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“El Cela real y el Cela de la prensa del corazón, eran antitéticos” (Cela Conde sobre su padre, Camilo José Cela)

“Es impresionante la cantidad de libros que presentó mi padre sin haberlos leído”

 “De mi padre se ha dicho que era altivo y humilde, desconsiderado y atento, cruel y tierno, agresivo y pacífico. Todos esos CJC existieron con certeza y costaría mucho trabajo separarlos, porque no existe prisma alguno capaz de descomponer la naturaleza humana en sus colores elementales. Para mí, sin embargo, hubo un solo Camilo José Cela: mi padre”. La biografía de Cela escrita por su hijo, Camilo José Cela Conde, es un magnífico exponente de la personalidad poliédrica de nuestro último premio Nobel de Literatura, y uno de los escritores clave de las letras en español de la segunda mitad del siglo XX. Su obra y su figura fueron recordadas ayer, lunes 12 de diciembre, en el Hemiciclo de la Facultad de Letras, en el encuentro “Cela en familia”, dentro del ciclo Logografías Culturales de Deletreartes, una actividad organizada por el Servicio de Cultura de la Universidad de Murcia.

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Para el hermano del escritor, Jorge Cela Trulock, el centenario que ahora se celebra es una ocasión magnífica para acercarse a la obra de Camilo José Cela. Foto: OMEGA/UMU.

En el encuentro participaron Camilo José Cela Conde y Jorge Cela Trulock, hijo y hermano del autor de “La colmena”, moderados por el profesor Victorino Polo, en un acto que estuvo presentado por el Rector José Orihuela y la vicerrectora de Comunicación y Cultura Mónica Galdana Pérez Morales.

Un encuentro distendido que estuvo presidido por la palabra de Cela, que revoloteó en todo momento en el Hemiciclo de la Facultad de Letras. Antes, el profesor Polo se había referido a la relación de Camilo José Cela con la UMU, una institución que visitó en diversas ocasiones, y presentó a los familiares del escritor: “Familia sanguínea –afirmó-, aunque he estado tentado a decir sangrante”, “También”, comentó divertido el hijo.

Horas antes, ambos habían concedido a esta revista una entrevista en la que desgranaron algunos de los recuerdos sobre Camilo José Cela.

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Los protagonistas de la entrevista, con el autor de la misma. Foto: OMEGA/UMU.

“El personaje que se encargó de difundir mi padre en los medios de comunicación españoles en los últimos tiempos era un tanto impostado, realmente esa persona no existía”. “los escritores viven de crear personajes, pero si ese personaje no existía, sí que era al menos un personaje inventado por Camilo José Cela, aunque esos dos personajes: el Cela real y el Cela de la prensa del corazón, no sólo no se parecían en nada, sino que eran antitéticos”.

El hijo del escritor aludió a que mientras los personajes creados por Cela eran perdedores, el que él aparentó convertirse era un triunfador, alguien creado para consumo popular y que había incorporado a su escudo heráldico la contundente frase “El que resiste gana”. Pero aquél era un ser que no era aprovechable para la literatura: “no se hubiera podido hacer una novela de importancia con un personaje así”. A juicio de Cela Conde, era sin duda la timidez la que le impulsaba a ocultarse bajo un escudo de suficiencia, y la que lo llevaba “a intentar tener la sartén por el mango en cualquier situación para que no se le fuera de las manos”. Pero esta circunstancia de engrandecer la figura pública iba en detrimento de la figura literaria: “al final, don Camilo era el del premio, no el escritor, y la mayoría de quienes le aclamaron después del Nobel, (algunos de forma desmedida), probablemente no habían leído jamás una de sus obras”.

Para Jorge Cela, está clara la existencia de esos dos Camilos: el primero el escritor, y el segundo, ya al final, el personaje de las revistas: “Él se sentía ya seguro, no temía a nada ni a nadie”.

