Marius Rubiralta, Secretario General de Universidades del Ministerio de Educación estuvo en la Universidad de Murcia, donde participó en las XXVIII Jornadas de Gerencia Universitaria que se celebran el 28 y 29 de octubre en el Paraninfo de la Universidad de Murcia, unas jornadas que intentan analizar y debatir los temas vinculados con gestión económica y financiera de las universidades.
Rubiralta, que disertó sobre el Campus de Excelencia internacional, habló para la Revista Campus Digital sobre el futuro de la Universidad española y las perspectivas a las que se enfrenta con la crisis económica en la que estamos inmersos.
-P: ¿Qué cambios intenta llevar a cabo el proyecto Estrategia Universitaria 2015 en la universidad española?
La modernización tiene una doble función: conseguir la adaptación de las universidades españolas a los cambios del sistema de educación superior en el mundo, y a la vez reposicionar la universidad con los retos sociales y económicos.
Cuando este proceso se inició, España no estaba aún en crisis social y económica, pero ya se indicaba la necesidad de que la Universidad no se encerrara en sí misma para responder a los retos sociales y económicos de España.
-P: Una de las razones de la existencia de ese proyecto es el fracaso de la Agenda de Lisboa 2000. ¿Hemos aprendido la lección, sabemos dónde están los errores y seremos capaces de subsanarlos?
-R: Yo creo que se ha aprendido. En estos momentos no nos ponemos objetivos irrealizables, estamos realizando una mejora de nuestro sistema universitario con acciones claras. Hemos pasado de las teorías a las acciones, porque es mejor una acción realizada en un porcentaje del 80 por ciento que una gran teoría que nos llevaría al cien por cien de mejora pero que no se realiza porque se queda en eso, en pura teoría.
La Estrategia 2015 ha huido de esa pura teoría. Hemos intentado buscar cuáles son los elementos débiles de nuestro sistema, aquellos puntos en los que hay un diagnóstico común de que deberían mejorar, y buscar la mejor solución inmediata que podemos realizar. Buscamos, por tanto la inmediatez en la mejora, y no perder tiempo buscando las mejores soluciones.
-P: ¿Cuáles son los puntos clave de la Estrategia 2015?
-R: La Estrategia divide la problemática universitaria en cuatro grandes áreas.
En el área de las funciones hemos aclarado cuáles son las misiones que exige en estos momentos la sociedad española.
Un segundo nivel habla de cómo puede mejorar el ámbito de las personas que forman parte del colectivo universitario a todos los niveles.
El tercer gran ámbito es el de la mejora de la propia institución. En algunos casos se trata de cambios estructurales importantes, y los hemos dividido en el ámbito de la financiación y en el mundo de la gobernanza, la gobernanza en el sentido global de la gestión económica, de las propias estructuras universitarias y en los cargos unipersonales. Otra área hace referencia a la internacionalización. Nuestras universidades están poco internacionalizadas, y esto es una grave debilidad del sistema universitario español. Por último, está el tema de la mejora de las evaluaciones.
El cuarto gran ámbito es importante y muy original: cómo influye la universidad con su entorno. Aquí hemos avanzado en acciones que mejoren universidad, ciudad, y territorio. Se trata de circunstancias que en otros momentos no hacía falta demostrar. Era evidente que la universidad tenía un papel y no hacía falta hacer una rendición de cuentas social, pero hoy constituye un elemento clave.
-P: ¿Cuáles son los próximos plazos de esta Estrategia 2015?
-R: Entre los años 2009 al 2015 las universidades y todos los sistemas autonómicos deben realizar informes anuales para explicar su contribución socioeconómica en su territorio. En el año 2015 realizaremos un informe social que se presentará al parlamento para explicar cuál es la contribución del sistema universitario al crecimiento socioeconómico de España.
El Campus de Excelencia Internacional utiliza esto como un elemento de dinamización para incentivar que las instituciones ligadas al triángulo del conocimiento, las que se dedican a la docencia, investigación e innovación, para que se pongan de acuerdo y busquen objetivos de futuro para potenciar el papel de la universidad en el desarrollo regional, tanto en el ámbito social como en el económico.
-P: Nuevos horizontes en la gestión es el lema del encuentro entre gerentes de este año que le ha traído a la Universidad de Murcia. ¿Cuáles son esos horizontes que se vislumbran a día de hoy en la gestión de la universidad española?
