“LA UNIVERSIDAD ME RECUERDA A UNA ACADEMIA : LA GENTE SÓLO QUIERE SU TÍTULO”

•  P : ¿Cuál es su opinión de las reformas de los Planes de Estudio?

•  R : Me parece que lo que se quiere hacer es una especie de “muerte dulce” . Se trata de medidas dirigidas a una formación muy pragmática y muy técnica, y en ese sentido, desde luego, no estoy de acuerdo.

Por otro lado, respecto a la forma como se ha llevado a cabo, pienso que se ha consultado muy poco a las universidades y además se ha hecho con mucha rapidez. Todo esto me ha extrañado, máxime viniendo de un Ministerio que ha mostrado bastante sensibilidad al respecto, abriendo el tema y comenzando el diálogo. Lo malo es, como siempre, que al final parece que se quedará en puro formalismo, en algo muy burocrático.

 

•  P : ¿Por qué siempre existe una contestación a las reformas del sistema educativo?

•  R : Hay una cierta desconfianza, por tradición, respecto a lo que suele hacer el que manda. De todos modos yo no pienso que esas reacciones hayan sido porque sí, a mi modo de ver estaban justificadas por la velocidad con que se hacían y lo poco democráticas que eran. Lo curioso es lo poco constantes que han sido y la velocidad con la que han fenecido. Pienso que la causa es propia atonía general, que se refleja en la universidad. Hay una actitud muy pragmática, ya no se cree en nada y lo único que se pretende es aprobar. No hay ningún tipo de dinamismo: los partidos políticos han desaparecido, los movimientos sociales están muy poco implantados. La Universidad me recuerda a una academia donde la gente va exclusivamente a obtener su título. Si no cambia este panorama, al final la universidad, como decía Manuel Sacristán en un célebre artículo, pasará a ser propiedad de las empresas y cada una tendrá los estudios que necesite en función de su producto, algo que evidentemente es una barbaridad, pero que de seguir así, es posible que ocurra.