Para Cela Conde, su hijo, está claro que hubo uno solo, su padre. ¿Pero cuál de los Cela ha prendido más en el imaginario popular de nuestro país?: “Las contradicciones y las paradojas entre la figura pública y el gran hacedor de novelas son quizás mayores que en el resto de los escritores, pero yo creo que la razón es muy sencilla: muy pocos escritores en vida han obtenido el éxito que alcanzó él. Se convirtió en una figura tan popular como un torero o un futbolista, y eso era algo impensable en un escritor antes que él”.

Para Jorge Cela, es precisamente el último tramo de su vida lo que hizo que no se entendiera correctamente el enorme legado cultural que dejaba el escritor y que “es preciso poner de relieve, algo para lo que puede servir este centenario que ahora se celebra”. Se trata además, de un autor que, curiosamente, tuvo éxito durante toda su vida y que, aun catorce años después de muerto, sus libros continúan teniendo un enorme predicamento. Ahí está para demostrarlo “La familia de Pascual Duarte”, el libro en español más traducido de todos después del Quijote.

Curiosamente, uno de nuestros mejores escritores no hacía de la literatura escritor ganado uno de sus temas de conversación: “Jamás hablaba de literatura”, asegura su hijo. Su hermano Jorge está convencido de que sus propios libros, que regalaba a su hermano, a veces tampoco eran leídos por éste. “Era su mujer, que entendía mucho, la que le decía cómo eran y qué interés tenía, y con eso ya se formaba una opinión”, comenta. “Es impresionante la cantidad de libros que presentó mi padre sin haberlos leído, y lo cierto es que hablaba de ellos y quedaba bien, y los autores quedaban muy agradecidos”, asegura divertido Cela Conde.

A los dos le resulta complicado elegir un libro de Cela entre sus preferidos: “Está claro que ‘La familia de Pascual Duarte’ cambió la literatura española del siglo XX”, comenta el hijo, pero los dos se decantan por otras obras por razones vitales: “La colmena”, comenta Cela Conde, “porque mi padre la presentó a la censura diez días antes de nacer yo. Y un día después de mi nacimiento, hizo la primera lectura pública. En cierto modo, nacimos a la vez. Pero si hubiera que elegir una por mi gusto personal, me quedaría con ‘Los apuntes carpetovetónicos, esas historias sobre un mundo que se ha perdido tienen un gran mérito antropológico y literario. En ese terreno Cela era un genio”.  Jorge, por su parte, tiene especial predilección por “Mrs. Caldwell habla con su hijo”: “La leí antes de que se publicara, fue cuando comenzaba mi carrera literaria, y es la que más se parece a mi obra”.

A pesar de todas las controversias generadas por el Cela del final de su vida, cuando ganó el premio Nobel la academia reflejó que le concedían el premio por la claridad y la compasión con la que muestra el desamparo del ser humano… “Resulta curioso”, comenta Cela Conde “Yo he leído textos de críticos literarios que, a pesar de todo, echan en cara el despego de Camilo José Cela por sus personajes, cuando es justo al contrario: él retrata a los perdedores como un grito a favor de ellos, de esos juguetes en manos de un destino fatal. La frase final de Pascual Duarte: ‘Yo no soy malo, padre, aunque razones no me han faltado para serlo, refleja muy bien ese trasfondo de piedad por el derrotado. Esa es una constante en la obra de Cela”.

Cuando, hace 29 años, Camilo José Cela hizo una visita a la Universidad de Murcia, en una entrevista con este cronista, el escritor aconsejaba a los futuros escritores que no tirasen nada. Y él predicó con el ejemplo: en palabras de Darío Villanueva no existe ningún otro ejemplo de escritor de cuya obra se conserve tanto el proceso de creación de la propia obra: “Recuerdo que cuando acabó ‘San Camilo 1936’ –comenta Cela Conde- había dos cajas de cartón gigantescas con todas las notas que había ido tomando en casi cualquier papel que se ponía a su alcance, frases, ideas… Normalmente esos papeles van a parar a la basura, pero en el caso de mi padre, han quedado, y dan ideas muy interesante sobre cómo escribía las novelas”. Un buen modo sin duda de acercarse a uno de nuestros mejores escritores.