Nuevos hallazgos e investigaciones sobre paleoantropología y paleoecología

No cabe duda que el Sudeste de España es un laboratorio único en Europa para el estudio de la Paleoantropología y paleoecología humanas. Tal fue mi opinión cuando leí la te sis doctoral sobre la región en 1973 en la Universidad de Ox ford. Nada me ha hecho cambiar desde entonces. Desde el punto de vista del estudiante del Cuaternario, la región ofre ce un panorama rico en playas fósiles, terrazas fluviales, cuen cas endorreicas de sedimentología lacustre, fallas geológicas todavía tectónicamente activas, residuos de volcanes de hace tan sólo 2,5 millones de años y un “karst” amplio donde abundan cuevas que tantas veces han aportado restos de va lor inestimable para la paleoantropología y paleoecología.

Cuevas de especial interés

Entre las cuevas de la región destaca la Cueva Victoria , cerca de la Unión , donde las actuales investigaciones del Dr. Josep Gibert del Instituto de Paleontología de Sabadell, señalan un hábitat singular de un período comprendido entre un millón y medio millón de años antes del presente. El yacimiento ha ofrecido posibles restos del homínido fósil Homoerectus. En Lorca, la Cueva Perneras , en vías de estudio por D. Ricardo Montes, ofrece datos importantes del medio ambiente del Pleistoceno Superior, conjuntos líticos de los períodos Paleolítico Medio y Superior, además de restos humanos de la especie Homosapiens (sapiens). En la Cueva del Milano de Bullas, de gran interés para el estudio del Neo lítico, las investigaciones de D. Miguel San Nicolás, de la Consejería de Cultura, se ha detectado un enterramiento colectivo con la práctica de la incineración parcial datado en hace algo más de 5.000 años. Restos pro cedentes de la Cueva del Calor de Ce hegín, excavada por el mismo investigador, muestran indicios inconfundibles de la práctica del descarna-miento de los cadáveres del eneolítico. Esto último sugiere tal vez el canibalismo prehistórico.

Otra cueva, la del Barranco de la Higuera de For tuna, excavada por los profesores de la Universidad de Murcia, Doctores Pedro Lillo y Javier García del Toro, presenta un enterramiento colectivo eneolítico. Los cráneos de este yacimiento muestran rasgos epigenéticos que nos sugieren cierto grado de endogamia en la comunidad prehistórica. Curiosamente, los dientes de es tos cráneos fueron afilados o recortados, tal vez en busca del “embellecimiento odontológico”. La “cirugía” eneolítica se muestra en el crá neo de la Cueva de los Blanquizares de Lébor, de Totana, cuya perforación artificial o trepanación, fue estudiada por nosotros. El individuo sobrevivió la intervención que tuvo lugar hace ya alrededor de 4.000 años.

 

La actividad humana contemporánea y los yacimientos

A menudo, las labores de reconversión agrícola y urbana tropiezan con el testimonio del pasado. En Murcia, la excavación de un solar de la calle de San Nicolás destapó el cementerio árabe de la Edad Media , cuyos 450 esqueletos están en proceso de investigación científica por la Dra. Cristina Bernis de la Universidad Autónoma de Madrid, gracias a la estrecha colaboración del arqueólogo municipal D. Julio Navarro y la Consejería de Cultura. Todo ello ha permitido la realización de un importante proyecto interdisciplinar en el que los datos obtenidos serán de gran importancia para nuestros conocimientos sobre aspectos paleodemográficos y paleoecológicos de la sociedad del Medioevo musulmán. En Lorca, la reconversión agrícola en el Rincón de los Almendricos permitió el descubrimiento de un cementerio prehistórico de la cultura de El Algar (segundo milenio AC) que fue objeto de investigación por los profesores de la Universidad de Murcia Dña. Manuela Ayala y el Dr. J. García del Toro.

Asimismo, una perforación agrícola en Jumilla, efectuada para alcanzar aguas subálveas, nos llamó la atención sobre el hábitat eneolítico de El Prado (tercer milenio AC), cubierto por dos metros de sedimentación pantanosa. Las excavaciones prehistóricas que hemos realizado en colaboración con el profesor de la Universidad de Murcia Dr. Pedro Lillo, señalan una estación prehistórica que no solamente aporta materiales culturales abundantes, sino también una fauna numerosa y restos paleoetnobotánicos de un momento cuando la zona biogeográfica bética había alcanzado su máxima extensión septentrional. Este ya cimiento ofrece la curiosidad de res tos humanos mezclados con la demás basura doméstica del asentamiento, lo que muestra que en el Eneolítico no siempre era costumbre enterrar los difuntos.

