Intangibles comunicativos

Juan Tomás Frutos

 

La comunicación está llena de aspectos que no podemos ponderar. Es bueno incluso que sea así. Hagamos ciertas reflexiones. Conectamos hoy, sin que quiera explicarme el porqué. Habrá motivos cercanos y distantes, de todo tipo, prestos a superar los envites de una existencia venida de todos los rincones del corazón y del día a día, que nos regala felicidad y tristeza a tramos. Por eso hemos de saber optimizar lo que nos conviene, y por eso debemos ser capaces de detectar las fórmulas de la memoria y del olvido. Vivamos con sigilo el papel de quienes nos muestran las ataduras de una vida que nos preña de sensaciones de todo género y número. No desperdiciemos lo más valioso, el tiempo, y procuremos que el partido se juegue los noventa minutos y sin parar durante la prórroga o el lapsus de descuento. En cualquier ocasión surge la oportunidad del conocimiento, de la relación y de la dicha.

Apacigüemos los instantes dolorosos, y seamos consecuentes con el porvenir, que nos ha de embrujar con sus dones más externos y mágicos. Vayamos hacia ese fin que es principio en cada iniciativa, en cada motivo. Nos animamos recurrentemente con unos recuerdos de actitudes que se mofan de las creencias intangibles, que, a menudo, justifican muchos de los procesos de comunicación y de aprendizaje.

Leamos, palpemos, seamos entre amistades sin palabras peligrosas. Cultivemos la memoria y la capacidad de perdonar, de ser entre telas de querencias que no han de quedar en suspensión. Sustituyamos esas etapas que no terminan de engrandecer los papeles de aquellos que están llamados a estimularnos con esas actividades ilusionantes que necesitamos en la cotidianeidad. Nos invitaremos a lo que sea menester.

Patrullemos por el interior de nuestras almas en busca de aquello que puede constituir la clave para comunicarnos, que es la fe y la esperanza en un futuro, en una mejora, en conocer más y mejor lo que nos rodea y sus porqués. Hagamos que broten esas flores que serán la imagen de una antesala de frutos de los que obtendremos la opción de un cariño que, por esperado y auténtico, será sincero. Lo será si ésa es nuestra voluntad y si por ahí encaminamos nuestros fines. Debe haber, hay en ellos, muchos intangibles comunicativos que defender.

“Lo que siempre está ahí” o la esencia de Marcelino

Juan Tomás Frutos

 

El título del último poemario de mi amigo Marcelino Menéndez González (si no es el último, por el ritmo que lleva, casi) es harto elocuente: “Lo que siempre está ahí” (Editorial Azarbe). Quizá pudo haber cambiado el tiempo verbal, e instaurándolo en una forma de ser más cercana a la mía, podía haber señalado “Lo que siempre ha estado ahí”, con lo cual habría dejado abierta la sensación de que ha estado hasta hace poco, o que no lo está ahora, o que podría seguir estándolo. La importancia de los verbos no es baladí. Ya saben que un autor levantó toda una edición para cambiar el título de su última novela. Creo recordar que fue el maestro Gabriel García Márquez. Nuestro eterno joven, nuestro infatigable joven, nuestro amigo incondicional, Marcelino, nos invita, con una ambigüedad a la que no siempre nos tiene acostumbrados, a dar pinceladas sobre la vida, la voluntad, el amor, el concierto vital, el desconcierto,  el tiempo, la luz, las sombras, el paso de los años, la curiosidad, los pensamientos de variadas etapas, las inquietudes, los misterios y lo que podemos descubrir al otro lado del horizonte que percibimos de manera cotidiana, los propios dilemas con sus consustanciales problemas de conciencia, la espesura del insomnio y de la noche… Es la vida misma: todos esos conceptos, todos los sentimientos, toda la significación que emana de palabras manidas, pero, a la vez, íntimas, nos refleja una personalidad dinámica, presta a despejar incógnitas que, en paralelo, nos conducen a otras nuevas, como, por otro lado, es propio de la existencia. Me gusta la apertura que suponen los puntos suspensivos que de vez en cuando utiliza. Marcelino quiere hallar “la armonía de la forma” en su poema Extravío, y  nos “transmite su alma” en Esencia vital y se acerca “a la orilla de la plenitud” con Un hilo de luz, mientras los amores se quedan, como siempre, libres, “en el aire”… La vida es Ganar y perder, “tras calibrar muchos factores,” y mientras las respuestas no llegan toca Crecer, sin más.  Lo malo, como antes dije, como el repite, es que “los misterios se eslabonan”, y así quedamos todos, con él a la cabeza. Me encanta la poesía que, cuando la lees en momentos dispares, ubicas y traduces claves diferentes también. Un ejemplo de este talante en esta obra es su poema Sensaciones: “Quiero dejarme llevar por las sensaciones; Aquellas que te hacen sentir distinto, Pensar diferente y ser y vibrar, De forma desigual…”

