La Universidad de Murcia presenta el vehículo con el que competirá en la maratón de coches ecológicos

FUSANG

Foto de Luis Urbina

La Universidad de Murcia ha presentado en la Facultad de Química el vehículo solar, llamado “Fusang 2”, con el que participará en la prestigiosa competición internacional Shell Eco-marathon, en la que se darán cita los días 26 a 28 de mayo en Lausitz (Alemania) más de 200 equipos europeos.

Sigue leyendo La Universidad de Murcia presenta el vehículo con el que competirá en la maratón de coches ecológicos

Conversiones y comunicaciones

Juan Tomás Frutos

 

Consintamos en los pronósticos con unas voluntades de ciencias que nos han de agradecer lo querido. Situemos los espacios para darnos unas diversiones que nos compelen a estar en las señales que nos indican qué hacer. La vida es. Nos resolvemos con expresiones que nos dibujan simulaciones que nos destacan las diversiones de otros instantes.

Nos fijamos con volúmenes que nos rompen con unas estructuras que nos golpean con unas vicisitudes que nos colman de sentimientos profundos. No hemos brindado recortes que nos provocan con unas prestaciones de únicas referencias. No hemos establecido con las certezas que nos procuran superar algunos de los desencuentros que suscitan pensamientos de elucubraciones variopintas. No separemos los motores de los impulsos que nos vienen con inercias que nos recuerdan hacia dónde ir. Hemos topado con las palabras que nos recrean los espacios. Veremos en otras etapas con velas que nos encenderán las existencias. Salvemos los obstáculos que vayan surgiendo, y digamos lo que es posible con esperanzas destacables. No prediquemos con otros ejemplos no “entendibles”. Nos debemos alentar. La existencia nos regala convenciones con unas claridades sin suposiciones. Nos queremos con opciones que nos han de consentir con unos esfuerzos de caricias dificultosas que implican un universal que suma. Las defensas mejores nos vienen de esas llaves que subrayan el futuro, en el que creemos con las iniciativas cotidianas. Logremos ser un equipo con conversiones y comunicaciones. Las loas no son suficientes. Esperamos resultados.

Comunicaciones bien encauzadas

Juan Tomás Frutos

 

Estamos en misión, buscando la paz, la concordia, las emociones que nos junten sin que haya sombras de dudas. Aficionemos nuestros cuerpos a las sensaciones de una jovialidad añadida al día a día, con fórmulas de compartimentos no estancos. Hemos de aclarar las ideas cada vez que podamos con la ayuda de todos los demás, a los que hemos de rogar su participación.

Sigamos las estelas de algunos caminos no marcados de los que hemos de aprender a navegar en cooperación cercana. Nos debemos a la mansedumbre y a esas conquistas que no han de adquirir compromisos. Nos hemos de arrogar espacios con los que aumentar las esperanzas de unas vidas que nos deben plantear el día a día con una gratitud enorme. No permitamos que el destino sea caprichoso, no en exceso. Acudamos a ver, a tocar esa perfección que nos ubica donde todo es. Las existencias nos ofertan conclusiones y consecuencias de amistades que han de ser tan cercanas como la vida misma. No ofrezcamos simulaciones que no conducen a parte alguna, y seamos con la serenidad que nos aproxima a las migas de las cuestiones que nos atañen e importan. Vayamos a tomar en consideración las explicaciones de una era que nos ha de impulsar con unos anhelos conformados y geniales. No turbemos las atenciones de quienes creen en las verdades con bondades sumadas de par en par. Nos debemos pedir consolidaciones de unos espacios que han de acordonar los propios vacíos para que no sean tales. Las comunicaciones bien encauzadas nos deben permitir unos tránsitos maravillosos con afanes consentidos, únicos, llegados con mucha paz, con toda la paz universal. Los éxitos están ahí, si los queremos ver.

El vuelo de la poesía de Luis Alberto Cuenca

Juan Tomás Frutos

 

Los poetas son gentes excepcionales. Esta aseveración se cumple en el caso que nos ocupa. Luis Alberto de Cuenca sabe, como buen escribidor que es de versos, de pájaros y de mensajeros, de ausencias, de amores oscuros, de rosas, de hachas, de cuentas pendientes…, de todo, como muchos mortales, pero, viviendo, quizá, como todos, no se expresa como todos. A las pruebas, que son sus poemas, nos podemos remitir.

