Manuel Parra (Jacobo)

Manuel Parra (Jacobo)

En el páramo, duro y cruel, de los pueblos, por compañía la incomprensión, cuando no la burla, unos hombres sencillos, escriben o pintan lo que aman, otros hombres, más universales o más rebeldes, pintan o escriben lo que odian, lo que temen, lo que quisieran destruir o cambiar. Los unos, miran lo que les rodea; los otros, para ver “lo de afuera”, tienen que mirar en ellos mismos.

JACOBO, lleva años y años parado ante el paisaje de Cieza, intentando, con el matiz rico del óleo, poner cuanto ven sus ojos en líneas y colores, ritmos, dibujos y composiciones. Quien, cazador furtivo, carcelero de peñascos y riscos, pescador de cielos móviles y viajeros, “ poner”, en el lienzo o la cartulina, las cosas que ama. El río, la huerta, el cauce, el castillo, para decir: “ mira, esto es el Muro, aquello la Presa, esto otro la casa de…”

Para el cronista, que durante toda su vida se ha peleado a mordiscos con la realidad, para buscar, sin conseguirlo, que se parezca a su deseo, aún habiendo renunciado, hace tiempo a la tarea de predicador, siempre he pensado decirle a Jacobo: “Quiero que, un cuadro tuyo, se parezca a un cuadro”.

Si los hombres felices no tienen historia, acaso el “Arte Feliz”, no haya tenido justos y objetivos cronistas, siendo maltratado en el tiempo, por los histriones de la pedantería.

JACOBO, hace un Arte Feliz, y lo expone, una vez más, con la pureza ingenua de quien emplea en su trabajo materiales del corazón, ignorando, acaso, que el gran drama del hombre de nuestros días, es no tener conciencia del propio drama.

Demos y exijamos respeto para esta manera de mirar el mundo, a través de la pintura.

F. MARTÍN INIESTA

 

Fotos: Luis Urbina