Cuando uno vive su Escenario, ve, en su final, lo que experimentamos muy a menudo: “Y hoy vivo sin mí, sin ti, sin nada…”

Pese a tormenta que se disipa una y otra vez y nos produce, como a él, como a Marcelino, un cierto cansancio, me quedo con esta parte del poema titulado:“También en los jardines anochece”. Dice así:

Me siento volar hacia distancias insospechadas, de añoranzas felices y únicas, y a su encuentro, me hallo ante una laxitud incomparable en la que flaquea mi cuerpo, y me relaja de forma absoluta para captar y absorber a través de mil poros abiertos, ese momento especial transformado en vida que me invade y se apodera de mí, con sensaciones en las que desfallezco y me entrego colmado de satisfacción mental y espiritual”.

Y añado yo, con permiso del autor: La misma satisfacción que me propicia leer este trabajo, breve en sus 30 poemas, cortos ellos, pero intensos, densos como la vida misma, haciendo el milagro de sintetizar en palabras nada complejas sentimientos sencillos, eventos cotidianos, experiencias sin batallas, ejercicios de pura salubridad. Supongo que lo que nos cuenta Marcelino siempre está ahí, siempre lo estuvo y lo estará. Coincido, ahora sí, en la relevancia de utilizar un presente enérgico. Son, indudablemente, los que nos cuenta, los aspectos vitalistas e ignotos que, para todos, siempre han estado ahí. Marcelino ha sido valiente para expresarlos. De alguna manera, creo, y lo digo sin soberbia, ni falsa exaltación, Marcelino siempre ha estado en ese punto de la lectura que nos anima en estos momentos, siempre lo está, y hoy, casi sin explicarlo, lo hemos visto, lo hemos palpado y saboreado, y, también casi sin saberlo, lo hemos aprehendido. Enhorabuena, Marcelino.

Recorrido comunicativo

Juan Tomás Frutos

 

Hay toda una senda por hacer, y hemos de caminar por ella sin premuras. Idealismo, positivismo, balances equilibrados, toques de ilusión y de magia, traslado de razones variadas y comprometidas, y todo ello en la senda de la amistad: es un buen acopio para comunicar. Recordemos que preferimos ser en los momentos de un aprendizaje que no hemos de dejar para mañana. Las sensaciones nos han de llevar, por vía de la intuición, al raciocinio, que nos ha de eliminar de esos puntos que nos previenen con sus síntomas más tardíos. Nos hemos de poner en esa brecha que hemos de cerrar con parsimonia, sin asperezas que queden sin resolver. Hagamos que todo sea.  La vida nos regala oportunidades que hemos de expandir. No nos ceguemos en las escenas que no se comprenden por falta de contexto. Sintonicemos con las realezas que nos previenen con sus toques más mágicos. No sentemos cátedras extrañas y procuremos que las astucias nos lleven por ese camino de liderazgos sensatos. Nos hemos de poner en ese sano equilibrio que nos debe enderezar todas las sendas y sus oportunos caminos.

Analicemos los efectos con sus correspondientes aires de grandes provechos, que nos han de llevar a donde sea menester con el adecuado paso. No esperemos ni mucho ni poco, sino lo suficiente para estar en ese trecho que nos recuerda quiénes fuimos y hacia dónde podremos ir con las estelas de un mar lleno de ocasiones con las que aprender sin dejarlas en un dispensario cerrado a cal y canto. Conversemos, hablemos, contemos lo que sentimos y hagamos que el quehacer diario nos haga olvidar lo malo y aprovechar lo bueno, que es mucho y lo podemos hallar por doquier.

Intentemos, pues, que las empatías nos permitan estar en ese sano juicio que nos predispone en positivo y que, al tiempo, nos consiente un poco de provocación y de riesgo. La virtud está en todos los intentos, en cada uno de ellos. Ésa es la maravilla de la comunicación. El trance, el deseo, el mismo recorrido, es ya un regalo, y, por lo tanto, un éxito. No dejemos de transitar por esas ocasiones que nos brindarán la dicha de estar vivos, de demostrarlo por dentro y por fuera.

Singladura de lo humano

Juan Tomás Frutos

 

Viajar con afectos nos ayuda: contribuye a que demos con las razones y con las claves existenciales. Nada comunica tanto como dos corazones en comunión, en conexión, irradiando las mismas ansias de coordinar y de aprender por lo que ocurre alrededor. Nada es comparable a la unión que se consigue de manera virtual y hasta tangible. Manifiestan lo que es la vida misma, que es caracterización de preferencias con renuncias expresas ante el bien común, que, asimismo, demuestran con sus sentimientos e itinerarios compartidos. El corazón lo es todo, fundamentalmente en momentos de trasiegos, de dudas, de consecuencias extrañas, de actitudes variopintas, de intenciones que van y que vienen. Hemos de adecuar todo cuanto tiene sentido con los valores del espíritu que surge del mismo centro del corazón, con sus buenos fines, con sus alturas de miras, con sus entretenimientos. No hay nada tan certeramente agradable.

