Francisco Sánchez Bautista

90º aniversario del escritor murciano Francisco Sánchez Bautista

Nuestro escritor, Francisco Sánchez Bautista, Grande de la Poesía, que ha ido acompañándola con una esmerada y bien definida prosa, este 11 de Junio del 2015 cumplió sus 90 años (Llano de Brujas, 1925).

Me atrevo a hacerle llegar una felicitación sincera en nombre de cientos y cientos de murcianos y de otros tantos foráneos, porque nos recuerda que sus creaciones de más de 50 años siguen manteniéndose vivas para todos, y para siempre, y el otro día, incluso, en el número 500 de Ababol, página 17, nos sorprendió, casi amorosamente, de pura perfección, con un poema inédito: “El Ángel de la palabra”.

En efecto, es inédito, y pertenece a un libro al que ha dado un título tomado del metalenguaje de la música, “Rondó caprichoso”, del que ha ido dejándonos muestras en programas de fiestas de la poesía y homenajes. Antonio de Béjar, con silencio y a su lado, solemne, leyó un día en la Iglesia de Jesús “El Ángel de Salzillo”.

Se me ha concedido el privilegio de tener en mis manos dicho poemario, que lo es de Amor. Lo escribió entre sus edades de los 80 y 85 años. Al intentar comentarlo, no debo sobrepasar más de lo que él ha ido haciendo público, pero sí puedo decir que es una joya universal dentro de los poemas amorosos. He ido viendo que, a la par que sigue creando versos que nacen de la esencia más honda y delicada de nuestra condición de humanos, lo componen poemas en su eximio y máximo estilo clásico (sonetos en alejandrinos, por ejemplo), y de su máxima sapiencia, sin olvidarnos que la palabra sapiencia hunde su raíz en el materno latín: nace del verbo “sapere”, que ellos lo aplicaban al hecho de gustar, saborear.

La obra de Sánchez Bautista está llena de sapiencia, es decir, de posibilidades para que gocemos, para que gustemos y saboreemos la fuerza del sabio que nos la da, y, como efecto obligado, para que admiremos lo hermoso que es el hecho de ver y oír que utiliza el LENGUAJE de forma ajustada y, a la vez, con variedades y connotaciones quasi infinitas, consiguiendo así la proyección de su escribir (incluido el escribir con léxico de la Huerta) para la historia del pensar y meditar universales. ¿Quién no recordaría a Rainer María Rilke el día que llegara e encontrarse con toda la generación de Ángeles del Amor que traspasan el inédito, de donde el propio autor ha arrancado este Ángel de la palabra amor? …, “vivo para el amor”, le oímos que dice.

Francisco Sánchez Bautista, noble y sabio poeta nonagenario, puede lucir en sus solapas dos insignias de glorioso reconocimiento público: la de haber sido elegido Miembro de la Real Academia Alfonso X el Sabio y, desconocida para la inmensa mayoría (incluidos los miembros de nuestras universidades), la Insignia de Oro de la Facultad de Letras que, no hace mucho y en acto público y a modo de “Honoris Causa” por ser un soberano autodidacta en uso continuo de su Sabiduría, le impuso el Rector Magnífico señor Cobacho, en la propia Facultad de las Letras Españolas y Universales.

Permítame el lector adjuntar tres ejemplos de sonetos de Sánchez Bautista, meditados y escritos allá por mediados de los 80 del siglo pasado: Del tiempo y la memoria, 1986. (También se me concedió el privilegio de ver nacer el libro, en sus cálidas hojas mecanografiadas). Están localizables en Poesías completas, páginas 330 y 331.
No será fácil (afortunadamente, no imposible) encontrar pensamiento y lenguaje tan universales, aunque el léxico sea tan “limitado” a los campos de viñas y de huertas, como en el II, “Está mi corazón …”

CAUDAL DE MEMORIA

I

Todo se lleva la edad, incluso la memoria.
VIRGILIO

ES la memoria el único asidero
al que acudimos cuando ya el presente
nos limita el futuro, y un ardiente
y enfermizo deseo es lo primero

que empaña este optimismo pasajero,
pues se sabe que el tiempo omnipresente
borrará en la memoria más consciente
el recuerdo más vivo y lisonjero.

Porque vendrá ese frío visitante
al que llamamos muerte y con mirarnos
nos hundirá en el tiempo y el olvido.

Privados de la luz, ya no habrá instante
con que halagar los ojos ni engañarnos
en el grato caudal de lo vivido.

II

ESTÁ mi corazón, que ya envejece,
igual que el árbol que, si más añoso,
su fruto es menos, pero más meloso
y más golosamente se apetece.

Pues si ayer fue enterizo, hoy ya parece
un arrope adensado, un oloroso
vino que el tiempo puso apetitoso
y a más esencia con los años crece.

Tal es la fruta que, olvidada un día,
si entre las verdes ramas es hallada
al gustarla alabamos su valía.

Y es tal mi corazón, pasa arrugada
entre otoñales viñas, que aún nos fía
la miel del tiempo en mosto condensada.

III

La sombra sola del olvido temo
LUPERCIO LEONARDO DE ARGENSOLA

AUNQUE temo la sombra del olvido,
más sufro la tortura del pasado
hecho memoria en mí: un río helado
y un náufrago en sus aguas sumergido.

Vivir ajeno al tiempo es lo que pido
y es el don que los dioses me han negado.
La memoria me tiene esclavizado
y el impasible tiempo sometido.

Mejor fuera el olvido que el recuerdo;
preferible es la nada a un hecho vano
que pese en la conciencia de por vida.

Inmenso río en el que nado y pierdo
el equilibrio, y donde nunca gano
la iluminada orilla prometida.
[De este soneto dijo mi buen amigo Pepe Martínez (para los amigos comunes el filósofo sabio y escueto) que era un poema de grandeza psico-metafísica, compuesto sobre la base de mitos universales que tienen que ver con El tiempo y la memoria. En el fondo de tesis doctorales de la UMU está la de José Martínez, a propósito de Schopenhauer (el doctor Jarauta la recordará)]

José Antonio Postigo Pascual
Profesor jubilado de la UMU.