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Jordi Labanda expone en la Universidad de Murcia: “Hacer soñar es una parte de mi trabajo que me encanta”

A sus treintaytantos , está en la cresta de la ola. Las adolescentes pasean con libretas bajo el brazo que reproducen sus dibujos, existe un automóvil con su nombre, muchas mujeres presumen de tener un Jordi Labanda entre sus biquinis, sus bolsos o sus abrigos… Sus modelos son imitados hasta la saciedad, Labanda se ha convertido en uno de los diseñadores de moda de mayor éxito. Las marcas más conocidas y la prensa más vendida –no solo española- pugnan por hacerse con sus servicios, y la Generalitat lo ha elegido como uno de los personajes clave de la Cataluña actual, seleccionándolo para representarla en la Feria del Libro de Frankfurt.

Se define como ilustrador ante todo, pero sus diseños de moda traspasan fronteras. Ahora trabaja en la dirección artística de una ópera –‘Hay campos nuevos en los que me apetece intervenir’-, nada parece arredrar a este artista que –a juzgar por la obra firmada- parece tener el doble de la edad que tiene.Jordi Labanda, ha construido un universo particular con sus ilustraciones en prensa. Lleva ya más de ocho años haciendo una sección en la prensa representada por un universo de color de rosa poblado por seres elegantes y sofisticados, consumistas a ultranza que ironizan sobre la sociedad consumista utilizando sus mismas armas.

Ve las cosas ‘muy chulas’ y se declara ‘supercontento’. La vida le ha dado, según él, muchas agradables sorpresas. Indudablemente, Labanda vive un momento dulce.

El ilustrador pasó por la Universidad de Murcia, para presentar la exposición ‘Si te he visto no me acuerdo’, integrada por dibujos de la sección que mantiene ya ocho años en el Magazine, el dominical más vendido de España. El acto estuvo organizado por el Área de Artes Plásticas del Vicerrectorado de Extensión Universitaria, en colaboración con el diario La Opinión.

La presentación se convirtió en un acto multitudinario, en el que el recinto –el colegio Azarbe- se vio incapaz de acoger a todos los que deseaban –féminas en su mayoría- acercarse a su diseñador favorito.

La exposición permanecerá abierta en la Sala Luis Garay del colegio Azarbe hasta el próximo día 19 de octubre.

-P: ¿En qué se basa Jordi Labanda para construir ese universo que ha elaborado en sus viñetas? ¿Mira a su alrededor?

-R: A nivel iconográfico me baso en todas las cosas que me gustaban cuando era pequeño: esa estética de los años 50 y 60 de las películas americanas llenas de gente elegante… Mis referencias son muy pop en cuanto a estilo.

En lo referente al mensaje intento que sea una crítica a la sociedad de consumo, a veces más irónica y otras más complaciente.

-P: Es curioso, porque siendo la suya una crítica a la sociedad de consumo, utiliza muchos de sus arquetipos, de sus modelos. ¿De dónde sale eso de enfrentarse a la sociedad de consumo con sus mismas armas?

-R: Es difícil pensar uno mismo sobre mi estilo, nunca me salen respuestas inteligentes a esas preguntas. Intento no tomarme nada demasiado en serio, porque creo que nada se lo merece. En mi trabajo hay una presencia muy fuerte del consumismo, de las relaciones sociales, hay una mirada graciosa sobre la vida en las grandes ciudades.

Hacer soñar es otra parte de mi trabajo que me encanta, como cuando uno va al cine que vive personajes y situaciones distintos, que se evade. La vida es ya bastante aburrida para que no queramos soñar.

Lectores jóvenes y adultos

-P: ¿Con qué público se siente más identificado Jordi Labanda?

-R: No me dirijo a nadie en concreto, hago lo que a mí me gusta. Lo bonito es que el mensaje que proyectas le interesa a mucha gente. Yo me he encontrado desde niños muy pequeños a gente muy mayor entre mis lectores, un abanico muy grande.

Resulta fascinante que el mismo mensaje lo reciba tanta gente y tan diferente, y que a todos le encaje. Estoy supercontento con esta parte de mi trabajo.

-P: ¿Está sorprendido de este éxito?

-R: Sí, porque la ilustración está considerada un arte menor. Cuando decidí ser ilustrador me imaginaba a mí mismo encerrado en mi estudio, pero la vida me ha dado mucho más que eso. Ha sido una agradable sorpresa.

-P: Le imitan mucho, ¿Siente que le copian, o ha creado escuela?

-R: Se me ha pasado un poco ya la rabieta, pero hace unos años era algo muy prominente, copias que parecían sacadas directamente del original.

Pensar que has creado una escuela es algo bonito. Lo que me da rabia es que la gente copie mal: aun no he visto una copia que me sorprenda y me haga pensar: ¡ostras, que listo este tío, qué fino!. La gente copia solo lo superficial: hacen unos chicos monos y ya está.

-P: ¿Qué siente cuando ve a tanta gente con sus dibujos, con sus diseños, a esas adolescentes que van con sus carpetas, con sus agendas?

-R: Me siento muy bien, claro. Me fascina la pasión de la adolescencia. Si un adolescente lleva algo mío es porque lo vive a saco, es algo visceral, puro corazón. De alguna forma siento que formo parte de la educación de estas personas, pienso que voy a formar parte de la evolución de estos chavales. En cierto modo puedo haber intervenido en su educación estética. Seguro que se acordarán de mí cuando sean mayores, y es algo superbonito.

