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“Floridablanca no sólo marca a Murcia, sino que también es marca universal” (Javier Guillamón, director de la exposición Floridablanca, la sombra del Rey y profesor de la UMU)

“A Floridablanca podemos calificarlo como el icono del patriotismo español”

Enlace a la entrevista en  Canal um:

Entrevista Javier Guillamón

 Pascual Vera

 Para Javier Guillamón Álvarez, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Murcia y director de la macro muestra de carácter histórico “Floridablanca, la sombra del rey” está claro que la figura de José Moñino, el conde de Floridablanca, representa el personaje murciano más importante de toda la historia de Murcia. Por su ascendencia en la corte de Carlos III, por sus acciones como figura clave del gobierno español, por su labor política y diplomática y por su papel como dinamizador de todo tipo de instituciones estatales de carácter artístico, histórico y académico.

La muestra que se expone desde comienzos de año en el Palacio Almudí y en la sala Verónicas, y que permanecerá abierta hasta finales del mes de abril, es un intento de conseguir mostrar de manera gráfica, atractiva, rigurosa y documentada, el significado de un hombre de Estado que, a decir del profesor de la Universidad de Murcia, es probablemente no sólo el murciano, sino el español más universal. O uno de los que más influencia ha tenido a lo largo de la historia de nuestro país. Su sola correspondencia es una muestra de ello, dado que se carteaba con personajes como María Antonieta, George Washington o Benjamín Franklin, que le exponían sus inquietudes.

Guillamón pone de relieve su carácter ambivalente de hombre de estado y de acción, muy alejado de un teórico, un hombre que pasó su vida tomando decisiones. Y que en unos momentos especialmente difíciles, como los de la invasión napoleónica “todos estuvieron de acuerdo en que Floridablanca llevara la nave del estado”.

Floridablanca fue clave en la Independencia de Estados Unidos; en la expulsión de los jesuitas con el fin de salvaguardar los intereses de su monarca; fue el iniciador de las relaciones comerciales y diplomáticas con el Islam; el que puso los cimientos para modernizar la anquilosada universidad española, otorgando prerrogativas a las academias; quien configuró el llamado Madrid de los Borbones, auspiciando la Puerta de Alcalá, Neptuno, el paseo del Prado, el jardín Botánico, la casa de Correos; el protector de las artes… Un hombre que, a decir del profesor de Guillamón, se inspiraba en la tradición para acometer reformas y procurar el avance de España en multitud de frentes entre un período histórico que periclitaba y otro que surgía.

Un personaje nacido justo a la espalda de la murcianísima iglesia de San Bartolomé, que fue abogado de los Reales Consejos, Fiscal del Consejo de Castilla, Embajador, Ministro todopoderoso de Carlos III y que, en las postrimerías de su existencia, enfermo y casi sin fuerzas, fue elegido por todos los patriotas españoles, para que comandara la defensa del país contra la invasión francesa.

La exposición “Floridablanca, la sombra del rey”, es un intento de mostrar su importante papel en la historia de España y de profundizar en la rica y poliédrica personalidad de una figura que modernizó con su obra, su trabajo y su tesón las instituciones del país. Un hombre, en fin que, según Guillamón, constituía “ese tipo de persona que en los momentos más turbulentos puede servir de concordia a una nación”.

Las claves de toda esa compleja personalidad, están al alcance de todos en esa gran exposición a la que pueden acceder durante todo este mes los murcianos y todos aquellos visitantes que lo deseen.

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-P: La primera pregunta parece obligada: ¿por qué esta exposición de Floridablanca?

-R: Murcia puede vanagloriarse de tener un murciano verdaderamente universal, conocido en el mundo entero. Quizás sea el único murciano conocido en la historia universal. Fue durante más de 15 años el Primer Secretario de Estado, es decir, el Primer Ministro, y gobernó la Monarquía hispánica de Carlos III con un gran poder, que finalmente fue una de las causas de su defenestramiento.

Se caracterizó por ser un Jefe de Estado, no un teórico de la política, sino alguien que tomaba decisiones, y lo hacía en relación a una sociedad que estaba obsolescente. Y hacía lo que la lógica pedía, es decir: traer la modernidad a partir de las ideas ilustradas para que progresara el Estado a través de la Monarquía de Carlos III.

-P: Háblenos de cómo se ha organizado y montado la exposición y quiénes la han hecho posible.

