Testimonio devoto

Juan TOMÁS FRUTOS

Aprendimos a ser contigo,

con tu lenguaje,

con tu ejemplaridad y aventuras,

con los emblemas que colocan

el broche de una vida en ciernes,

siempre empezando.No sabemos mucho de ti,

y, en cambio, todo lo percibimos,

sin verte, sin tener más estampa

que la imaginada,

como tu Caballero Andante,

en un camino interminable

como la Naturaleza misma.

Nos enseñaste con tu Galatea,

con tu poesía afanosa,

perdida y hallada en nuestro idioma

universal y abierto,

como tú, enseña y divisa

de quienes conforman con obras y oralidad.

Tus Persiles y Sigismunda

andan dando trotes como las bellas letras

que regalaste a quienes consideran

que la novela moderna tiene en ti

base, altura, sonoridad y creatividad.

Engendraste juicio y experiencia,

y, asimismo, la gracia divina

que creías no concedida,

pero que sí saboreaste.

Me refiero a ti, querido Cervantes.

Porque fue, porque fuiste,

porque has llegado hasta nosotros

cuatro siglos después

con un absoluto esplendor,

siempre te daré las gracias.

Sean estas letras testimonio de ello,

de mi ingente y eterna devoción.

Aprendimos y aprendemos.