-P: También tiene sus detractores, quienes consideran que su trabajo solo refleja el lado más superficial de la sociedad, el lado pijo…

-R: He llegado a ver una pintada contra mí en una pared. Eso es algo que me encanta, es un diálogo artístico, como un ping pong cultural. El hecho de que alguien se sienta tan motivado por mi trabajo, aunque sea en contra, es algo superchulo.

Ilustrador ante todo

-P: Se siente más dibujante, humorista, diseñador…

-R: Me siento ilustrador. La ilustración es la base de todo. Si yo estoy ahora sentado hablando contigo es porque soy ilustrador, se me conoce por eso.

-P: Usted no había hecho su trabajo para exponer, ahora que se ve recopilado y expuesto, cómo le resulta, cómo se ve?

-R: Veo que lo que hago se aguanta. El ver compilada la obra aporta un sentido al mensaje, es coherente. Estoy muy satisfecho.

Siempre me he considerado un artista comercial, un artista cuyo trabajo es fruto de un encargo. El hecho de que lo que hago, se exponga en una galería es porque alguien ha considerado que tiene una validez comercial.

-P: ¿Se adapta bien al ajetreado mundo de la prensa, con sus plazos inapelables, con sus prisas…?

-R: Me funciona mucho la presión, en eso sí que soy un ilustrador, alguien ligado al mundo de la prensa. La presión me funciona creativamente, esa prisa del último minuto… Hay veces que están esperando mi dibujo en el periódico y aun no me ha venido la idea, pero entonces me siento, y sale solo.

-P: ¿Le gustan las tecnicas modernas o las tradicionales?

-R: Yo soy muy tradicional…

-P: ¿En cuanto a técnicas artísticas, o en su forma de enfrentarse a la vida?

-R: En cuanto a bastantes cosas, pero en lo relativo a la técnica, me gusta dibujar con témpera, con ceras. Siempre trabajo a mano, no he sucumbido al encanto del ordenador. Hay un momento en el que estás pintando con tu papel, tus lápices, tus pinturas, tu bote de agua… Consigues un grado de intimidad contigo mismo que no creo que consiguiera de otra manera. El hecho de trabajar a mano me ayuda mucho a reflexionar.

-P: Sus dibujos tienen un nivel de detalle considerable, ¿Emplea mucho tiempo en realizarlos?

-R: Empleo de dos a tres horas en mis ilustraciones. Soy bastante rápido, tengo pulso. Trabajo directamente, cuido mucho el dibujo a lápiz, casi me da pena colorearlo.

Labanda diseñador

-P: ¿Cómo fue ampliar su ámbito de acción al diseño?

-R: Fue muy fácil para mí. Yo soy diseñador industrial. Mi cerebro está educado para eso, yo sé perfectamente como se seria un producto, qué hay que hacer para que algo sea rentable. Yo soy un diseñador industrial que luego se hizo ilustrador, para ser de nuevo diseñador industrial.

Me hace mucha gracia poder dedicarme a lo que había estudiado. No me limito a hacer dibujos para mis diseños, sino que me meto en los procesos industriales.

-P: ¿Cómo ve el mundo de la moda en España?

-R: Bastante mejor que hace algún tiempo. Estoy viendo cosas que me gustan, que ya es decir. En el mundo de la moda en España, el gran problema es la industria, que es paupérrima. Estamos muy lejos de países como Francia o Italia, aquí falta cultura de industria y de la propia gente para que entienda propuestas arriesgadas.

Pero hay gente joven que esta trabajando en cosas que me gustan mucho. También somos el país de Zara y de Mango , que están haciendo cosas que me parecen fascinantes.

-P: ¿Y el humor?

-R: El humor que se hace en España es demasiado zafio para mi gusto, muy de sal gorda. Es muy político. Mi sentido del humor apela más a lo cotidiano, es más sutil, menos agresivo.

Desde el principio me interesó incorporar a la mujer, casi todo el humor gráfico que se hace en España está destinado al hombre, y yo quería que la mujer se divirtiera.

-P: ¿Piensa que su sentido del humor se entenderá dentro de unos años?

-R: Hay un punto educacional en mi trabajo que siempre me he tomado muy en serio. Intento hacer un reflejo del tiempo en que estamos viviendo. Estoy convencido de que mis dibujos, vistos dentro de unos años, harán que la gente se sienta reflejada en esta época.

En mi trabajo hay una mirada graciosa sobre la vida en las grandes ciudades.

Intento no tomarme nada demasiado en serio, porque creo que nada se lo merece

Estoy supercontento con mis lectores

No me importa que me copien: me da rabia que me copien mal

Si un adolescente lleva algo mío es porque lo vive a saco

La ilustración es la base de todo. Si yo estoy ahora sentado hablando contigo es porque soy ilustrador

Soy muy tradicional en muchas cosas

Pintando a mano consigues un grado de intimidad que no creo que consiguiera de otra manera

No me limito a hacer dibujos para mis diseños, también me meto en los procesos industriales.

La industria de la moda en España es paupérrima

Mi sentido del humor apela a lo cotidiano, es sutil, nada agresivo.

El humor gráfico que se hace en España está destinado al hombre, y yo quería que la mujer se divirtiera

En mis dibujos intento reflejar el tiempo en que estamos viviendo