-R: Se trata de una exposición sobre el personaje. Hace diez años, se hizo en Murcia una gran exposición, ‘Floridablanca. La utopía reformadora’ comisariada por el profesor de la Universidad de Murcia Cristóbal Belda, sobre la época de José Moñino. Ésta es una exposición sobre el personaje, no hay una sola pieza de las 340 que componen la muestra que no esté relacionada con lo que hizo Floridablanca. Ese recorrido iconográfico que está en el Almudí y también en Verónicas completa la época desde que él nació en Murcia hasta que murió en Sevilla en 1808.

La exposición ha sido posible gracias a la Comunidad Autónoma, el Ayuntamiento de Murcia y Acción Cultural fundamentalmente. Aunque el recorrido ha sido inspirado por mí, está diseñada por dos expertos de lujo que han trabajado mucho y muy bien, me refiero claro está, a  los comisarios de la muestra: Isidro Bango e Ismael Gutiérrez.

Un reformista llamado Floridablanca

-P: ¿Quién fue realmente el conde de Floridablanca, José Moñino y Redondo?, ¿fue un hombre de su tiempo, alguien que se adelantó al período en que vivió o un hombre que defendía unas ideas ya anticuadas?

-R: Fue un hombre de la Transición. Lo más interesante de la Historia son los momentos de cambio. El cambio más importante que se ha dado en la historia de la Humanidad fue probablemente la Revolución Francesa. A él le tocó vivir precisamente esa transición de lo que se llama el Antiguo Régimen al Régimen Liberal, y las transiciones siempre se hacen desde dentro, transitadas por los que están, y por tanto, Floridablanca es realmente un reformista.

En el siglo XVIII hay tres R: Reacción, Reforma y Revolución. Esta última consiste en cambiar de forma radical la sociedad vigente, la Reacción es la resistencia a esos cambios, y la Reforma es aquella que, a través de medidas sobre todo técnicas transforman lo que existe para dar paso a la modernidad. Floridablanca se sitúa justo ahí, en primer lugar porque fue el todopoderoso ministro de Carlos III, y después, porque en 1808, primero Murcia, y después todos los españoles, lo elegirían como presidente de la Junta Central.

-P: Pero es muy común que se refieran a él como un hombre del Antiguo Régimen.

-R: Hay mucha historiografía que considera a Floridablanca como un reaccionario, pero nada más lejos de la realidad: él lo que quería cuando constituyó la  Junta Central fue no convocar las Cortes, porque las Cortes que existían en aquellos momentos eran estamentales y no servían para nada. Lo que servía sería una Junta Central Suprema. Él tuvo que luchar contra los reaccionarios, que querían exclusivamente una Regencia, y también tuvo que luchar contra golpistas de estado, como el general García de la Cuesta.

-P: Fue prácticamente su último servicio a España.

-R: Sí, después de dar un programa de gobierno en Aranjuez en 1808 y marcar el camino a seguir, dijo que se volvía a Murcia, porque tenía ya 80 años y estaba enfermo, pero el congreso de todas las Juntas de España le eligieron a él por unanimidad como Presidente con el título de Alteza Serenísima. Y así fue: el 30 de diciembre de 1808, moría en Sevilla, y fue enterrado en la Capilla Real de la Catedral de Sevilla junto a Fernando III el Santo y Alfonso X el Sabio.

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Hombre clave en la independencia de Estados Unidos

-P: Pero antes había dejado su impronta en toda la política española.

-R: Floridablanca no sólo marca a Murcia, sino que también es marca universal, porque es un personaje clave de la Independencia y el nacimiento como nación de Estados Unidos, y aporta unas medidas que son auténticos baipás, como el que hizo con la Iglesia Católica desde el Regalismo, y también el trato con el mundo islámico: por primera vez en la historia de España, propició que existieran relaciones comerciales y diplomáticas con el Islam, fue también quien reconquistó las Floridas, y Menorca. Y fue él  también quien realizó una acción cultural que va unida a la política.

-P: ¿Qué jalones han quedado visibles tras su paso por el gobierno?

-R: En realidad, el Madrid de los Borbones es el Madrid de Carlos III y de Floridablanca: la puerta de Alcalá, Neptuno, Cibeles, Real la Casa de Correos, el Paseo del Prado, la Academia de Ciencias, el Observatorio, el Jardín Botánico… participó en todos los ámbitos, y fue un gran protector de las artes, especialmente de la Arquitectura, y también de las Ciencias, creó una escuela de Veterinaria, dejó prácticamente diseñado lo que sería una Escuela de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, porque no solamente era ministro de Estado, sino de todos los temas relacionados con el Patronato Real, además, también  fue Ministro de Justicia… Prácticamente tocó todos los palos.

