Informar sobre personas con discapacidad

Juan Tomás Frutos

 

El asunto del tratamiento informativo de las personas con discapacidad es de rabiosa actualidad. La credibilidad de los medios, siempre en entredicho, está más amenazada aún hoy en día por esa lucha atroz que practican las empresas en una búsqueda permanente de más audiencia.

 

El “enfoque” de la discapacidad, de aquellos que tienen algún tipo de limitación, que, a menudo, puede ser porque han sido víctimas de accidentes o de alguna clase de “desfortuna”, es un asunto muy importante, puesto que, en estos casos, como en otros, la sociedad nos mira, a los periodistas, con más exigencia. De ahí que los tratamientos informativos exijan la puesta en escena de códigos éticos específicos que nos permitan hacer nuestras tareas de la mejor manera posible.

Por ahí deambulan varios trabajos periodísticos que han sabido poner en cuestión el sistema con el que trabajamos, con poca especialización y mucha premura en ocasiones, que son dos enemigos del buen proceder en comunicación y en otros territorios.

En este aspecto, como en otros, solicitamos consenso, pacto, autorregulación, espíritu crítico, y todo ello con una buena dosis de razón y de corazón. Tomemos en consideración algunos ejemplos poco deontológicos de los últimos años, que los hay, modelos que han servir para no reiterar las deficiencias detectadas.

Es éste un asunto muy interesante, y sobre él queremos despertar el deseo de investigar, de trabajar con ahínco, con empeño, con óptimas intenciones, fundamentalmente por la sensibilidad.

La constante incursión de las Nuevas Tecnologías

Juan Tomás Frutos

 

Las tecnologías han revolucionado todo, pero especialmente la televisión. La incursión de las posibilidades digitales, y, sobre todo, de la difusión a través de TDT ha mejorado la visibilidad, la capacidad, la calidad y las opciones de un medio que, cada cierto tiempo, se reinventa: nos referimos a la televisión.

 

Las mejoras cualitativas se unen a una mayor posibilidad de canales. Por donde antes transitaba un canal ahora van cuatro. Además, la imagen y el sonido se perciben más óptimamente. No olvidemos tampoco que cabe la posibilidad en el medio plazo de una mayor intercomunicación con los receptores, esto es, con los consumidores y usuarios.

Se plantea, por lo tanto, una nueva realidad, que también afecta al escenario informativo, muy apegado a lo inmediato y a lo riguroso como fórmulas básicas para el éxito. Aquí, las tecnologías pueden jugar, y ya juegan, un papel extraordinario, como se señala en este trabajo.

No olvidemos, como también se constata, que básicamente el lenguaje es el mismo, pero sometido a más premura y a más interacción.

También su penetrabilidad es más grande. Los programas se pueden guardar, repetir, demorar, revisar, etc. Por lo tanto, su consumo tiene el valor añadido de que es más fácil de aprehender.

Los avances cuantitativos y cualitativos han sido, y son, tan extraordinarios en poco tiempo que todo parece indicar que habrá más en un corto período de tiempo. Deberemos estar atentos.

Por cierto, defendemos que las ideas sobre estos perfiles estén bien hilvanadas y esquematizadas, proponiendo constantes mejoras y alternativas, cuando fuere el caso. Los procesos dinámicos tienen eso: hay que mirarlos a la cara y transformarlos hasta que den el cien por cien. Claro que sí.

La figura del freelance

Juan Tomás Frutos

 

Dentro de los nuevos perfiles profesionales, el que trabaja a la pieza, como freenlace, es cada vez más común. Es un tipo de profesional que hace de todo, que se documenta, que previamente elige la noticia que podría ser de calado, que le da un sesgo o tratamiento, y que, una vez confeccionada la información, compite para colocarla en el mercado, incluso en varias empresas, con el fin de ganarse la vida con más o menos fortuna.

 

Está claro que si no vende noticias, o si éstas tienen poco atractivo, gana poco o nada, y así no se puede vivir de la profesión. Por lo tanto, la motivación y la preparación de este tipo de profesionales, como se señala certeramente por parte de este colectivo, son mayores.

Hay que trabajar mucho más la noticia, buscando lo que le gusta cubrir específicamente a cada medio, adecuando el discurso y su plasmación a los principios editoriales de cada empresa. Lo importante es “vender”. Nadie duda de la deontología de estos profesionales, pero obviamente están sometidos a más presión que aquellos otros que laboran por cuenta ajena.

Existen muchas investigaciones universitarias sobre el periodista todoterreno, que identifican a menudo con el “freenlancer”, en función de los diversos soportes. Hacen, estos análisis, especiales referencias a los derechos de autor, a menudo conculcados, y tienen en cuenta la deficiente formación para gestar este tipo de profesionales que se oferta desde las Facultades de Comunicación.

La remuneración, fluctuante, y la enorme precariedad de estos periodistas, hacen que sea una parte de la profesión muy débil, si bien sigue adelante por su pundonor, por su coraje, por su devoción al oficio y por tratarse de personas de una “pasta especial”, dispuestas a grandes dosis de sacrificio. Estemos con estos compañeros y compañeras, con sus vicisitudes, con sus problemas, y busquemos, entre todos, soluciones rápidas y eficaces.

El rector de la Universidad de Murcia y el alcalde de Lorquí estudian reforzar la colaboración entre ambas instituciones

Alcalde Lorquí
Foto de Luis Urbina

El rector de la Universidad de Murcia, José Antonio Cobacho, se ha entrevistado en Convalecencia con el nuevo alcalde de Lorquí, Joaquín Hernández, en una reunión en la que se ha hablado de impulsar nuevas colaboraciones entre el municipio y la Universidad y de potenciar la ya existente.

