Las implicaciones comunicativas como bases de las relaciones

Las relaciones humanas tienen como sustentos y ejes centrales las implicaciones respecto de lo que hacemos. Superamos -no lo olvidemos- esos momentos de incertidumbre gracias a la comunicación que nos puede hacer plenos, que nos convierte en seres animados desde la independencia y las autonomías reales. Nos planteamos cómo superar suspiros que otros nos dan con respuestas de negatividades profundas. Iremos donde sea menester con una bravura especial, que nos inculcará los hechos en los que nos movemos con situaciones brillantes.

Tendremos que demostrarnos que las implicaciones son las bases para todo cuanto ha de ir llegando en tiempo y esperemos que en forma. No pongamos en tela de juicio las voluntades que nos previenen de cambios sin disimulos. Hemos asumido despertares que nos han de comunicar sentimientos y aprendizajes conscientes. Lo tremendo, lo impactante, que no lo tremendista, nos otorga más beneficios que dudas ante lo que nos imprime desde ya el carácter más honesto.

Simpaticemos con lo que nos embellece el alma, con lo que nos rescata de una pesada carga que nos olvida en los mismos inicios de un sistema que nos previno en cuanto las coyunturas se nos fueron de las manos. No entendemos el porqué, pero hemos de darnos tiempo para conseguir conocer qué ocurrió. Supongo que, en el corto y medio plazo, fue mejor así, aunque fuera difícil verlo al principio. Hemos de interpretar teniendo todos los factores desde los inicios de una era que hemos de bendecir con sus aglutinaciones de empeños sin grandes aspavientos. Las necesidades se han de solventar lentamente, poco a poco, en cuanto podamos. La existencia tiene muchos aspectos que hemos de consolidar.

Superemos cualquier vicisitud con un entusiasmo de apetencias nobles con las que hemos de tomas las riendas de unas aficiones que compartiremos para ser las luces que apaguen el calor de las sombras que no son, que no terminan de estar donde esperamos. Hemos agarrado el anhelo de una amistad que fue profunda por unos brillos que ahora nos han de planificar sin esfuerzo. Hemos comunicado menesteres con los que nos hemos de edificar como personas.

Tanteemos todas las inquietudes más contrastadas en el anhelo de experimentar el conocimiento como base de una gracia que nos devolverá a la cordura de los momentos menos calculados. Tendremos que sobrellevar los envites de una existencia que nos asombrará con sus complejas sinceridades. Todo puede ser cuando partimos del puerto de la comunicación válida. Adquiramos la cosecha anticipada de los días de lluvia, que sellan muchos de los frutos que aparecerán en cualquier momento. La confianza ha de fomentarse, y con ella nos acercaremos a esos cumplimientos comunicativos que nos apañarán ese cuadro existencial que, por dejadez quizá, se hallaba un tanto deteriorado. Es cuestión de tiempo que nos veamos con una cierta mejoría. La lluvia nos ayudará, ya lo hace. Ese frescor, ese reinventar la vida, en este caso con la comunicación, nos convencerá de su misma hermosura.
Juan TOMÁS FRUTOS.