-P: ¿Dejó algún legado escrito?

-R: Lo único que realmente escribió fue una Instrucción Reservada para gobierno, incluyendo en 395 puntos las cosas que tenía que hacer un gobernante para reformar la Administración reforma que supuso la creación de lo que más tarde sería un Consejo de Ministros, me refiero, claro está, a la famosa Junta Suprema de Estado, que es lo que él mismo tenía en la cabeza cuando reclamó la Junta Central en 1808.

Alteza Serenísima

-P: ¿Qué espíritu de servicio podía tener una persona que, ya con 80 años, y gravemente enfermo, se apresta a entregarse a una empresa tan tremenda y ardua de aglutinar todas las provincias y los poderes de un país invadido y en guerra contra un invasor extranjero?

-R: José Moñino era un hombre de Estado, un hombre de acción, no un hombre de pensamiento, como lo eran muchos liberales. Él percibía la realidad y proponía las decisiones las decisiones a tomar. Una persona de 80 años que estaba instalado a tan sólo unos metros de donde estamos nosotros (estamos en el Almudí, en plena exposición sobre el personaje), en el mismísimo plano de san Francisco, que llevaba ya 15 años viviendo en Murcia, en una celda del convento de ese nombre y ayudando a esta tierra en todo lo que podía.

Vivió la experiencia del Despotismo Ilustrado y se dio cuenta de las consecuencias que tenía eso para la monarquía hispánica, y tras los grotescos repartos de Bayona, se percató de que lo más interesante era hacer una Junta Central Suprema como depositaria de la representación nacional en tanto el Rey estaba fuera de España. Aquello fue lo que provocó que los liberales convocaran unas cortes, pero cortes representativas, no como las cortes del Antiguo Régimen, que de nada servían.

Floridablanca tenía un objetivo, y ese objetivo se llamaba España. A él podemos calificarlo como el icono del patriotismo español, porque España alcanzó la independencia precisamente tras la invasión de Napoleón.

-P: ¿A qué se debió el título de Su Alteza Serenísima?

-R: Se debe a que, estando ausente el rey Fernando VII, la Junta Suprema tenía el título de Su Majestad, y su presidente el de Alteza Serenísima, luego todos los componentes de la Junta eran Excelentísimos Señores. El título de Alteza Serenísima sólo lo ostentaron Godoy y Floridablanca.

Expulsión de los jesuitas

-P: Hay quien lo tilda de anticlerical, pero parece que eso está lejos de la realidad.

-R: A pesar de las cosas que se dicen de él, Floridablanca era muy católico, de hecho, en sus últimos tiempos, él los pasa intentando escribir en su celda un tratado de teología sobre la santísima Trinidad. Por lo tanto, todos aquellos que piensan que Floridablanca era un masón o que era un anticlerical, se alejan mucho de la realidad. Floridablanca lo que quería era que la Iglesia fuera la Iglesia de los pobres, y respeta los bienes de la Iglesia. Es más: él creó el Fondo Pío Beneficial con bienes eclesiásticos administrados el Estado, de ahí surgieron las casas de Misericordia, hospitales, fundaciones de pobres…

-P: Era un personaje muy católico, y sin embargo, fue la figura que acabó con los jesuitas en España.

-R: Tras el motín de Esquilache, él pregunta a los jesuitas quién es su soberano, si el Papa o el Rey, y la respuesta era clara: el Papa, porque tenían los tres votos y además el voto de obediencia al Papa. Y Carlos III consiguió expulsarlos de España y mandar a Roma a los 6.000 jesuitas que había en la Monarquía Hispánica.

-P: ¿Fue aquella una buena medida?

-R: No creo que lo fuera, era como darse un disparo en el pie. Pero hay que distinguir entre el poder temporal de la Iglesia y su poder espiritual. Hoy día todo el mundo acepta que el Vaticano se dedique a lo espiritual, o sea, que no era tan descabellado. Lo que consigue Floridablanca con su actividad como embajador en Roma es convencer al Papa para que haya una Bula de extinción de los jesuitas. Como quiera que en la Curia romana había una mayoría de jesuitas consiguió que el Papa Clemente XIV hiciera un Breve Pontificio llamado “Dominus ac Redemptor” que extinguía la Compañía de Jesús. Por esa acción él recibió precisamente el título de Conde.

Cuando Estados Unidos era español

-P: Con el pensamiento actual, ¿cómo podríamos definir ideológicamente al conde de Floridablanca, era un personaje reaccionario, un conservador, un progresista, un modernizador?

