Profunda conocedora del mundo antiguo –es profesora de griego-, está convencida de que los clásicos literarios constituyen un recurso inagotable de placer y una espléndida fuente para explicarnos a nosotros mismos y al mundo que nos ha tocado vivir. Pero también los autores más modernos son objeto de su deseo: su voracidad lectora le ha llevado a escudriñar entre las voces más diversas y en los ámbitos más distantes. No tiene reparo alguno en reclamar un lugar privilegiado en nuestra cultura para internet que, a su juicio, ha extendido y democratizado como nunca la poesía, un género que sigue condenado aún al ostracismo en muchas librerías.
Su literatura es reflejo de un rico mundo interior edificado a golpe de lecturas y vivencias, que se asoma ante nosotros en forma de poema en libros como ‘Problemas de doblaje’, ‘Fecha de Caducidad’ o ‘Transitoria’ .