-R: Estamos desarrollando el plan de acción 2010-2011 de un documento que se aprobó el 26 de abril de este año sobre el modelo de financiación. Este plan de acción indica algunas soluciones importantes inmediatas, una de ellas es la creación de un modelo de contabilidad de costes para todo el sistema universitario español. Se ha elaborado ya un documento de consenso que se podrá implantar una vez que se haya discutido con los gerentes en las universidades.
La idea es muy clara: que en el curso 2012-2013 todas las universidades tengan todo el sistema de títulos con el coste real, de manera que entendamos mejor cuál es la situación y los costes de la financiación de la universidad. Uno de los documentos importantes en los que se está trabajando es un mecanismo de obtención de datos fieles sobre la situación de las universidades. Esto se ha podido hacer con un sistema de información en el que las comunidades se han puesto de acuerdo para generar unas bases de datos que ayudarán en la toma de decisiones.
La propia crisis y el sistema de austeridad a que nos conduce hasta el 2013 nos ha obligado a que los objetivos que teníamos marcados para el 2015 en el ámbito de las becas tengan que más alejarse en el tiempo, seguramente hasta el 2020, pero en cualquier caso se mantiene la estrategia de modernización en estos dos ámbitos.
Otro elemento es la incorporación del Observatorio de Becas, ayudas y rendimiento académico, un organismo de transparencia para tener información clara de cuáles son las consecuencias de las políticas que estamos haciendo.
Estamos gastando más de 1400 millones de becas y ayudas en el ámbito educativo en general y entendemos que es bueno que tengamos un balance sobre cual ha sido el efecto de estos fondos en los últimos años y podamos explicarlo a la sociedad. Esto hay que hacerlo relacionándolo con el rendimiento académico y con la evolución histórica de las personas que hayan obtenido ayudas para el estudio.
Este es un contexto importante en el que los gerentes tienen un papel muy importante.
-P: ¿Existe consenso en este asunto?
-R: Hay que subrayar aquí algo muy inhabitual: que un proyecto de financiación como este que se presentó el 26 de abril haya sido aprobado por todas las comunidades autónomas y todos los rectores de todas las opciones y todos los colores, que haya unanimidad en el diagnóstico y en el modelo de acción.
Las universidades han de aprender que solas no pueden competir en el ámbito global. Durante muchos años han estado desagregadas de muchas instituciones, y en este momento estamos intentando incidir en la creación de estrategias globales en cada una de las regiones.
Hemos de ponernos en marcha hacia un proyecto común: que hemos de transformar una sociedad basada en una economía muy especulativa en una economía sostenible y basada en el conocimiento. Los campus de Excelencia Internacional intentan pasar de la teoría a la acción y crear, por tanto, estrategias y acciones, mejoras y decisiones de eficiencia y eficacia, unir voluntades de distintas instituciones, porque así se conseguirá una mayor eficiencia de los fondos de estas universidades para cumplir los objetivos que la sociedad les demanda.
-P: Qué puede suponer la consecución de un proyecto como el Campus de Excelencia Internacional para unas universidades como las de Murcia y Cartagena y para una región uniprovincial para la nuestra? ¿En qué puede repercutir?
-R: Había necesidad de un cambio cultural importante, que ha requerido muchas reuniones entre instituciones. Creo sinceramente que el proyecto que ha quedado después de un año de trabajo ha sido un proyecto muy serio, y así lo ha considerado el comité internacional: que se trata de un proyecto con opciones de futuro.
Pero ahora se abre un reto, porque esto es solamente la señal de salida. En el 2015 habrá una nueva acción para comprobar si los objetivos se han conseguido.
De todas formas, con la consecución del Campus de Excelencia, la situación ha cambiado radicalmente: ahora todos los actores tienen una partitura que han de interpretar, y el concierto final es en el 2015. Todos habremos tenido tiempo de ensayar y de acompasar los movimientos.
El que las universidades de Murcia y Cartagena se hayan puesto de acuerdo en este proyecto y lo hayan defendido con tanto interés, me llena de orgullo, pero orgullo del sistema universitario español, porque lo que ocurre en Murcia ha ocurrido en gran parte del territorio nacional.