La excavación de los cimientos de una fábrica en las afueras de Alicante, al lado del Barranco de las Ovejas, desenterró un probable ectomolde fosilizado de un cráneo con cuatro vértebras del cuello de un Homo sapiens “arcaico”. Este fósil, pertenecería a un momento ligeramente anterior al último período glacial que comenzó hace 75.000 años. Nuestros estudios de esta interesante pieza, señalan la presencia en el Sudeste de España de una tipología anatómica que poco tiene que ver con el “hombre de neandertal” que hacía acto de presencia en Europa por la misma época, entre hace 75.000 y 35.000 años. El empleo de la estadística mul tivariante en las medidas del cráneo muestra la separación nítida entre las dos formas de homínido. En este punto, es importante señalar que los paleoantropólogos hemos llegado a la conclusión de que hace 100.000 años ya existían en África formas de Homo sapiens “arcaico” más próxima al hombre moderno que la neardentalense.

En el otro extremo de la historia de la evolución de nuestra especie, y tampoco lejos de la Región de Murcia, se encuentra la magnífica estación de Venta Micenas de Orce (Granada) cuyos restos han sido objeto de cierto debate recientemente. Se comprende la cautela de los paleoantropólogos antes de aceptar la posibilidad de que hace más de1.200.000 años ya habían llegado a nuestro continente los antepasados del hombre. Hasta ahora, estos últimos, sólo han sido hallados en África y en la isla de Java en época tan lejana. Tal vez la polémica quede zanjada después de que el excavador del yacimiento de Orce, Dr. Josep Gibert, ha presentado en el reciente Congreso Mundial de Arqueología, los resultados por radio-inmunoensayo de la pieza del discutido cráneo. Los datos de esta moderna técnica señalan la tipología fundamentalmente humana del material óseo y han sido aportados por el profesor Loewenstein de la Univer sidad de California en Berkeley. Es indudable que el empleo de los más recientes avances de la ciencia médico-biológica está ofreciendo nuevos horizontes a la Paleoantropología actual. Por ejemplo, se podría someter la pieza de Barranco de las Ovejas al estudio por resonancia magnética nuclear para determinar la pre sencia de material óseo en el ectomol de.

La tecnología moderna en la datación de restos fósiles

La solución del problema de la cronología de los homínidos fósiles y de los restos del Cuaternario en general, ha progresado sobremanera gracias a las nuevas técnicas. Entre éstas y a continuación, se comentan algunas que están empleándose en los yacimientos del Sudeste. Por ejemplo, la técnica de la resonancia del “spin” electrónico ha permitido al Dr. Peter Pomery de la Universidad de Queensland, fechar para nosotros en hace 500.000 años la importante estación de mamíferos extintos ex puesta por una cantera en Guarda-mar del Segura. Estamos a la espera de toda una larga serie de dataciones de otras estaciones del Sudeste. La técnica del potasio argón (K-Ar) ha permitido fechar material volcánico del Campo de Cartagena y situarlo en el Plioceno Superior. Asimismo, las técnicas basadas en los isótopos del uranio han aportado diversas fechas para las playas fósiles de nuestras costas.

La conocida técnica del radiocarbono es importante en el estudio de momentos más recientes en el Pleistoceno Superior y en la época postglacial. La aceleración (TAM) permite fechar materiales del último periodo glacial y la aplicación del análisis del radiocarbono tanto a materiales orgánicos como inorgánicos en el Centro N.W.G. Macintosh para la Dotación del Cuaternario de la Universidad de Sidney, ha permitido ciertas precisiones sobre la paleoecología y la sedimentología del Cuaternario final del Sudeste. Por otra par te, la termoluminiscencia ha sido aplicada tanto a materiales del Paleolítico Superior de Granada, como para confirmar la fecha obtenida por radiocarbono de la cerámica en el conjunto epipaleolítico-neolítico incipiente del abrigo grande del Barranco de los Grajos. Esta estación de Cieza, forma parte de un conjunto de abrigos con arte rupestre levan tino. Las dos fechas, obtenidas por radiocarbono y termoluminiscencia respectivamente sobre material orgánico y cerámica, coinciden en un período de 5.500 a 6.000 años AC. La termoluminiscencia fue una aportación del Departamento de Física de la Universidad de Adelaide.

