deben ser capaces de corregir las incitaciones al odio y a la violencia por sus propios medios, la propia profesión debe rechazarla y también la propia ciudadanía. Ahora el respeto a la libertad tiene que ser muy amplio, en el ejercicio de la libertad hay excesos, pero a veces esos excesos son menos contraproducentes que crear un espacio de censura. La censura es siempre el origen de nueva censura, por eso el espacio de libertad debe ser muy amplio.

P. Cuando un libro no nos interesa no lo solemos leer, ¿se debería tener la misma actitud ante la radio u otros medios de comunicación social?

R. Las radios no son obligatorias, uno puede no oír una radio, no leer un periódico, y no pasa nada. Luego el margen del derecho de uno a defender su honor está en los tribunales. Hay mucha gente que se defiende y muchos jueces que condenan.

P. Suelo escuchar el excelente y divertido programa de radio La brújula de la economía en el que participa. ¿Son ustedes conscientes de estar creando una corriente de opinión?

R. No nos lo planteamos así, es un programa de divulgación, es un programa de análisis, tratamos de que sea riguroso y al mimo tiempo entretenido. Tenemos distintas sensibilidades los que estamos allí y tratamos de hacer dos cosas: tener respeto los unos por los otros y no hablar al mismo tiempo.

P. ¿Por qué tienen tan mala prensa el Capitalismo y la Globalización?

R. No creo que tengan tan mala prensa, Schumpeter, que era muy listo, escribió en 1945 Capitalismo, Socialismo, y Democracia , y en el comienzo del prólogo decía: “no veo futuro al Capitalismo, el Socialismo está triunfando. Sin embargo hay una capacidad de regeneración y adaptación en el Capitalismo que a lo mejor le hace sobrevivir”. Efectivamente, eso que llamamos Capitalismo, que a veces se entiende muy confusamente, podemos interpretarlo como la lógica de una economía de mercado y de respeto a valores individuales está más vigente que nunca. Y la lógica de la economía de mercado, la mano invisible de Adam Smith no es un fin en sí mismo, es un instrumento para organizar mejor la Sociedad. Yo creo que estamos en economías más complejas, pero que en aquellas donde prima la libertad (y la libertad necesita leyes, y la libertad necesita corrección de asimetrías, y necesita normas), en esas economías, en esas sociedades se vive mejor.

P. ¿Liberalismo o Socialismo?

R. No son antitéticos, Fernando de los Ríos decía que era socialista a fuer de liberal, y en esa expresión hay mucho fundamento. Luego, desde el sector liberal, Hayek nos prevenía de cualquier forma de socialismo, el socialismo que él temía no era el socialismo o algunas formas de socialismo de hoy. Yo creo que detrás de esos conceptos hay que rascar y profundizar mucho.

P. ¿Sería necesario crear una palabra que definiera nuestro sistema económico actual?

Bueno, hay muchos elementos entrelazados. Yo no creo en esas mezclas superadoras, creo que la raíz del liberalismo clásico es una raíz que caracteriza a nuestra civilización. Pienso que Adam Smith por ejemplo está más vigente que nunca. Lo que ocurre es que Adam Smith vivió y escribió en una sociedad preindustrial, me gustaría verlo viviendo y escribiendo hoy, y lo que diría……