-R: En historia es muy complicado poner etiquetas. En cualquier caso, los historiadores partimos de la historiografía, es decir, de lo que se ha dicho antes que nosotros. Lo que está muy claro es que Floridablanca no tiene una historiografía positiva. Lo consideran un hombre del Antiguo Régimen y un obcecado absolutista, incluso un reaccionario, pero nada más lejos de la realidad. Él es un gestor del día a día, y por lo tanto tiene un objetivo: que España fuera un único cuerpo de nación, por eso su pensamiento con respecto a América es tan importante. En los 15 años que estuvo, prácticamente dos tercios de los actuales Estados Unidos, eran de dominio de la Monarquía Hispánica, es decir que prácticamente dobló los dominios que tenía España en Norteamérica, desde Alaska hasta California, y desde Nueva Orleans hasta Canadá.

A Floridablanca hay que situarlo siempre en el terreno de la Reforma, y si acaso, como un modernizador, es decir: un conservador que sabe que para el progreso es necesaria la tradición. Era ese tipo de persona que en los momentos más turbulentos puede servir de concordia a una nación, eso es lo que mejor cumplió. En unos momentos especialmente difíciles, la izquierda, la derecha, los de centro, los reaccionarios… todos estuvieron de acuerdo en que Floridablanca dirigiese la nave del estado.

-P: ¿Qué hizo en temas de educación?

-R: La reforma de los planes de estudio. Hizo una especie de baipás. En la universidad se realizaban muchos estudios: Teología, Oratoria, Derecho canónico… ¿pero dónde se estudiaba Matemáticas, Física, Náutica, Astronomía…? Él potenció las Academias para realizar ese tipo de estudios, potenció también las expediciones científicas, que eran misiones estratégicas, informativas, botánicas, de ciencias…

Propició que en las universidades se estudiara Economía política, Derecho Nacional, creó la Calcografía Nacional, que fue una manera de dar a conocer España por el mundo y de luchar contra la leyenda negra de España en el siglo XVIII.

Floridablanca y las calles de la ciudad de Murcia

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-P: Si pudiéramos hacer un recorrido por los lugares más significativos de Murcia relacionados con Floridablanca, ¿cuáles serían los hitos y los sitios más significativos?

-R: Todavía se puede caminar por las mismas calles por las que él lo hizo. Nació justamente detrás de la iglesia de San Bartolomé, lo que hoy es la sacristía. Un lugar en el que actualmente hay una lápida que recuerda el nacimiento de Sánchez Madrigal, y sin embargo no hay ninguna que recuerde que ahí mismo nació Floridablanca, el único personaje español del siglo XVIII al que conocen en Estados Unidos, el hombre que mantenía conversaciones diplomáticas directamente con Georges Washington y con Benjamin Franklin.

Después  su familia se trasladó al barrio de san Juan Bautista. Allí transcurrió su infancia, y allí su padre, un humilde escribano, se hizo sacerdote cuando enviudó, y oficiaría en aquella iglesia, que por cierto, la hizo prácticamente la familia de Floridablanca.

Él ayudó muchísimo a Murcia, por ejemplo en la conexión con Cartagena, el puerto de la Cadena; hizo el Camino Real, que comenzaba justo de donde está en estos momentos la estatua de Floridablanca. Siempre estuvo muy preocupado con Murcia, sobre todo en lo relacionado con las inundaciones: las mejoras del Malecón, mejoras del Puente y toda una serie de medidas relacionadas con el agua.

Junto a su cuñado, el lorquino Robles Vives, Floridablanca hizo posible la construcción de pantanos, puesto que el agua era privada y era propiedad de la iglesia o de la nobleza, y no de los campesinos, y con los pantanos de Puentes y Valdeinfierno, el agua pasaría ser propiedad de los campesinos.

Se preocupó mucho por Murcia, y Murcia está habitada por la sombra de Floridablanca, como trasluce el título de la exposición.

Llegada de los restos a Murcia

-P: Sus restos fueron trasladados a Murcia desde Sevilla.

-R: El primer ayuntamiento republicano de Murcia, en 1931, en el que se distinguía el concejal Moreno Galvache, consiguió traer los restos de Floridablanca a Murcia desde la capilla Real de Sevilla, donde llevaba enterrado 123 años, y se utilizó como un icono republicano porque consideraban que era masón y anticlerical, ya que había expulsado a los jesuitas.

Después fue enterrado en la capilla de la Comunión de San Juan Bautista, pero desgraciadamente hoy existen muchas dudas de que aún se encuentre allí, dado que sus tumbas fueron profanadas. Pero esto no tiene mayor importancia, ya que, como hemos visto la obra de Floridablanca permanece en todas las partes de Murcia.