Sesenta años lleva contando lo que ve, incluso antes de saber contarlo, antes de llegar a la filología clásica y moderna, antes de anticiparse a sus tiempos y a sus formaciones, a sus gentes. Los que tienen visión del  porvenir y de la vida antes de vivirla, en paralelo a su discurrir, acaban mostrando unas dotes singulares para significar cuanto les acontece. La escuela, la existencia, la sociedad, el amor, el desierto de los sentimientos, lo imposible, y más, mucho más: todo acude a sus escritos, a sus citas literarias con los asuntos cruciales del ser humano. Así, aparece en los encuentros verbales más vitales como él mismo, como poeta, como sabedor del valor de las palabras. Por eso se ha ganado la vida como traductor y ensayista. Arrima los significados a los significantes como pocos conocen. La sabiduría sí le ha hecho sabio a este escribidor que dice adiós a la chica de las mil caras, y a la que quizás aún persigue. Siempre sorprende. Por eso atrae. Lo hace con unos vocablos que, en su interrelación, suponen unos méritos difíciles de catalogar. Pocos como Luis Alberto saben referir tanto con tan poco, con unas cuantas palabras. Vean la muestra siguiente, que hallamos en el frontispicio de su portal: Dedicatoria La tierra estaba seca. No había ríos ni fuentes. Y brotó de tus ojos el agua, toda el agua. (Se nota que este poema le gusta al poeta, porque lo destaca cuando habla de su obra). Los ojos de este poeta son como los pétalos de luz de su amada, que miran, que ven más allá, que envuelven con ternura sentidos y sentimientos de gozo y de agonía, de soledad y de serenidad por tenerlos, en un momento determinado, cerca, aunque no siempre sucede. Es, por la interpretación que aquí hacemos, una comunicación de ida y de vuelta, de placeres concéntricos que no siempre se observan, que no se admiten en paz, pues el amor es conflicto, como bien nos destaca en sus versos. Unas veces se gana y otras se pierde. La existencia es de esta guisa, inevitablemente. Nuestro autor se siente un rey destronado, y no le importa, pues vive a caballo de muchas leguas de distancia, de muchas vicisitudes, aprestándose a cambios que le hacen madurar al ritmo de las emociones, unas veces triunfadoras, y otras no tan reparadoras. Ir de ronda es, para él, alumbrar el destino incierto con palabras, intentando conocer ropas interiores de un verde esperanza.  Como todos, a menudo se mueve con las alas rotas, pero sabe que, antes o después, se da, damos, con alguien que ilumina la noche y la llena de esperanza y de ternura. Hay talento en su obra, por supuesto; y hay una inteligencia sutil y fina que ha sido premiada en más de una ocasión. Es normal que haya sido así. Luis Alberto de Cuenca ha obtenido numerosos galardones y reconocimientos, como el prestigioso Premio de la Crítica, gracias a su obra “La caja de plata”, que data del año 1985. Es un poemario tan singular como maravilloso. También sabe descifrar de manera excepcional la poesía en otras lenguas, y de ahí algunos merecimientos añadidos a su extenso currículum, que podemos consultar en muchas páginas de Internet que repasan su extensa trayectoria, entre ellas wikipedia y su propio portal. A estas fuentes nos remitimos.
Hay, en él, intensos escritos, otros que dan cuenta de lo que experimenta, de lo que fue y de lo que es. Ha laborado mucho, sí, pero ha sido y es exigente con lo que realiza, con lo que obtiene y saca de su interior. No se desnuda así como así ante su audiencia. Por ello, para ello, ha sido muy selectivo a la hora de baremar y de mostrar lo que ha considerado más hermoso. En su web, él destaca lo que considera más deslumbrante de de su obra poética. De este modo, cita, entre lo más relevante de su quehacer literario, “Los retratos”, escrito en 1971, “Elsinore”, publicado en  1972, “Scholia”, de 1978, “Necrofilia”, de un año muy interesante para él, como es 1983, “El otro sueño”, que conocimos en 1987, y “El hacha y la rosa”, un poemario que data de 1993.
Una de sus obras más recientes es “Sin miedo ni esperanza”, donde recoge, en seis partes, sesenta poemas escritos entre los años 1996 y 2002. Se nota, en este último caso, que su poesía ha evolucionado hacia un estadio mucho más seguro y maduro.  El sabor es otro, más implementado, firme y sereno. Las contradicciones y controversias de la vida se resumen en algunas etapas, y es bueno que suceda de esta forma. Creemos que es el caso que nos ocupa, pues el escritor va incrementado su potencia y sus devociones literarias con una enorme maestría.
Si repasamos sus poemas, en los esbozados trayectos literarios principales (a través de las obras referenciadas), vemos que los temas de la soledad, del amor, de los encuentros y desencuentros, de la amistad, del futuro, del presente, del pasado… devoran sus sienes y su corazón hasta el punto de hallar la frescura de un sentimiento a flor de piel que nos encumbra, que nos conmueve, que nos aligera el equipaje, para, como el autor que aquí descuella, dar con las claves existenciales, tan difíciles de desmenuzar. Es una persona excepcional.
Un poeta de altos vuelos Ponderar una existencia no es sencillo, sobre todo cuando se trata de conocer lo mejor de cuanto ha brindado un escritor de fama y éxito. Con Cuenca tenemos suerte, y nos podemos topar con una compilación maravillosa. Gustó en su momento de aglutinar sus poemarios, y el resultado ha sido inconmensurable. De esta guisa, si queremos conocer su poesía completa hasta 1996, la podemos encontrar en “Los mundos y los días”, un título tan intenso como su propia vida personal y literaria. Hay una profunda huella espiritual aquí, bañada por el amor en sus diversas facciones, vertientes y perfiles. Aparece aquí un resumen de su ideario, de su técnica, de sus fricciones, de sus encuentros, de lo que es y de lo que no es, al menos para él. El universo gira en torno a las jornadas diarias que se plasman en multitud de análisis, en interpretaciones, en sentimientos, en raciocinio, en lo real, en lo imaginario… Todo eso se palpa de modo singular en los poemas de un escritor que destaca por su cultura y por su técnica, tan sumamente estética. Es, como podríamos definirlo, un poeta de altos vuelos. Leer a Cuenca es volver a esas esencias en las que la sencillez nos hace ser más nosotros mismos. Nos adueñamos de las experiencias pretéritas con su poesía, y hacemos propio aquello que es por designación divina, sentimental, por el azar mismo. Nos engatusamos en sus diestras experiencias gracias a las venerables causas que nos comunican sus intereses con las vertientes de unos sucesos experimentados, revividos quizá, gracias, en este caso, a Luis Alberto, y en él somos fe y confianza. Como venimos reiterando, hemos conocido mucho mediante sus vocablos, donde nos reconocemos con timidez, con un brillo sereno, como su misma gracia, transmitida con el simple saber de una energía que hacemos linda, conmutativa y versátil. Puede que sus versos sean tan idílicos que se conviertan en ese fuego del que nos habla, de ese fuego que funde nieves y metales duros. No quiere vivir, Luis Alberto, un duelo eterno que nos nuble la fe y las convicciones por un cambio mayor o menor. Hemos de adiestrarnos en las fuentes de un ardor que han de converger en ese anhelo de plenitud que recorre las venas del poeta. No siempre se da, o incluso puede que sea efímeramente, pero lo importante es que, cuando se persiguen unos objetivos y unas realidades con ganas de cambio, el milagro, de algún modo, sucede; y, entonces, el poeta, por un tiempo rápido, transitorio y fugaz, lo es más que nunca. Sí, lo es Luis Alberto de Cuenca, con sabores que nos nutren el alma y el raciocinio. Así nos lo cuenta en sus obras, que, como en él, nos regalan unas hermosas ideas en constantes y evolutivas encrucijadas, siempre en majestuoso vuelo.

