2007-02-27-Entrevista-a-Sánchez-Bautista-poeta-3-672x372

2 de sociolingüística

José Antonio Postigo Pascual

Siempre he pensado, en mis inúmeros años de docencia sobre temas relacionados con el LENGUAJE, que nunca está de más (y sí puede estar de menos) aclarar el alcance de la terminología al uso en este terreno. Quizás en este caso no sea muy necesario decir qué es eso de la sociolingüística …, pero por si acaso.
Se trata de una actividad científica y docente (por supuesto de raíz individual) que consiste en tener el oído al tanto de lo que dicen las personas de tu alrededor, y cómo lo dicen o escriben (no por los contenidos, que eso podría llegar a ser curiosidad malsana, y hasta inmoral).

¿Con qué fin? … Pues para no dejar pasar algo que pueda ser relevante para el uso y evolución de nuestra Lengua Materna, y así, ser precisos a la hora de ejercer tu trabajo como enseñante, sobre un tema tan hermoso, pero volátil.
Este sería el primer supuesto, casi-casi indispensable, para valorar en su justa medida el fondo de estas líneas que van a seguir, o que, en otro momento, ya han venido a la luz pública.
Segundo supuesto. Desde muy joven (19-23 años; nací en 1937) vengo pensado que tiene que haber razones de mucho peso para cambiar el modo de comunicarnos que llamamos LENGUA-HABLA-ESCRITURA comunes, u otras formas de LENGUAJE; o que tienen que ser razones de peso aplastante las que subyazgan al hecho de introducir cambios bruscos en este esquema de comunicación tan maravilloso, por necesario para todos los estratos y actividades individuales y, por ende, sociales, que llamamos lengua (LENGUAJE) común.
Sobre estos presupuestos dejados de forma más bien escueta, veamos ya cuáles son los hechos sociolingüísticos que mueven estas líneas.

Voy por lo que yo diría que es muy bonito y muy útil, y hasta inocuo, como se verá …, y que, además, en estos casos, nace del ser de nuestra Lengua Madre en cuanto medio de comunicación de masas (muy significativo este extremo).
Hace años, puede que 8 ó 10, comenzamos a ver en nuestras comunes áreas de compra este dicho: “Murcia, área comercial”, y los creadores del eslogan tuvieron la buena idea de crear una abreviatura tal que así: “Muac”. Pero claro, supongo que se dieron cuenta de que dicha “palabra” podía ser pronunciada de dos formas diferentes, con el “despiste” que produciría en la gente, y, por consiguiente, la fuerza de confusión que provocaría y que llevaría al olvido de tal abreviación (¡ son los rasgos terribles que conllevan los juegos con el lenguaje a escala común si no son claros !!).

Pues bien, al creador o a los creadores de abreviatura tal, se les ocurrió hacer algo que, a primera lectura, contravenía las normas ortográficas para el uso de la tilde: llevan tilde las palabras agudas que terminan en vocal o en “n ó s”; no la lleva, por ejemplo, el vocablo “reloj”. Pero …
Como digo, hicieron de la necesidad virtud, la de crear algo claramente irregular pero tajantemente comunicativo. Y así, apareció la fórmula que vamos viendo constantemente: ”Muác”, es decir, una “palabra” que invita a ser pronunciada, sin dudar, en un solo golpe de voz [muák].
Por otra parte, he ido viendo que otras firmas comerciales han adoptado este sistema, reduciendo incluso el nombre comercial completo a una sola vocal acentuada, normalmente aquella que en escritura normal lleva el acento [estoy pensando en Multiópticas y su solitaria “Ó” acentuada]
Pero hoy, 9 de Marzo del 2022, andando por mis aceras habituales, he descubierto un fenómeno sociolingüístico verdaderamente bien estudiado, e incluso con un buen aire estético muy de agradecer. (Véase la reproducción escaneada que adjunto … ¡no me digan que no tiene su gracia !!) [No voy a insistir en descripciones de los rasgos sociales anexos a dicha fórmula, no vaya a ser que pueda dar la idea de que me han hecho un seguro de hogar “de gratis”, que diría nuestro Paco Rabal]

Pero, según anunciaba arriba, no todo lo que se “inventa” en los juegos del LENGUAJE va a ser bello, bonito y útil. Veamos despacio otro caso, porque el tema es peliagudo …, pero que muy peliagudo, pues tiene mala perspectiva de solución …, aunque todo es posible en el mundo de la COMUNICACIÓN lingüística (a lo mejor merece la pena que, al final, cuente un caso de fracaso rotundo de uno de esos insensatos intentos de espachurrar nuestra comunicación habitual; esperemos a ver).
Me refiero a las terribles operaciones (la mayoría de las veces inconscientes, seguro, como en el caso con el que se ilustran estas líneas) para hacer desaparecer del mapa comunicativo diario y normalizado el verbo Oír. Es decir, aniquilar el maravilloso binomio o par mínimo Oír—Escuchar. Permítanme un testimonio de autoridad, de máxima autoridad, que, seguro, andará por ahí, por las famosas redes: el de un notable e ilustre académico de La Lengua, don Javier Marías que, allá por un Domingo, 5 de Febrero del 2017, en un semanal de un periódico de VOCENTO, nos dejó, para que leyéramos, unas inteligentísimas líneas que titulaba: ”¡Oigan!”. Por cierto, se las hice llegar a un periodista áulico, y, al parecer, todo se redujo al …, “como el que oye llover” …, que ya no sería “oye”, sino “como el que escucha llover”.
Y todos tan tranquilos, ante la aniquilación de un matiz tan hermoso de nuestro modo de expresarnos, de comunicarnos; ¡ ah, a ciertos comunicadores en Lengua Española, qué infierno les espera, incluidos los dobladores del CINE y de las series !!
Y creo que debo ir terminando, aunque en mis archivos del disco duro tengo guardados ejemplos que espeluznan, más incluso que el del pie de foto de este pianista o clavecinista, que, según la nota periodística, el pobre se pasó toda su niñez como un tonto, dando vueltas por la casa, y en el colegio, abstraído escuchando música, mañana, tarde, noche y soñera, mareando su cabeza por el complejo y espeluznante mundo de las partituras …, día y noche escuchándolas, aunque suponemos que en algunos momentos pudiera ‘Oírlas’, con un gozo especial, si bien quizás inconsciente, y luego, con toda la conciencia de un profesional, las escucharía, seguiría los pasos, pormenorizadamente, a creaciones tales’, pues ¿cómo iba a escucharlas si no las oía?, aunque sólo fuese con la simple lectura de las partituras.

P. S. ¡ Por favor !!, no dejen de buscar-leer el comentario de don Javier Marías; Vds. saben que cuando algo está bien escrito, leerlo produce un placer especial.
Otro Post Scripta: espero llegar al verano con mi pantalla de la tele intacta, es decir, sin haberla destrozado de un zapatillazo … ¡ Dios mío !!, ¡ qué cosas tiene uno que oír-escuchar en relación con este tema …, sobre todo en los doblajes modernos de las series, en cuyos textos ingleses (al menos) seguro que el traductor leerá, bien definidos: to hear y to listen to. Pues ¡ que si quieres arroz Catalina !! …, ahí nos espetan, una y todas las veces que les da la gana: escuchar y escuchaba y escuché … ¡ A lo mejor es que, resulta, que el traductor, o los traductores, no saben cómo se conjuga el verbo Oír !! …, que escrito suena un poco duro, pero que al oído sabe a gloria: oía …, …, y ¡ ale !!, tiran por el camino de en medio, y al personal que necesite percibir los matices de las tramas, pues que lo zurzan.