La Constitución de Cádiz en su bicentenario (1812-2012)

Decía Benjamín Constant que el desdén por la historia, el pensar que no representaba nada había conducido a muchos acontecimientos cruciales para la humanidad. Algo así sucedió en Cádiz. Para nuestra empresa únicamente convendremos que las abdicaciones borbónicas y el rechazo al monarca impuesto por Napoleón conllevó que desde liberales a realistas, todos coincidieran en la necesidad de una politeia, en el sentido aristotélico del término, de un nuevo orden político para  España.

La constitución gaditana va a provocar una revolución política anticipándose a su tiempo y especialmente al de España; hace que el país salga de la minoría de edad por la vía de la emancipación.  El punto de partida de todos los diputados es poner límites al poder de una monarquía que no abordaba ninguno de los problemas de la patria, el modelo de una monarquía hispánica y absolutista iba a devenir en un modelo cosmopolita de monarquía parlamentaria. Su sistema político unitario y centralista, tildado por algunos de jacobinismo, marca el tránsito desde un sistema autocrático al democrático, donde nación y soberanía se contemplan en un sentido moderno. España, la nación española, alcanza la libertad y la modernidad política con la promulgación de la Constitución de 1812 en Cádiz.

La efeméride del bicentenario ofrece una oportunidad para analizar el proceso de conformación de la España contemporánea. Esa es la aventura del liberalismo doceañista que durará el tiempo que las Cortes permanezcan en Cádiz. Cuando a partir de septiembre de 1813 la fiebre amarilla fuerce a desplazarse a la Isla de León y, definitivamente, a Madrid a finales de año. El liberalismo gaditano cambiará de aires, y no serán de libertad, así que cuando el 15 de enero de 1814 se celebra la apertura de Cortes en Madrid el absolutismo pende sobre la Pepa y tres meses más tarde el golpe del general Francisco Javier Elio pondrá fin al primer acto del proyecto liberal iniciado en Cádiz.

Es cierto que el texto gaditano ha sido también idealizado y convertido en antorcha utópica de la libertad, mientras otros lo arrumbaban en los desvanes de la historia ya que desde su particular punto de vista no era significativo para la constitución de España en estado nación. Desde esta perspectiva podemos repasar los hechos y acontecimientos y cómo nos han llegado por distintos relatos canónicos de la historiografía.

No expliquemos 1812 en función de 2012, ¡basta ya de tanto presentismo! Hemos mostrado líneas de fuerza, tradiciones, corrientes de pensamiento, doctrinales y normativas que llegan hasta la actualidad. Son demasiadas exigencias para la aventura democrática y constitucional de Cádiz. A Cádiz lo que es de Cádiz y sobre nuestros problemas actuales, sólo cabe abordarlos con todas sus consecuencias. Pero, eso sí, con el entusiasmo y el mismo ímpetu con que los doceañistas encararon la necesidad de modernizar y democratizar – más aún – a España.

Esta obra de Jorge Novella Suárez (ed.) está elaborada en colaboración con profesores de diversas facultades (Historia, Filosofía y Derecho) para contribuir a la divulgación y conocimiento del texto gaditano y dentro de la colección editum respublica.


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