Un regalo comunicativo

Juan Tomás Frutos

 

Restauramos, a menudo, sí, las emociones con unos gustos que nos preñan de pensamientos con los que confabularnos hasta dar con el destierro de lo que no entendemos. Hemos sido en esa noria que nos alcanza con afectos que nos destacan un poco más acerca de nosotros mismos. Hemos asistido a pensamientos que hoy serán lo que tengan que ser.

Nos hablamos con una diferencia que nos atiende con una amistad que procura un deseo que hemos de convertir en dos y en algo más. Nos hemos de proponer sumar más que restar bajo el imperio de una ley que nos ha de asaltar con dudas metódicas. Es posible que no demos en el clavo, pero tampoco es cuestión de quedarnos atrás. Hemos servido como partes de unas empresas que nos prefieren con una actitud de miradas vencidas. No simulemos afectos. Seamos reales y leales con nosotros mismos. No fijemos aspectos que no sean tales y aspiremos a logros que nos han de entender de la mejor manera posible. Nos comprendemos, o debemos, desde el prisma de las consideraciones más nobles. No nos quedemos cercenados por el destino, y hagamos caso a nuestro interior, que ha de vivir en primer término y en primera persona cuanto tiene un sentido sencillo y esperemos que nada fugaz. Los aciertos de cada etapa nos han de postular destellos de luces con los que comunicar con las versiones más hermosas. No hagamos que lo difícil se estrelle contra esos muros que hemos de superar para que las visiones sean divertidas y queridas, para que no nos introduzcan en el mundo de la sospecha que nos determina sin que salgamos airosamente. La existencia nos oferta cansadas miradas, y con ellas hemos de solventar las carencias que nos dejan a la intemperie. Hemos sellado pactos con los que determinar las escuelas que nos hacen daño sin que veamos lo que nos sucede verdaderamente. No supongamos un sí sabiendo que hay un no por destacar, por destapar, por descubrir. La existencia es todo, más, un sí con un no. Lo perfecto no se da, o, si ocurre, es excepcionalmente. Aligeremos, pero sin pensar en el corto plazo. La vida es un regalo comunicativo.