El corazón acompasa posturas, objetivos y complementos, dejando a un lado lo accesorio. Las miradas que surgen de él no atienden más razones que las que tienen un fundamento inmaterial y nada interesado. No se puede pedir nada añadido. Conseguimos, con el corazón, que lo que tiene valor universal destaque, dejando atrás lo que no nos atañe realmente.

Las conversaciones que surgen del corazón siguen, continúan, están, son, y nada se espera desde la convicción menos clara si no pasa por el crisol de su testimonio, ya sea silente o parlanchín. Amparemos sus peticiones, que siempre son limpias, si lo enseñamos bien, si viene sinceramente de él ese anhelo que nos iguala, que nos hace partícipes de la singladura de lo humano. Miremos en el corazón, pues, y tratemos de vernos en él. Será, si lo conseguimos, buena señal. Tras ella está todo aquello que merece la pena.

Las universidades públicas de la Región, esperanzadas en conseguir el Campus de Excelencia

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Los equipos de gobierno de las universidades públicas de la Región de Murcia se han mostrado hoy “esperanzadas” en conseguir el Campus de Excelencia Internacional para el proyecto “Mare Nostrum”, que han elaborado de forma conjunta.

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El cónsul de Italia visita la Universidad de Murcia y se interesa por proyectos de la institución

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El cónsul de Italia en Barcelona, Daniele Perico, ha visitado la Universidad de Murcia para conocer su realidad actual e interesarse por sus grandes cifras y los principales proyectos de esta institución docente.

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El positivo provecho de la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

El beneficio es claro, evidente. La comunicación enciende la vela que ilumina lo cotidiano. Así debemos entenderlo y entenderla. Nos inclinamos hacia esa balanza en la que el aprendizaje ha de ser casi el todo. Nos hemos convencido de que comunicando andamos ese camino que nos ha de surtir de los mejores efectos docentes. Caminemos y tratemos de conversar en pos de mejoras desde el conocimiento y la experiencia que nos llenan, o que pueden hacerlo, y, en ese caso, deben. Hagamos que funcione el tono de una memoria que nos ha de enseñar a vivir en esa paz que nos debe nutrir con fines de retardos y deseos de una comprensión con la que incrementar los dones de un destino que no ha de ser estéril. Juntemos toda la memoria que sea posible y actuemos en consecuencia con una virtualidad que nos debe prevenir con saturaciones y con reglas de compromiso hacia el pedestal más mejorable.

Nos hemos de poner manos a la obra cada día con el afán profundo de la comunión espiritual. Nos debemos imponer tiempos, reglas, aspectos de conjunto y solidarios con los que teñir las relaciones en el mejor de sentidos. Debemos colorear el mundo con la universalidad más expansiva y siempre teniendo a gala que podemos y debemos tener presente la verdad de todos y cada uno de cuantos nos rodean.

Abordemos las dudas con coraje, con tesón, en la convicción de que la solvencia viene del riesgo ponderado y de afrontar las situaciones como aparecen, sin más astucia que la versión frontal de cuanto sucede, de lo que nos acontece y hasta nos supera. Las ocasiones no miradas a la cara son oportunidades perdidas. No podremos saber cómo habrían salido las cosas, si previamente no damos con ellas y procuramos obtener algún provecho en positivo. No olvidemos que siempre lo tienen, incluso cuando no lo vemos. En comunicación, como en la vida misma, es así. La contemplación desde el ámbito positivo ayuda a la buena interpretación y, por supuesto, a sus consecuencias, a los hechos objetivos y subjetivos que captamos o experimentamos.

BUM 2010: un escaparate para los estudiantes

Un momento de la presentación del BUM 2010

La edición de este año se presenta con el lema “Campus Mare Nostrum: por una universidad saludable”

Maribel Sánchez-Mora vicerrectora de Estudiantes y Empleo de la Universidad de Murcia, aseguró que la coincidencia con la presentación del proyecto Campus Mare Nostrum, con el que las dos universidades públicas de la Región se presentan al Campus de Excelencia, es el rasgo más importante en torno al cual giran este año las actividades del BUM, la Bienvenida Universitaria 2010, que este año se presenta con el lema “Campus Mare Nostrum: por una universidad saludable”.

La Universidad de Murcia organiza una Bienvenida para alumnos saludables

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La Bienvenida 2010 de la Universidad de Murcia (BUM), que se desarrollará del 13 al 23 de octubre, se centrará en la adquisición de hábitos de vida saludable por parte del alumnado, según se anunció en la rueda de prensa de presentación de la programación, que se celebró hoy en la sede del Rectorado.

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