Sobre la lectura o la Felicidad Interior Bruta (FIB)

 

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Sobre la lectura o la Felicidad Interior Bruta (FIB)

Día del libro. 23 de abril

Toda biblioteca es un compendio de remedios botánicos para el alma, una gran farmacia y los libros, plantas cuyos principios activos tienen efectos beneficiosos sobre las personas, proporcionan bienestar, salud, calidad de vida, nos ayudan a sobrellevarnos y quizás, también, nos curan de algún problema espiritual que igual hasta desconocemos. Siguiendo con este razonamiento, los géneros en los que clasificamos las formas de escritura: filosofía, ensayo, poesía, teatro… podrían contener diferentes principios activos cuyos efectos mejoraran notablemente la naturaleza humana, así la poesía, -droga fuerte-, mejoraría la sensibilidad; la filosofía y el ensayo, la razón y el pensamiento; la novela, la imaginación; el teatro para las emociones…

Cuenta Platón en un mito que los egipcios descubrieron un fármaco que hacía sabio a quien lo consumía. Se trataba de la escritura, el elixir de la sabiduría que curaba a todo el mundo del olvido. Pero como todo fármaco tenía sus contraindicaciones, pues aunque podía fijar hechos y salvarlos, condenaba definitivamente al olvido todo lo que no quedara escrito. La escritura arruinaba la tradición oral. Privilegia la visión pero condena el oído. Sucede que con el tiempo, el predominio de la visión ha ido creciendo tanto que la misma escritura y la lectura se han visto desplazadas como formas prioritarias de transmisión de los conocimientos. Contar, hoy, es contar en imágenes. Ser, es ser fotografiado. Existir, es hacerse selfies y como dijo Susan Sontag en su célebre ensayo La caverna de Platón, “todo existe para se fotografiado”.

El seminario Pensamiento y Cultura y la Biblioteca Universitaria hemos disfrutado elaborando un proyecto cultural juntos para celebrar el día del libro: “lo llevas escrito”. Este proyecto consiste en la realización de carteles anunciando fragmentos literarios interesantes de obras clásicas y contemporáneas de la literatura y el pensamiento. Cada cartel lleva un fragmento y un código QR, que acercando el móvil informa sobre dónde esta el libro catalogado en la biblioteca. La idea es motivar a los alumnos a la lectura mediante el uso de las tecnologías: móvil, apps, fotografía, códigos QR y otros formas de la cultura digital.

Pero aunque los nuevas formas y técnicas cambien los modos -y las modas- de producción y expresión, las fuerzas productivas, es decir, la humanidad y sus capacidades seguirán siendo las mismas. Esta semana celebramos el día del libro y resulta que leer constituye una capacidad básica del ser humano, una facultad innata, que se desarrollara a lo largo de la vida y a través de la educación. Precisamente el término desarrollo hace referencia al despliegue y evolución de las facultades o capacidades humanas. Así, llamamos desarrollados a los países que crean las condiciones necesarias para que sus ciudadanos desplieguen sus facultades básicas. Numerosos estudios demuestran que el desarrollo de todas las potencialidades del ser humano proporciona bienestar y felicidad. Alcanzar el bienestar social y la calidad de vida pasa, necesariamente, por incluir en las políticas públicas indicadores que puedan medir el grado de satisfacción de sus ciudadanos. Lo cierto es que el racionalismo económico sólo incluye en sus objetivos políticos indicadores economicistas, que explican y entienden el desarrollo de las sociedades sólo en términos de producto interior bruto (PIB) y renta per cápita. Pero medir las vidas no consiste en medir la riqueza de esas vidas. La vida humana es mas compleja, la ciencia económica debería contemplar datos humanos, construirse sobre indicadores más cercanos a las emociones, los sentimientos, el bienestar, la felicidad, el desarrollo personal y social.

La lectura es un indicador básico para medir la calidad de vida de las personas, su bienestar y su felicidad. La sociedad lectora es una sociedad feliz que alcanza índices altos de bienestar social. Desde luego que sería muy conveniente incluir indicadores de lectura de la poblaciones en los estudios de la OCDE sobre el desarrollo de los países y reducir tanto indicador economicista, que muestran lo ya sabido: a mayor PIB mayor desarrollo. Sí, pero…
¿desarrollo de qué?… de la conmensurabilidad, de la maximización del beneficio, de la racionalidad instrumental… y ¿qué pasa con esas otras capacidades que nos llevan al bienestar y a la felicidad?, ¿qué pasa con el desarrollo de las emociones, la imaginación, el conocimiento, la vida práctica, la sabiduría, los sentimientos, la empatía, la satisfacción personal?… ¿qué pasa con estas capacidades que son fundamentales para la vida en común?…

Hablando de la vida en común, no todo son bondades en este mundo de los libros. Como si este mundo de cosas dichas y queridas no hubiese conocido invasiones, luchas, hogueras, herejías, condenas, rapiñas, odios, perversiones e infamias. Porque en los libros está toda la historia de la humanidad, su latido y su pulso. Si exceptuamos a Dios, al que sólo le conocemos un libro: la Biblia -y que escribió con seudónimo, el Espíritu Santo-, todo lo demás que se ha escrito pertenece a los hombres y a su historia (Por cierto, que acabo de recordar el dicho medieval: Para hablar tenemos por maestros a los hombres, para callar a Dios.)

Definitivamente, no hay libro malo, en términos morales quiero decir, como que no hay mal lector. Una buena teoría de la lectura, que conocemos a partir de Borges, consiste en leer mal, hacer un uso de los textos y de los libros donde la cuestión no radica en lo que se dijo y lo que se quiso decir, si no en qué efecto produce. Así leyó Borges toda la metafísica occidental, como si fuese un género literario nuevo, una rama de la literatura fantástica o la enciclopedia británica como si contuviese todo el universo posible y así leyó, también, Pierre Menard, el Quijote y lo reescribió sin cambiar una sola coma. Hoy, lo postmodernos, ya hemos comprendido que no es posible leer mal, que leer mal es sólo una forma de crear, que el lector es productor de textos y de nuevos significados y que los libros son esa botánica del alma que nos suministran drogas que nos curan, porque nos hacen mas felices.