Acierto y futuro

Juan TOMÁS FRUTOS

Reflejas tu ser en mí, mientras aprendo de todos los consejos y de los hechos que compartes. Es un buen aprendizaje. Lo que regalas viene envuelto de amor, de comprensión, de respeto y pasión. Es imposible no formarse con tu ejemplo, que agradezco. Nos hemos forjado por esa intercesión que sabe a divinidad. Nos oteamos poliédricos en tus sienes, en los instantes fermentados como esos grandes regalos que son en la voluntad de compartir solidariamente. Nos agradecemos mucho la adicción. Es inmensa la perspectiva.

Mostramos que la vida tiene sentido cuando damos con personas como tú, que nos enganchan a las reparaciones inmediatas para seguir con hermosura y buen hacer. Nos consideramos desde el empeño global de una felicidad a la que tenemos derecho. Nos ayudas.

Miramos tus manos, tu rostro, y nos fijamos en los gestos que destacan el comportamiento de toda una historia soberbia. Sumas con lo que haces, con lo que glosas, mientras nos subimos al dictado de razón, que nos supera con el trazado de tus palabras, que también se apegan a lo humano.

La cara de bondad es el telescopio de un alma especial que cuida y sana con una premisa extrema de salvar al conjunto para que lo individual tenga cabida. Es una actitud noble, la tuya, y por eso la seguimos tantos y tantos. Sé que eres un acierto, porque en ti, en tu postura, en tus dones, hay futuro.