Esto demuestra que la universidad sigue avanzando. Cuando esto finalice, todo el mundo podrá girar la vista y comprobar que, en lo que ha ocurrido en la sociedad, la universidad ha tenido un papel de responsabilidad importante.
-P: Las medidas de ahorro en las universidades es otro de los temas que se abordarán en estos encuentros. ¿En que aspectos debería abordarse el tema del ahorro en la universidad? ¿Cuáles son los puntos más débiles en este sentido en la Universidad?
-R: La existencia de un período de tiempo, al menos hasta el 2013, en el que habrá una austeridad general en la función pública es un hecho que hemos de aceptar. Lo importante es que seamos capaces de transformar una amenaza en oportunidad. Hemos de gestionar mejor lo que tenemos y acompasar nuestro crecimiento a la realidad. Para ello es fundamental la colaboración entre instituciones.
En el caso de la Región de Murcia, el hecho de tener dos universidades públicas que se complementan facilita las cosas.
Pero esta austeridad no debe hacernos perder el norte de los objetivos, que es la mejora y la modernización de las universidades con los fondos que tenemos, rentabilizando al máximo nuestra situación.
También es importante que se pongan de manifiesto las buenas prácticas de la institución. Para ello se ha creado una comisión para que con los sindicatos, los consejos sociales y las comunidades autónomas analicen las acciones de austeridad que se están haciendo e indiquen cuáles son buenas y cuáles malas prácticas.
-P: ¿En qué tiene que cambiar la universidad española en relación con la sociedad?
-R: El tema más importante en el momento en el que estamos es que si no transformamos una parte del conocimiento en crear una riqueza en los propios territorios, en crear empleo, en mejorar la formación, en favorecer la competitividad de las empresas, difícilmente tendrá nuestro país la riqueza suficiente como para mantener los niveles de bienestar social que tenemos.
Nos encontramos en un momento de recesión, y creemos que las universidades tienen el lenguaje adecuado para hacer llegar a la gente que deberíamos acoplar, entre todos, la oferta y la demanda de conocimientos en función de los tejidos económicos existentes y los que se pueden crear.
-P: ¿Qué les diría a los estudiantes que están en desacuerdo con el proceso de Bolonia para convencerlos de las bondades del EEES?
-R: Este año no ha habido muchas acciones en contra. Yo separaría lo que ha sido la parte violenta de la parte dialéctica de la protesta. Me quedo sin duda con esta última, que ha sido positiva y nos ha enviado algunos avisos de lo que podía suceder, y nos ha hecho replantearnos el papel social de la universidad.
Hay todavía algunos retos pendientes, como el tema de la movilidad. Pero es necesaria una asignación de fondos para que la movilidad, que es algo muy importante en la educación superior, sea una realidad. Es preciso que todos los países europeos se percaten de esto.
En el informe de los diez años en Bolonia se puso de manifiesto cuales eran los retos para el futuro. Es preciso las mejoras sociales para que todo el mundo con capacidad pueda acceder a la universidad, pero también es necesaria la movilidad. Y también que no nos olvidemos de que uno de los primeros objetivos de la formación es la generación de una sociedad con un nivel de cultura humanística y científica adecuados para poder comprender los cambios que se están produciendo aceleradamente en nuestro mundo.
Esto ya era una función de la universidad en la etapa de Humboldt. La gente tiene preguntas porque no entiende lo que ocurre, y la Universidad tiene que dar respuestas. Volvemos por tanto al origen de la universidad: una universidad crítica, autónoma, que defiende la cultura humanística y científica, pero a la vez una universidad que entiende cuál es la situación real en este momento, pero que en lugar de encerrarse y lamentarse, actúa y sabe aglutinar a todos los actores. Esto ha sido, en definitiva, uno de los éxitos del Campus de Excelencia.
Abrir las puertas y las ventanas, llamar a todos los actores y dar un mensaje positivo de que todos juntos, y buscando lo mejor de cada uno, podemos encontrar una parte de la respuesta de nuestro futuro.
Sumarios
“El Campus de Excelencia es solamente la señal de salida. En el 2015 se comprobará si los objetivos se han conseguido”.
“En este período de crisis hemos de gestionar mejor lo que tenemos y acompasar nuestro crecimiento a la realidad”.