Sugerencias para el quehacer analítico

Vamos a relatar de manera breve algunos aspectos que pueden servirnos a la hora de realizar una investigación de carácter científico. Lo primero que debemos tener, para afrontarla, es una idea, o unas buenas ideas, que han de ir acompañadas de los suficientes criterios para arropar todo el proceso de manera conveniente.

Hemos de explicar, a modo de introducción, lo que queremos hacer, qué se ha realizado hasta ahora, cómo está el marco teórico y el práctico, si es el caso, al tiempo que hemos de justificar todo lo que vamos a confeccionar con elegancia y peso en los planteamientos.

Los objetivos, igualmente, han de estar bien esbozados. Estos serán precisos, claros, con algunos de ellos lo suficientemente amplios para tener una gran apertura de miras. No dejemos en el tintero el trazar una buena metodología, con habilidad, con un buen camino marcado, con encuestas y acercamientos teórico-prácticos, con la oportuna bibliografía y casuística.

La hipótesis es básica. Es el punto de partida con el posible de llegada. En ella se engloban interrogantes que nos han de permitir seguir la estela de un análisis con el que exploraremos ese terreno que nos invitará a una serie de consideraciones y/o conclusiones.

Los consejos de aquellos que han pasado por la experiencia del análisis intenso y excelente serán los fundamentos de todo el quehacer que emprendamos, que ha de ser ágil y flexible, amoldándose a las circunstancias que nos vayan surgiendo. No se trata de dar vaivenes, no. Hay que poseer capacidad de adaptación a los nuevos datos o argumentos que vayan surgiendo sobre la marcha. Ésa es la visión del investigador, que ha de estar abierto incluso a los imprevistos y sorpresas.

Debemos tener un corazón a la escucha en todo, y mucho más cuando hablamos de estudiar y de conocer lo que sucede en el entorno. Lo académico, además, ha de ser riguroso, preciso, contrastado, ausente de controversias vacuas. No podemos hablar sin constatar y comprobar lo que estamos defendiendo. Las tesis de otros estudios reputados han de ser baluartes cargados de sensatez.

La lógica, el sentido común, será la base del edificio que vamos a construir. Miremos los errores de otros para cometerlos también nosotros, y contemos lo que estamos haciendo para que los demás nos digan sus opiniones. El seguimiento continuo de cualquier avance es garantía de no perder el tiempo y de poder actuar en un sentido u otro contemporáneamente, sin demoras inútiles. Intentemos, asimismo, rentabilizar las gestiones. No nos perdamos en problemas irreales o irresolubles. Sí, tengamos tesón (no nos confundamos), pero estemos con los pies en el suelo y tratemos de no caer en la frustración por actuaciones imposibles. Es mejor ir lentamente y bien que rápidamente y tropezando o volviendo sobre nuestros pasos.

La ilusión y el ánimo son cimientos de cualquier actividad. Por supuesto, en la científica no ha de faltar. En consecuencia, mucho entusiasmo, y adelante. No olvidemos que lo mejor que podemos hacer, ante demoras y/o parciales fracasos, es seguir sin descanso hacia el horizonte marcado.