La climatología de nuestros antepasados

Cada vez se sabe más sobre las oscilaciones del clima en épocas remo tas. Estos cambios, grandes en el Pleistoceno y pequeños en el Holoceno han afectado la paleoecología humana. No es sorprendente que los nuevos datos apoyen las teorías de los más destacados expertos en el tema como son los profesores K. Butzer, B. Frenzel o H. Lamb. Parece fuera de duda que gran parte de la sedimentación de las terrazas fluviales de la región ocurrió en momentos glaciales de baja evapotranspiración y caracterizados por una intensa deposición eólica. Estos momentos, fueron iniciados y cerrados por otros de mayor actividad de las aguas superficiales. Incluso en el Holoceno pueden identificarse momentos de actividad fluvial reducida así como otros de diferenciación térmica. Semejantes investigaciones son de gran ayuda en la determinación del marco externo, por supuesto cambiante, en el que se desarrolló la interacción de los antepasados del hombre con el medio ambiente en distintos momentos del cuaternario. Sin duda ello determinó tanto las posibilidades de la explotación del en torno como las oscilaciones dem gráficas. En la actualidad, la región del Sudeste padece dificultades ecológicas acuciantes: sequía, inundaciones, presión demográfica, desarrollismo agrícola, etc. También en el pasado, la zona ha tenido que aguan­tar momentos de presión demográ­ fica, tala de bosques, oscilaciones cli­ máticas, etc.

Necesidad de los estudios interdisciplinares

La realización de los análisis indicados en los apartados anteriores im plica la participación de muchos cien tíficos en una investigación: paleontólogos y zooarqueólogos, estudiosos del polen y paleoetnobotánicos, investigadores de las ciencias médico-biológicas y especialistas en análisis multivariante mediante ordenador. He aquí algunos ejemplos del resultado del análisis interdisciplinar. El estudio de la fractura de los huesos de animales por el hombre primitivo ilumina los distintos métodos empleados para conseguir el alimento, y el análisis microscópico de las estrías de las piezas dentarias humanas así como de los oligoelementos de los dientes y huesos, puede aportar datos sobre la dieta prehistórica.

También los estudios radiológicos, así como de ciertas patologías, como la hipoplasia dental, pueden señalar momentos de insuficiencia nutricional en el individuo. Nuevas técnicas histológicas y el uso del microscopio de “barrido” aplicadas a material orgánico y a utensilios ofrecen datos sobre la explotación del medio ambiente. Las nuevas técnicas inmunológicas son una herramienta poderosa que multiplica las posibilidades de ex traer conclusiones del material bajo estudio. En particular, la técnica del radioinmuno ensayo ha supuesto un avance muy significativo en este área. Para ello se precisan cantidades insignificantes de materia orgánica adherida a utensilios o cerámica que no ha sido lavada.

También hay métodos para determinar en los paleosuelos de las estaciones del Cuaternario, ciertas sustancias específicas de alimentos cu yos restos óseos no pueden ser encon trados en las excavaciones arqueológicas. Asimismo, el análisis compo nencial es muy útil para distinguir en tre materiales orgánicos arqueológicos y otros de reciente aporte que pueden haber descendido verticalmente a través de los estratos gracias a vectores animales u otros procesos.

De esta manera, D. J.M ª Núñez del CEBAS, ha podido averiguar que las pepitas de uva encontradas en los niveles eneolíticos de El Prado de Jumilla son mineralizadas y prehistóricas. El análisis botánico de este material por el Dr. D. Rivera de la Universidad de Murcia muestra que algunas pepitas fueron seleccionadas intencionadamente en pleno tercer milenio AC. Esto puede constituir la prueba de la viticultura más antigua en el Mediterráneo occidental.

El análisis estadístico multivariante aplicado a los restos humanos tiene muchísima utilidad. Por ejemplo, una investigación nuestra sobre las comunidades del Eneolítico y del Bronce del Sudeste sugiere una distribución de la población dominada por pequeñas comunidades genéticamente bastante cerradas y aisladas, que se corresponden a las que representan los enterramientos colectivos. El análisis de poblaciones posteriores y más cercanas a nuestros días está todavía por hacer, pero las perspectivas en nuestra región son alucinantes y prometen aportar datos de gran interés para la demografía antigua y la Historia de la Medicina. De todo lo referido aquí se desprende una visión revolucionaria de las ciencias paleoantropológicas y pa leoecológicas con posibilidades de de sarrollo muy extenso en el Sudeste. Esta visión refleja el estado de la Nueva Antropología Biológica y la Ecología Humana actuales que hoy en día se han alejado de la mera clasificación y medición de huesos para tomar una postura firme que se dirige hacia la explicación de los procesos biológicos y las relaciones dinámicas que éstos suponen.