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Miguel Laparra: “La crisis nos ha mostrado muchas debilidades del estado de bienestar”

Miguel Laparra

“La crisis ha puesto una lupa de aumento sobre los problemas sociales que ya existían antes”.

“En España estamos asistiendo al acta notarial del fracaso de las políticas sociales”
Miguel Laparra Navarro, profesor de Política Social de la Universidad Pública de Navarra es especialista en temas de migración y políticas sociales, autor de libros como “La construcción del empleo precario”, “Extranjeros en el purgatorio. Integración social de los inmigrantes en el espacio local” o “Exclusión social en España. Un espacio disperso y diverso en intensa transformación”.

 

Ayer martes día 6 de marzo de 2012  estuvo en la Universidad de Murcia, donde participó en la mesa redonda organizada por el Aula de Debate: “Debates en torno a la exclusión social en época de crisis”, donde analizó los efectos de la crisis en los procesos de exclusión social en los que se ven inmersos cada vez más colectivos y desde diferentes ámbitos: ingresos, trabajo, vivienda… Laparra habla en esta entrevista para Campus Digital sobre la situación actual de la exclusión social en España y la repercusión en la misma de la crisis económica. 

 

-Pregunta: ¿Qué relación existe entre la exclusión social y la crisis en la que estamos inmersos desde hace ya varios años? -P: Los problemas de pobreza extrema y de exclusión social no son nuevos, no han aparecido con la crisis. El principal problema es que durante el período de vacas gordas y de expansión de la riqueza y el empleo no aprovechamos para hacer una estrategia de redistribución y de protección de los más débiles de la sociedad, y las tasas de pobreza y de exclusión se mantuvieron más o menos estables durante todo el período de mediados del os noventa hasta la crisis. Lo que ha hecho la crisis ha sido acentuar, ha puesto una lupa de aumento sobre los problemas sociales que ya existían antes. Ha intensificado las situaciones de pobreza, el sufrimiento de las personas y las carencias que tienen los más pobres, y también ha aumentado la exclusión social, pero ninguna de estas cosas son estrictamente nuevas.
-P: Pero sí más graves.

-R: Por supuesto. En los últimos datos que se manejan a nivel estatal asistimos a un aumento de dos puntos de la tasa de pobreza. Esta situación hay que contemplarla desde una perspectiva histórica: desde mediados de los ochenta hay un 20 por ciento de personas en el umbral de pobreza y esta tasa se ha mantenido estable hasta el 2007. Y ahora, en unos pocos años hemos saltado al 22, t en Murcia el 23, lo que supone un salto muy considerable en términos históricos. Pero las cifras no nos dejan ver lo más importante: la intensificación de las privaciones en sectores muy amplios.
-P: Y me imagino que los sectores más desprotegidos será donde más se cebe esa situación, por ejemplo en los inmigrantes. -Sí. A los inmigrantes les ha tocado asumir la parte proporcional a su debilidad. No les ha supuesto una intensificación de la marginación que tenían, pero al estar en una situación  más débil les ha afectado más. En términos coloquiales, podríamos decir que les ha tocado comerse un trozo mayor del marrón. Pero ese trozo es proporcional a la desigualdad que ya existía antes de la crisis. Hay sectores importantes de la inmigración que mantienen un proceso interesante de integración en la sociedad española, y habría que intentar que el proceso que se ha recorrido durante todos estos años, de integración social de los inmigrantes, no sufra un retroceso con la crisis. Ha sido complicado construirlo, y nos arriesgamos a que se destruya un capital social que hemos acumulado entre todos. No se puede destruir ni expulsando a los inmigrantes, ya que les necesitamos a medio y largo plazo debido a nuestro déficit demográfico, y tampoco podemos pensar en destruirlo marginándolos y condenándolos hacia condiciones sociales periféricas.

