Por el conjunto comunicativo

Hemos de bregar por el conjunto de la comunicación, por sus pareceres, por las más variadas opiniones. Vivimos, a veces, en esa parte que nadie visita, pero que precisa de conocimientos para corregir los envites de una existencia divina, cansada, harta de esperas que no siempre se controlan en las formas que observamos, y en aquellas que no. Señalamos con diálogos finos hacia ese lado que nos llena de penumbras.

Comulgamos con apetencias que nos previenen de mudanzas realizadas con apuntes largos. Hemos de ir hacia ese lado que nos propina esperas y anhelos nuevos. Estaremos en paz y con la comunicación que siempre nos ha gustado desarrollar.

Digamos lo que pensamos mientras indicamos los motivos con los que nos preparamos para ser y decir lo que podría ser señal entre divinas enseñanzas. Hemos de atrevernos a contar lo que nos ocurre con emblemas de prestaciones finales y finitas que han de propulsar lo que queda por venir. Hagamos caso a cuanto nos roza con sus alas más lindas. Las dificultades en la enseñanza han de ser superadas. Todos podremos más.

Creo que apuntamos alto, y eso es bueno, pues quiere decir que tenemos promesas realizadas que poner en marcha mientras las cosas se suceden con ánimos de posturas creíbles con las que hemos de avanzar en momentos complicados. Hagamos caso al corazón, que nos ha de decir todo cuanto nos sirve en una orilla de insistentes dichas con las que nos tomaremos ese último afán que comprende espacios diversos. Allanemos las dificultades.

Singularicemos las etapas de una paz de conjunto que debe convertirse en algo esencial. Convengamos que podemos cuando somos capaces de superar los envites de la existencia humana, que nos ha de controlar con empecinamientos medio periódicos. Hagamos caso a esa intuición que ha de reservar los espacios de una cierta libertad. Hemos jurado amores.

Frustramos algunos instantes que nos acercan las etapas con las que cruzamos un umbral de repetidas dichas con las que podremos crecer en una nueva era de pura felicidad. Nos recordamos con la fantasía de un mundo de números con los que crecer a través de una dirección dialogada y compartida. Hemos de tomar las riendas de otras causas, con las que hemos de comulgar en cuanto nos sea posible. Seremos en otros cambios, con intenciones de dar con lo que pudo ser y, sin duda, será en cuanto los ejemplos se consensuen con mucho diálogo, con mucho más. Persigamos la comunicación de conjunto teniendo en cuenta la opinión también de las minorías y los aspectos críticos que sean menester, y seguro que daremos con fórmulas muy solubles.