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El concurso de relato corto de la Universidad de Murcia y Thader reparte 18.000 euros en premios para estancias Erasmus

PREMIOS THADER2
Foto de Juanchi López

La Universidad de Murcia ha entregado hoy los premios del concurso de relato corto, que dota con 18.000 euros el Centro Comercial Thader para facilitar las estancias en el extranjero de alumnos con becas Erasmus.

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Comunicar con los otros

Juan Tomás Frutos

 

Hablemos con la noche, y también con el día, en busca de respuestas, de cuestionamientos, de períodos de escucha.

Suscitemos réplicas, y críticas, en la pretensión de dar con las líneas maestras con las que crecer.

 

Repongamos esa parte de nosotros que nos aplicó remedios desconocidos. Nos debemos una oportunidad más, o dos.

No dediquemos más tiempo del debido a suponer lo que no comprendemos. Tendamos esa ropa que precisamos secar.

Todo tiene un porqué, pero lo que ocurre es que no es fácil saberlo. Hemos de implicarnos en todo lo que nos sucede para abonarnos a soluciones que esperemos que no sean tardías.

Apuntemos hacia esos lados que derriban las fronteras de otras eras con criterios y sin ellos. Terminemos con lo pésimo, y con lo que se acerca.

Comuniquemos cada día la buena nueva que consiste en saber que la transcendencia tiene que ver con lo positivo, con los buenos actos, con renunciar, con compartir, con ser más humanos, con encender una vela para los demás, con hablar sobre sus males para empezar a mitigarlos…

Pensar en los otros, comunicar con ellos, es saber un poco más de nosotros.

La comunicación que hace personas

Juan Tomás Frutos

 

Indaguemos en las cuatro esquinas, en todos los huecos del proceso, e intentemos ser sin reclamar más de la cuenta. Asumamos con paciencia todo lo que nos toque en un cierto momento.

 

Nos hemos de alentar con premisas de prelaciones variadas, con las que nos hemos de ir construyendo como personas, que lo somos. No apaguemos la vela de la ilusión, que la podemos necesitar en cualquier instante.

Rastreemos en los espíritus propios y ajenos para dar con esas comuniones que nos hacen entender claramente los momentos históricos en los que nos hallamos. No siempre es sencillo esto.

Construyamos esos puentes que nos hacen consensuar terminologías y actividades que, juntas, nos hacen más y mejores. Siempre ha sido así. Contemos lo que sentimos en cada etapa.

Confeccionemos el futuro a partir de lo que poseemos, sin sombras ni vacilaciones, aunque vayamos más despacio. Lo importante es llegar, y, además, es más que necesario que disfrutemos de todo el proceso para que lo vivamos enteramente, para que también nos edifiquemos nosotros como personas. Por ahí va la comunicación.

Como el primero o el último

Juan Tomás Frutos

 

Pensemos en lo mejor, y en lo peor, y saquemos como referencia el punto intermedio, que es el que puede defender la virtud, que siempre ha de ser la premisa iniciática en todo proceso comunicativo.

 

Despertemos a las glorias cotidianas con unos deseos de entrega total a lo que vayamos haciendo, que hemos de realizarlo en concordia, con armonía absoluta, o ése debe ser, cuando menos, el intento.

No demos muchas vueltas. Hemos de conseguir que las cuestiones esenciales funcionen desde la atalaya imperfecta de esa existencia con la que cohabitamos. Hemos de buscarla. No rompamos las fechas del amor, ésas que no hacen daño, que no se clavan físicamente, sino que son capaces de acercar posturas comunicativas cuando todo lo demás parece que falla. Las cercanías son muy buenas para el entendimiento.

Prodiguemos las buenas acciones, las apreciaciones de confianza en los demás, y apuntemos que las solvencias se consiguen en el conjunto societario y pocas veces fuera de la comunidad de vecinos en la que nos hallemos.

Hagamos de artesanos de las palabras, de los hechos, de aquellos que nos parecen grandes constructores de la realidad querida, y afrontemos todos los días como si fueran el primero o el último. Ya se sabe que hay que empezar bien, y que hemos de acabar mejor.

Comunicación sin plazos

Juan Tomás Frutos

 

Conquistemos esas cotas de felicidad a las que tenemos derecho. No pensemos que no somos capaces. Todos lo somos, con voluntad, con ahínco, aguardando, desde los hechos y el esfuerzo, esos milagros que nos puede ir dando la vida cada día, a veces a pequeña escala, con pequeñas cosas.

 

Crezcamos en los objetivos, en esas vueltas que nos deben dar un poco de firmeza en todo cuanto hacemos. Honremos a nuestros antecesores no repitiendo sus errores. Abracemos más, besemos más, comuniquemos más.

Confirmemos los buenos fines con ese toque maestro que nos debe permitir agradecer lo recibido para extender las obras sugerentes, las que implementan. No debemos quedarnos en la nada que nos devuelve al mismo comienzo una jornada y otra. Pensemos en esos momentos felices que nos pueden dar impulso para seguir incluso en etapas nefastas.

Remediemos todo lo que tenga esa posibilidad, y contemplemos la vida avanzando y no deteniéndonos, o haciendo balances del pasado, salvo para mejorar desde la constancia más manifiesta.

Experimentemos el presente con virtud, con parsimonia, sin aceleraciones, consumiendo y saboreando lo que tengamos y no agobiándonos por plazos comunicativos o resúmenes en un momento determinado. Los procesos hay que vivirlos, y ya se valorarán al final, no antes. Veamos la existencia sin prisas. Seguro que así gozaremos de una mejor salud.

UNIVERSIDAD DE MURCIA