Miguel Laparra

-P: Esa marginación en la que se van encontrando en mayor índice que el resto de la población ¿puede dar lugar a brotes de xenofobia? -R: La tentación de buscar un chivo expiatorio al que echarle la culpa de los problemas no es nueva en la historia. Siempre hay que barajarlo como una posibilidad, pero hay que señalar la madurez de la inmensa mayoría de la sociedad española en estos momentos de dificultad, que no está reaccionando de una forma especialmente agresiva frente a la inmigración. Eso quita para que aparezcan más dificultades en la convivencia, con problemas puntuales, pero hay que señalar que para la que está cayendo y lo mal que lo está pasando la sociedad española, es un elemento de madurez y responsabilidad social. Los españoles están asumiendo que las personas que han venido durante esta década y media, que han aportado a la riqueza nacional y han estado trabajando con nosotros, ahora tienen derecho a intentar superar la crisis como puedan, y hacerlo juntos, tanto los de nacionalidad española como quienes tienen nacionalidad española.
-P: O sea, que debemos apoyarnos los dos sectores, los nacidos en España y los que han venido desde fuera intentando buscar un futuro mejor. -R: Sin duda. La sociedad la conformamos todos, y de esta o salimos juntos o no salimos. Ese es el mensaje que hay que transmitir a la sociedad española. Ya los inmigrantes están dejando de ser inmigrantes y pasan a ser el Mohammed que conocen desde hace diez años, o el padre de la compañera de mi hijo en el colegio. Existe un proceso de relaciones sociales en los barrios y en los pueblos que hacen percibir que todos somos miembros de la sociedad española.
-P: ¿Lleva el estado de bienestar camino de convertirse en un espejismo?

-R: La situación es muy complicada. Tendríamos que hacer un esfuerzo colectivo muy notable por defender los avances sociales que se han conseguido y el capital social que hemos construido entre todos. Aun con sus debilidades, el modelo de estado de bienestar español tiene muchos elementos que hay que conservar, pero también muchos que hay de reformar. La crisis nos ha mostrado muchas debilidades del estado de bienestar. Si aumentan las tasas de pobreza es porque no teníamos un estado de bienestar tan sólido como pensábamos. Más que en recortar tendríamos que pensar en reforzar muchos mecanismos de solidaridad y reformar programas sociales para incrementar su eficacia frente a los problemas. Pero eso requiere además de mucho trabajo técnico y de debate, también de un compromiso ciudadano para defender los derechos sociales y hacer primar la preservación del capital social y de las necesidades de las personas en paralelo con las necesidades del sistema.

Miguel Laparra

-P: ¿Se está aprovechando, por parte de determinados sectores, el hecho de estar inmersos en una crisis económica para intentar recortar en temas relacionados con ese estado de bienestar en el que hemos vivido, suprimiendo incluso derechos que pensábamos que estaban consolidados?.

-R: Estamos asistiendo a una estrategia muy agresiva por parte de determinados poderes y grupos de interés a nivel internacional. Se está reconduciendo el modelo social y económico hacia otras vías y destruyendo lo que ha costado décadas y casi siglos construir. Existe una dimensión política e ideológica relacionada con intereses económicos muy potentes por parte de ciertos grupos, a la que tendríamos que enfrentarnos. Para eso, incluso la dimensión nacional se queda corta. La gran batalla se decide ahora mismo en el ámbito europeo. Ahí es donde se están decidiendo los límites para el mantenimiento de las políticas sociales y donde habría que establecer las alianzas para construir y mantener un modelo social europeo que hasta ahora lo teníamos como un elemento de identidad de la Unión.
-P: ¿Qué medidas se están tomando para impedir que esa exclusión aumente?

-R: Muy pocas. En realidad no hay un debate sobre las medidas para afrontar los efectos sociales de la crisis. Existe un debate muy fuerte en torno a los límites del déficit público, en torno a como orientar los recortes del gasto o las reformas laborales, pero no hay ninguna estrategia que nos esté planteando qué soluciones tenemos para los sectores que están siendo más desfavorecidos. Lo que estamos viendo es que las políticas y los programas sociales que teníamos están teniendo muchas dificultades por llegar a las necesidades sociales. Las entidades ciudadanas como Cáritas, que están trabajando con sectores excluidos se están viendo desbordadas porque los servicios públicos no les dan ninguna respuesta. Eso es el acta notarial de un fracaso de las políticas sociales  en este país. En primera persona Los problemas de pobreza extrema y de exclusión social no son nuevos, no han aparecido con la crisis. Hay que intentar que la integración social de los inmigrantes no sufra un retroceso con la crisis La sociedad la conformamos todos, y de ésta o salimos juntos o no salimos. Tendríamos que defender los avances sociales y el capital social que hemos construido entre todos. Si aumentan las tasas de pobreza es porque no teníamos un estado de bienestar tan sólido como pensábamos Habría que mantener un modelo social europeo que hasta ahora constituía un elemento de identidad de la Unión. Existe un debate muy fuerte sobre las reformas laborales, pero no se está buscando soluciones para los sectores más desfavorecidos. Las entidades que trabajan con sectores excluidos están desbordadas porque los servicios públicos no les dan ninguna respuesta. Eso es el acta notarial de un fracaso de las políticas sociales  en este país.

 

Última actualización el Sábado, 14 de Abril de 2012