La relación comunicativa desde la cooperación

Insistamos en que las buenas actitudes cosechan buenos usos, y, por consiguiente, buenos resultados. Nada hemos hecho los humanos sin el concurso de los que nos rodean. Todos somos necesarios para la sociedad, que crece precisamente en ese entorno que vamos creando en función de diversos ecosistemas urbanos y rurales, basados en la ciencia, en el medio ambiente, en un poco de todo, etc.

Para ese pacto escrito, o no, es preciso que todos nos contemos lo que hacemos, lo que pensamos, lo que somos o lo que nos gustaría ser. Hemos aplicado tantas fórmulas que no siempre damos con las resoluciones específicas, pero, a corto o largo plazo, las cuestiones funcionan, y bien.

Nos insuflamos pretensiones con mensajes correctos, con suposiciones de pensamientos gustosos, llenos de pasiones, de entusiasmos que contribuyen a una calma con la que tomar las mejores decisiones posibles… Eso ayuda, y hemos de potenciarlo y de conservarlo como sea. Nos hemos declarado importantes en una nueva era que nos ha de reforzar en las convicciones de la cooperación, con las cuales incrementaremos las realidades que nos afirman y que nos invitan a sumar.

La cooperación ha de verse en un doble sentido: hemos de cooperar para ser incluso mejores personas; y hemos de cooperar para dar y recibir experiencias. La clave, el fundamento, es la comunicación, que nos aclara, o puede, conceptos, que nos incluyen, o pueden, en una nueva estructura de gobierno y de orden en el caos.

Frente a las nubes que nos llevan a la precipitación hemos de superponer el Sol, o la Luna, si es de noche. En el caso de que llueva, procuraremos que lo que puede ser una complicación sea una solución a la continuidad más querida. Ayudemos a ser felices, y a ser nosotros mismos. Vale la comunicación, y vale para todo, y vale para aparcar algunos traumas por cosechas no conseguidas. La vida es así: no siempre se gana, ni probablemente sea bueno que el éxito nos acompañe en todo momento. Una dosis de humildad y de “mirar a ras de tierra” nos permite contemplar de verdad lo que tiene sentido.

La cooperación, estrecha o amplia, es el sostén de la vida cotidiana. Esta estructura tiene una serie de resortes sustanciales: las comunicaciones en todas las direcciones, que dan mucha salud, considerada ésta en una interpretación extensa. Merece la pena que veamos esto que decimos como posible. Los hábitos, si son buenos, cuando menos con buenas intenciones, nos apartarán de encrucijadas inútiles y nos dejarán únicamente en aquellas que son sinónimos de oportunidades.