Semitiel Segura expone su visión de la antigua Cartagena en el Museo del Teatro Romano

El artista Semitiel Segura propone un evocador viaje pleno de luz y de poesía, como es norma en toda su obra, en la exposición “De Cabo Trete a Carthago Nova”. Se trata de la nueva muestra de este artista ciezano, uno de nuestros pintores de más reconocido prestigio en nuestra región, que se expone desde comienzos del mes de julio en el Museo del Teatro Romano y que permanecerá en estas salas hasta el próximo 10 de octubre.

 Semitiel ha sabido sacar un partido casi mágico a la piedra, a esa silenciosa artífice de la historia cartagenera desde sus orígenes. A la piedra solidaria y noble con la que construyeron los romanos sus edificaciones hace 20 siglos y a la sólida roca que la defendió de las tropas francesas hace 200 años.

Es la piedra la auténtica protagonista de esta muestra, junto con las rocas del litoral, la arena de la costa y la tierra rojiza de los alrededores de la población.

Una piedra que, como confiesa a la cronista Ana Martín: “He vivido entre el cielo y la tierra, y he sentido la brisa del mar. Aún no habías nacido cuando mi maestro me enseñó a compartir mi camino en esta increíble aventura”.

El viaje que propone Semitiel en la presente muestra, rompe la mirada del espectador, como en un juego de espejos, en multitud de facetas que quien la contempla va descubriendo fascinado.

Naturaleza y patrimonio fabricado por el hombre sobre los que el artista ha dejado jirones de su mirada, una mirada escudriñadora y atenta, con la que toma la realidad para tamizarla por el fondo de su imaginación y de una técnica tan adquirida que no es más que naturalidad y estilo en sus manos. El artista ha buscado con sus pinceles la armonía entre el paisaje natural y el paisaje edificado por el hombre.

Lo que consigue Semitiel Segura con estas imágenes que componen su última exposición son  representaciones que evocan tiempos pretéritos y nos impulsan a elucubrar sobre el paisaje que nos rodea y sobre nosotros mismos. Y lo hace con la naturalidad de la que siempre ha hecho gala, convirtiendo el callado sujeto protagonista en locuaz cómplice de un secreto que nos desvela gozoso.

La mirada de Semitiel vuelve a hacer protagonista a un objeto silencioso, tan humilde como aquella piedra cantada por León Felipe, a la que el artista, con su proverbial mirada, le proporciona ese halo que la convierte en involuntaria protagonista de nuestra mirada fascinada.

Semitiel, trovador de la imagen, nos muestra que una muralla, un muro, un una pared, un edificio, pueden convertirse en un reducto para la  ensoñación hasta para la añoranza. No en vano es –lo ha sido siempre- un pintor de sentimientos.