Algunos consejos sobre las informaciones referentes a los accidentes de circulación

Juan Tomás Frutos

 

Cuando informemos de accidentes de tráfico, debemos tener en cuenta la lógica y el sentido común como instrumentos vitales de trabajo. Así, lo ideal es que evitemos:

-Los primeros planos morbosos.
-Mostrar a los menores, sea cual sea su participación o presencia en un accidente.
-Coger totales en los primeros momentos del accidente de las víctimas y/o familiares, sobre todo si se hallan dañadas o heridas física o psicológicamente, que es, por otro lado, lo más normal.
-La dramatización excesiva de los hechos.
-Las elucubraciones o rumores.
-Las malas intenciones o apreciaciones de los que son parte del escenario del accidente.
-Las voces de gentes no expertas hablando como si lo fueran. Es fundamental que no hagamos daño, y que realicemos todo lo posible para no generar más dolor.
Como complemento de lo anterior, vamos a defender siempre la situación de los más débiles, en este caso de las víctimas, de los que sufren, de los protagonistas y de sus allegados y de gentes cercanas. Por ello, procuremos:
-Hacer noticias constructivas.
-Consultar varias fuentes. Crucemos los datos que tengamos, y también las impresiones.
-Ponderar derechos. Pensemos en conseguir más beneficio que perjuicio, y, fundamentalmente, veamos, en la supuesta suma, más avances informativos que penas cuando deterioremos algún derecho. Si no hay progreso comunicativo, la praxis es mala.
-“Aguantar” una noticia hasta que tengamos conformados todos sus datos y circunstancias.
-Tratar con mimo y ternura a las víctimas, y, cómo no, a sus familiares y allegados. Pensemos que son personas de nuestra propia familia. Será más difícil que nos equivoquemos así.
-Dar una visión con el mejor y más extenso criterio.
-No hacer preponderar primeros planos sobre lo que queremos contar. El relato es importante. Reequilibremos impresiones, razones y derechos.
-No mostrar mutilaciones, ni sangre, ni cuerpos en estado de enorme desgaste, deterioro o cuerpos de fallecidos. No aportan, sobre todo cuando son planos cercanos, nada sustancial a la información. Lo mejor es practicar la distancia en las imágenes cuando éstas, como es el caso de los accidentes mortales, son duras. La mesura ha de ser el eje de sustento de las informaciones con víctimas y sobre ellas.
La idea principal es defender la DIGNIDAD de las personas con Respeto, Consideración, Bondad, Mesura, Equilibrio y desde el Amor que debemos profesar a quienes son conciudadanos nuestros, con una apuesta de entrega mucho mayor al hecho de vivir a la hora de contar una desgracia de semejante calibre (aquí nos referimos a los accidentes de circulación).

Alumnos de la Universidad de Murcia harán prácticas en el Servicio Público de Empleo

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Foto de Juanchi López

Los alumnos de la Escuela de Práctica Laboral de la Universidad de Murcia realizarán un aprendizaje durante los meses de verano en el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), gracias al convenio sellado hoy por ambas instituciones en Convalecencia y que supone el primero de estas características que se firma en España.

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Los alumnos José Carlos Gallego Fernández e Irene López Martínez obtienen becas de posgrado de la Caixa

Becados la Caixa
Foto de Luis Urbina

José Antonio Cobacho, rector de la Universidad de Murcia, recibió en su despacho a los alumnos de la institución, José Carlos Gallego Fernández e Irene López Martínez, que han obtenido una de las becas de “la Caixa” para cursar estudios de posgrado en universidades españolas.

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Relatar lo que vivimos

Juan Tomás Frutos

 

Acoplemos los discursos para dar con los fundamentos comunes, que existen, que deben seguir en la paz que nos da altura. Las contemplaciones han de abarcar, en amplitud y en latitud, los mejores instantes, que ahí están.

Nos hemos de corresponder con las paciencias más sinceras, con las gratitudes más sonoras, con los anonimatos de los amores bien trazados, bien ponderados, desde los baremos que nos conjuntan. Poder y ser forman parte de la misma virtud, con la que nos hemos de mover hacia el escenario más hermoso. No agotemos los recursos. Dispongamos de las mejores maneras para dar con las soluciones más comprometidas con las labores societarias, en las que hemos de estar desde un rol idóneo. Dirijamos los deseos hacia el bien mancomunado. Todos podemos obtener más para todos. Los procesos de la comunicación han de ser esos vehículos que nos han de transportar hacia las serenas y plácidas noches donde todo será contemplar y aprender desde el fin mismo de la búsqueda de la felicidad a la que no debemos renunciar jamás. Tomemos el tiempo que sea menester para ello. Supongamos esa fase que nos puede alentar a vivir en los tentáculos de un amor simpático. No demoremos las actuaciones más queridas. Pongamos el entusiasmo que nos ha de congratular con las experiencias más definibles. De todas hemos de sacar los más altos resultados. Divisemos esos ases que nos deben proponer éxitos de facturas ilimitadas que hemos de prolongar en el espacio. Seamos con los demás, teniendo en cuenta los sellos más originales. Aportemos esos granos de arena que nos deben infundir los respetos más estimados desde la amistad profunda y granjeada en los momentos más dispares. En la variedad, en su suma, hemos de dar con la dicha de relatar lo que vivimos y lo que anhelamos vivir.

