Riesgos y profesión periodística

El conocimiento de la realidad nos invita y nos permite el poder tomar iniciativas conducentes a solucionar o paliar las diversas situaciones y/o problemas que se planteen en ella. El universo de la comunicación no es ajeno a ello. Conviene que de vez en cuando hagamos una prospectiva y un acercamiento al mundo periodístico en general, y, especialmente, a algunas cuestiones que tienen que ver con el desempeño de un oficio que se mecaniza cada vez más y que, al mismo tiempo, tiene una enorme dependencia de las nuevas tecnologías y de las dinámicas que éstas generan.

Dice la última encuesta que hemos hecho desde la Asociación de la Prensa de Murcia, en la que hemos colaborado con el sindicato UGT y la Asociación de Radio y Televisión de la Región de Murcia, que el 98 por ciento de los profesionales de los medios de comunicación utilizan de una u otra manera, en mayor o menor medida, los ordenadores. Ello supone, como es lógico, fatigas de diversa índole, visuales sobre todo, y malas posturas, así como, a menudo, dolores dorsales, cervicales y lumbares.

También este tipo de actividad genera sedentarismo con todo lo que ello significa. La permanencia en determinadas posiciones no es buena por cuanto nos resta movilidad y flexibilidad en nuestras articulaciones y hace que desgastemos algunas partes de nuestro cuerpo, como son los órganos visuales, circunstancia que ya hemos reseñado.

Ante eso, y con los datos en la mano, conviene que planteemos unas iniciativas concretas en este ámbito, que no han de quedarse solo en unas contramedidas para restar malas influencias. Las pantallas menos dañinas o las sillas más ergonómicas son aliados naturales ante este tipo de actividades, pero hace falta que cambiemos, igualmente, la mentalidad y que incluso los rendimientos se planteen más desde el punto de vista cualitativo que cuantitativo. No se trata de hacer muchas labores mecánicas, sino más bien de que sean productivas en el sentido más subjetivamente estimable. Queremos decir que todo no es producir: de lo que se trata es de laborar en condiciones, con felicidad, procurando incrementar las condiciones en las que rendimos intelectual y físicamente.

Los planes de prevención de riesgos laborales han de explicitar qué es lo más adecuado ante esta utilización tan ingente de los ordenadores en el plano laboral (habrá que medir también su incidencia en las esferas más personales), al tiempo que se han de arbitrar soluciones para los problemas planteados. Las medidas de higiene sanitaria y de prevención y de mejora de posturas sedentarias o que influyen negativamente en la visión, en la movilidad misma o en zonas como la espalda son precisas para que no se produzcan malas condiciones en el desempeño de las diversas tareas. Pensemos que el estrés continuo (un 27 por ciento de los encuestados en el mismo estudio que estamos citando dice padecerlo) puede causar hasta bajas laborales prolongadas. Eso supone a la larga una mayor pérdida para el trabajador en primer término (no puede desarrollar su vocación) y también para las empresas. Quizá el dato económico les ayude a concienciarse en este sentido o puede que también en tantos otros.

 

Mejorar las condiciones laborales

La coyuntura económica actual no nos debe llevar por un itinerario exclusivo y exclusivista de ahorrar en determinadas cuestiones que han de ser fundamentales. El trabajo del periodista es tan básico para la sociedad que hemos de utilizar todos los recursos posibles para conseguir las mejores garantías en el ejercicio de esta profesión que representa el gran anhelo y el derecho de los ciudadanos de acceder a la información que se produce y de conocer, asimismo, aquello que es de interés común. El derecho a la información es tan fuerte, o debe serlo, que aparece en el Título I de la Constitución Española del 78, dentro de los llamados “Derechos Fundamentales”. Por ello, sus condiciones laborales deben ser lo más óptimas que sea posible.

Recordemos, finalmente, que las nuevas tecnologías son fuentes inagotables de recursos, pero también debemos destacar que son manejadas por seres humanos que han de preservar, ante todo, sus hábitos saludables. En este sentido, hay mucho que estudiar para que, como solemos repetir, las invenciones mecánicas sean verdaderamente unas aliadas para mejorar el quehacer diario, en este caso periodístico. Nos va la felicidad en ello, que es lo más preciado que tenemos cuando hablamos de un trabajo tan apegado a la sociedad, de un gremio tan necesitado de fomentar la llama de la vocación. El futuro de este quehacer tiene mucho que ver con una mayor implicación respecto de las condiciones de trabajo. No podremos quejarnos si no adaptamos esa famosa frase de John F. Kennedy que nos llevaría, en el caso de la profesión periodística, a plantearnos qué podemos hacer nosotros por ella, en vez de esperar a ver qué puede ella, o los demás, hacer por nosotros.