Lo que sí es cierto es que el propio Floridablanca recoge de forma clara en su testamento que quería ser enterrado en esa capilla junto a su padre, como así se hizo.

-P: Esta es sin duda una exposición muy documentada y cuidadosamente elaborada, con tres centenares y medio de piezas. ¿Cómo le gustaría que salieran de la exposición las personas que se acercan a verla?

-R: Me gustaría que esto fuera como abrir ventanas. El murciano debe conocer su historia y a uno de los protagonistas más importantes de ella, que es el producto de una sociedad, en este caso de la sociedad murciana, que solamente ha dado a luz a un personaje de esta categoría en toda su historia. Abrir esa ventana es descubrirle a los murcianos la proyección importantísima que tiene Floridablanca.

Hasta el momento han pasado por la exposición 38.000 personas, y aún queda el mes de fiestas, con la  Semana Santa y Fiestas de Primavera.

Si existe una marca de Murcia se llama Floridablanca. Por otro lado, la exposición debía haberse hecho en Madrid, que es precisamente la ciudad que más debe a Floridablanca, aunque el gobierno aún se está planteando una posible prórroga y que la exposición viaje a la capital.

Da a conocer a un personaje en su contexto histórico, desde su propio inicio, con su nacimiento en 1728, su labor como abogado de los Reales Concejos, su labor como Fiscal del Consejo de Castilla, como Embajador, ministro, su defenestramiento, o su participación en la Guerra de la Independencia. Ese es el recorrido de la exposición, un recorrido iconográfico muy bien elaborado gracias a los doctores Isidro Bango e Ismael Gutiérrez, que han respondido magníficamente a todas las inquietudes que teníamos al plantear esta muestra.

-P: ¿Hay alguna pieza de la que esté especialmente orgulloso de haber podido contar con ella en la exposición?

-R: Al margen de lo ocho Goyas, hay  un retrato de Carlos III que estaba en el Ministerio de Hacienda y que es la primera vez que ha salido fuera, por ejemplo. También está el cuadro de Floridablanca de propiedad privada que es el icono de la Exposición, otro que actualmente preside la sala Capitular de la Real Academia de Jurisprudencia. También hay ausencias, claro, como un retrato de Floridablanca de Pompeo Batoni de Chicago.

Cada una de las 340 piezas de que se compone la exposición supone una gestión, ya sea con el Archivo Nacional de Simancas, Archivo de Indias, Museo del Prado, Biblioteca Nacional, de Palacio…

-P: ¿Qué espera que consiga esta exposición?

-R: El peso específico de este personaje histórico es tan transcendental, que espero que la propia historiografía, cuando se conozca nuestro catálogo y el estudio introductorio, colocará en su sitio a Floridablanca por esa importancia universal que tiene.

-P: ¿Somos conscientes los murcianos de la importancia de esa figura histórica que fue José Moñino?

-R: Hace diez años hubo una gran exposición, del proyecto ‘Huellas’, pero faltaba esta otra dimensión del personaje de Floridablanca. Las exposiciones históricas tienen una mayor trascendencia después del período en que han sido expuestas, lo que no ocurre con las artísticas. Aquí hay muchísimos planos, libros, plantas, cuarteles, diseños de cementerios…, sacados de numerosos archivos, y por lo tanto es una exposición para estudiarla detenidamente. Yo creo que Murcia necesitaba esto. Y como profesor de la Universidad de Murcia, que es a la institución a la que sirvo, es una de las cosas de las que más satisfecho me siento de toda mi carrera académica.

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En primera persona

Floridablanca fue un hombre de Transición, un reformista.

Floridablanca no sólo marca a Murcia, sino que también es marca universal.

A Floridablanca podemos calificarlo como el icono del patriotismo español. Floridablanca es ese tipo de persona que en los momentos más turbulentos puede servir de concordia a una nación.

En unos momentos especialmente difíciles, todos estuvieron de acuerdo en que Floridablanca llevara la nave del estado.

El murciano debe conocer su historia y a uno de los protagonistas más importantes de ella

 

 

 

 

 

Un pensamiento sobre ““Floridablanca no sólo marca a Murcia, sino que también es marca universal” (Javier Guillamón, director de la exposición Floridablanca, la sombra del Rey y profesor de la UMU)”

  1. Estupendas respuestas de un sabio especialista. La exposición es impresionante. Necesita más de una visita. Enhorabuena al profesor por haberla hecho posible

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