Dimensión comunicativa propia

Juan Tomás Frutos

 

Nos hemos de sincerar con las empatías que seamos capaces de generar. Hagamos que pueda el corazón. Todo es cuestión de ser un poco más emprendedores. Las tendencias se autoalimentan en el buen y en mal sentido. Procuremos que todo camine por el primer tercio.

Nos hemos de pensar como auténticos aliados, que lo somos para lo que sea menester. Vayamos a ver lo que nos sucede en una trayectoria de pensamientos considerables. Nos debemos animar todo cuanto podamos para ser felices. La dicha nos debe acompañar con unas hermosuras no inquietas. Ajustemos los pronósticos. Superemos las turbaciones con una aglomeración de símbolos con los que hemos de incrementar el sosiego, la paz, el deseo, la voluntad, ese todo que nos regala paciencias en los años libres. Recordemos por dónde pueden ir los itinerarios que actúan en corto. No seamos más testarudos de la cuenta. Es bueno empecinarse para conseguir logros solidarios, pero recordemos que tampoco podemos vivir en una controversia permanente y estéril. Hemos de acercarnos a ese fuego que embriaga y propone. Las astucias nos deben dar un poco de serenidad. Usemos la brújula para hallar a los demás, y también a nosotros mismos. Nos hemos de entender bajo el compromiso, que no la obligación, de dar con la sencillez y el espacio suficientes. Hallemos los volúmenes necesarios. Comprobemos lo que es con una limpieza de espíritu que nos ha de enseñar a poder, a ser, a vivir. Los usos se han de transformar en lo mejor. Los anclajes de otros tiempos nos han de enseñar el camino de una mayor devoción. Los segundos se han de volver parte de otra dimensión, que hemos de aceptar como propia, porque lo es.

Aguardemos con emoción

Juan Tomás Frutos

 

Tengamos la fiesta en paz procurando que las causas no se pierdan en los límites de la impaciencia. Sintamos que las cuestiones tienen su aquel con su base misma. Ajustemos en los pronósticos.

No separemos lo importante de lo divertido con el fin de aprender mucho más y mejor. Hemos de asistir a las citas donde todo nos debe parecer un poco más interesante. Amoldemos las posibilidades. Cuando hay razones serias, todo se manifiesta, o debe, con un afán que no hemos de dejar en saco roto. No prefiramos esos caminos que nos impiden ver los bosques de las fantasías, donde somos un poco más personas. No neguemos las evidencias donde aparecemos como niños grandes con ganas de conocer lo que nos viene dado con más o menos justicia. La existencia ha de alimentarse de lo que nos conviene sin olvidar que los errores son humanos, y que es bueno que lo sean. Demos cartas de naturaleza a los avisos que nos colocan ante complejas hipótesis. Superemos algunos recatos. Cada vez que podamos hemos de tomar en consideración las transformaciones sociales que nos hacen liderar las opciones de vigentes luchas por la justicia y la tranquilidad. Estudiemos las ocasiones que tenemos, que son las que son, y experimentemos las inclemencias de un cielo que ha de escuchar antes o después. Aguardemos con emoción. Todo lo relevante nos espera con convicción.

Personal no docente de 13 universidades europeas realiza una estancia formativa en la Universidad de Murcia

RECEPCION PAS3

Foto de Juanchi López

Personal de administración y servicios de trece universidades europeas visita esta semana la Universidad de Murcia para participar en el programa de intercambio de personal no docente con fines de formación “Erasmus Staff Week”.

Sigue leyendo Personal no docente de 13 universidades europeas realiza una estancia formativa en la Universidad de Murcia

La Universidad de Murcia edita un libro sobre la cultura del agua en la época medieval

 

libro agua Murcia medievalFoto de Luis Urbina

La Universidad de Murcia presentó el libro “”La cultura del agua en la Murcia medieval (IX-XV)”, que ha coeditado con la Fundación Centro de Estudios Históricos e Investigaciones Locales de la Región y la Fundación Cajamurcia.

Sigue leyendo La Universidad de Murcia edita un libro sobre la cultura del agua en la época medieval

UNIVERSIDAD DE MURCIA