Voluntarios de la Universidad de Murcia viajarán gratis en tren a Lorca para colaborar en su recuperación

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Foto de Juanchi López

Dieciocho alumnos de la Universidad de Murcia viajarán en tren, diariamente y de forma gratuita, a Lorca para participar en las acciones de voluntariado que lleva a cabo la institución docente en esta ciudad, afectada por los seísmos del mes de mayo.

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Prudencia y economía

Juan Tomás Frutos

 

Siempre he creído, incluso en los peores tiempos, que una buena dosis de optimismo ayuda a superar los más nefastos trances, o, cuando menos, los hace más llevaderos. Ahí está el valor de la lucha pacífica, en poder superar con fortaleza los equívocos o tropiezos, pero esto, que es sencillo de enunciar, es muy complicado, y lo entiendo, de poner en práctica.

Lo que es más difícil de entender -al menos, para algunos- es por qué con determinadas actitudes pueden variar las cosas. Cuando decimos que las situaciones no mejorarán, cuando señalamos que todo es más duro de lo que se dice, cuando nos mostramos fracasados antes de superar una prueba, estamos diciéndonos a nosotros mismos, y, lo que es peor, a los demás, que todo será más enrevesado y tortuoso de lo que se pueda pensar a primera o segunda vista. El creer nos salva, dice El Evangelio, y, asimismo, la creencia reconforta para recuperar fuerzas y seguir. Por lo tanto, el gestar optimismo, ilusión, el dar con las filiaciones que nos unen, el trastear con esperanza los daños que nos ubica el destino…, nos otorga más presencia superadora. Estimo que nos sanan las intenciones y las actitudes, cuando éstas son buenas, cuando buscan la reparación, cuando entienden el papel de cada cual, cuando son inclusivas. Saludemos, pues, al azar con unas cifras de fe, de confianza en las opciones que tenemos y en las que nos ofrecen los demás. El ser humano encuentra, desde los papeles más coherentemente saludables, un poder en la naturaleza de las cosas. No todo es objetivo: hay una autoridad de los sueños, que se cumplen cuando, sin soberbia, sin taparnos los ojos, nos invitan a mirar con alma de niños, de adolescentes, con porcentajes importantes de ingenuidad y de coraje. Sabemos que hay crisis, que hay dolor, pena, falta de trabajo, deudas, carencias, errores de diversas índoles…, hay mucho que hacer, pero decir que las cosas van a peor no ayuda a priori. Digamos, en positivo, que todo puede mejorar desde la perspectiva que nos da ver el vaso medio lleno, en vez de medio vacío. Recorramos las opciones con un compás de empeño decisivo y de abundante y apasionada ilusión, que es un instrumento que nos centra en la necesidad de avanzar sin más dilaciones. Y, si es complejo el dar con los entusiasmos que decimos, sí que podemos sacar fuerzas de flaqueza para no insistir en que las situaciones son peores de lo que hemos detectado hasta ahora. No hablo de maquillar: hablo de coherencia. Si son malas, las debemos destacar, pero buscando un retrato lo más aproximado a la realidad misma. La prudencia en el corazón y en la mente es casi una virtud que nos lleva a ese término medio que nos otorga más opciones sobre ese mañana que nos puede enseñar un más interesante amanecer.  La fe, no lo olvidemos, mueve montañas, y eso quiere decir que todo lo transforma.

Razones y armonía en la comunicación

Juan Tomás Frutos

 

Necesitamos menos emergencias y más mesura, más tiempo, un poco de más de ese todo que nos facilita ser en esta noche que nos debe trasladar con las mejores “equipaciones”. Alentemos los números con unas cargas de pensamientos sin truenos. Consultemos ese aspecto completo que nos debe ayudar con las impresiones más livianas. Hagamos caso al corazón con todo el empeño del universo.

Las cautelas nos deben imprimir el carácter más hermoso, ése que hemos de compartir con las señales de una existencia sólida. No fallemos en los momentos más cruciales. Nos debemos a esas amistades que han de nutrir con buenos efectos, con óptimos empeños, esos escenarios de circunstancias amplias. Tengamos a mano esa fiesta que nos libere de los instantes más perecederos, de aquellos también que sean diversos y dispersos, buscando siempre ese faro que nos ha de añadir los plazos para dar con las franquezas más estupendas y extraordinarias. Fijemos las expresiones con unas visibilidades de ansias queridas. Nos debemos sorprender siempre que podamos. Modifiquemos los aires que nos deben sugerir las actuaciones más edificantes. No vayamos con la prisa a cuestas, que nos puede, que nos rompe en ocasiones. Montemos los discursos que nos hacen iguales. Extendamos los apacibles momentos con figuraciones de palabras conectadas con augurios que hemos de positivar. Argumentemos con razones que nos hagan tener las fortalezas más conseguidas. Hagamos otra vez los deberes, que hemos de indicar más fervientemente. Tengamos en el corazón a esas personas que, con sus alas, nos hacen volar cada día de la mejor manera posible. Recuperemos los buenos deseos, hagámoslos más sólidos, y procuremos que las sensaciones brillen en los procesos comunicativos, que, por supuesto, han de tener su carga de amistad, de orden, de paciencia, de flexibilidad, de armonía y de razones. Estemos con sencillez.

UNIVERSIDAD DE MURCIA