Evidencias para comunicaciones plenas

La pretensión ha de ser llegar un poco más lejos, todo cuanto podamos. El empeño nos ha de emplear con convicción. Si queremos comunicar, hemos de corroborar los procesos con muchas fuentes, con todas las que estén a nuestro alcance. Puede que la mañana nos distancie de algunas de las referencias que hemos buscado. No huyamos de las circunstancias con las que hemos crecido. Nos necesitamos. No restrinjamos las convenciones de entregas cariñosas con las que mostraremos mucha cercanía. No es bueno que premeditemos. No seamos discretos en todo momento.

Nos somos en la nueva noche, pero algún día lo seremos.  Deberíamos entregarnos con comunicaciones no convencionales. Debemos, igualmente, prevenir con presunciones no inocentes. Nos trasladamos cada jornada con inversiones que contamos y que tienen que ver con lo intelectual, con la confianza, con el espíritu.
No dejemos que las dudas nos acerquen a un bloqueo que hemos de superar. No seamos temerosos de una realidad que nos ha de ayudar a recuperar la confianza. No nos enfrentemos a las diferencias con actitudes de regreso a la visión menos conformada con enseñas de fortaleza y cargadas de buenas vibraciones. Lleguemos a ese pacto que nos haga reaccionar con claridad y orden.
Añoramos momentos de pura felicidad, de esa que consideramos sencilla y que nos duele porque nos tomamos demasiadas tardes libres cuando tenemos mucho que hacer. Nos damos la bienvenida, pero, al mismo tiempo, nos debemos enfrentar al propósito de enmienda con unas razones que no se registren con derechos supuestos. La vida ha de ser tangible, con inversiones en el propio tiempo, que nos constituye.
No creemos en todo lo que hacemos. Eso no es bueno. Nos protegemos. Pensamos en las voluntades que nos dan lo bueno y lo malo. Nos debemos centrar para que la frustración y las intenciones nefastas no nos lleven a las voluntades menos comprometedoras. Reaccionemos para dar con los arreglos a las coyunturas que se transforman en estructuras que nos hacen mucho daño. Hemos de atender las referencias que nos distinguen con suposiciones variables, que hemos de dirigir hacia el sitio que nos cambia de posición. Seamos un poco pícaros con la mirada puesta en los demás.
Nos despertamos. Estamos estupendamente. Hemos advertido una serie de cambios que nos repetirán los resultados. Hagamos caso a esa astucia que nos caracterizó con luces que apagarán las penumbras. No tenemos que aceptar que el sollozo sea el frontal de una iniciativa responsable de que las distancias nos ganen las partidas en la sucesión de unos días que han de arrancar los elementos más positivos con prioridades que han de ganar con encuentros de pensamientos nuevos. No sé si las incorporaciones de ideas atajarán las crisis existenciales, pero estoy convencido de que podremos ayudarnos muy mucho.
Demos con las evidencias a través de los modos que nos acercan con comunicaciones plenas. Existimos con las buenas pretensiones que hemos de transformar en facilidades de acceder al aprendizaje. En ello estamos, y debemos estar. Las comunicaciones en plenitud han de ser las metas que nos tracemos cada día. Seguro que en alguna ocasión daremos con las formas y fortunas que nos planteamos y que perseguimos.