Leonard Zon

“Es importantísimo que los descubrimientos que se hacen en los laboratorios pasen a la industria farmacéutica” (Leonard Zon, nuevo doctor Honoris Causa)

(Leonard Zon posa con una pecera conteniendo peces cebra, los animales que tanto le han ayudado en sus investigaciones. Foto: Ana Martín).

Leonard I. Zon, catedrático del Harvard Medical School e investigador del Howard Hughes Medical Institute, de Estados Unidos, y uno de los más eminentes investigadores internacionales en el campo de la Biomedicina, fue nombrado el 21 de abril de 2015, doctor Honoris Causa por la Universidad de Murcia. La ceremonia tuvo lugar en el salón de actos Hermenegildo Lumeras de Castro de la Facultad de Químicas, actuando como padrino el profesor Victoriano Mulero Méndez (*).

Leonard Zon nació el 8 de septiembre de 1957 en Hartford, Connecticut. Se licenció en Química en la Universidad Muhlenberg de Pensilvania, doctorándose pocos años después en Jefferson Pensilvania. Tras una residencia médica en Harvard, volvió al Harvard Medical School como profesor.

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Leonard Zon señala peceras con peces cebra en la facultad de Biología. Foto: Luis Urbina.

El profesor Zon ha realizado importantes contribuciones a la regulación de la hematopoyesis (el proceso por el que se forman las células sanguíneas). Su interés por encontrar aplicaciones a sus hallazgos en el laboratorio le llevó a modelos de animales en su momento poco utilizados, como el pez cebra, un animal que debido a su transparencia, su fecundación externa y el hecho de poder utilizar gran cantidad de embriones, lo convertían en un poderoso aliado para la investigación. Utilizando este animal ha conseguido identificar nuevos fármacos para tratar enfermedades humanas.

El profesor Zon ha sido uno de los principales defensores de la utilización a nivel mundial del pez cebra como modelo para el estudio de enfermedades humanas, impulsando enormemente la utilización de este animal en laboratorios de todo el mundo, lo que ha contribuido a  la identificación de nuevas soluciones médicas.

Desde hace años, enseña en su laboratorio de Boston nuevas técnicas investigadoras a jóvenes científicos, a quienes intenta transmitir su pasión por la investigación y sus métodos, al tiempo que inculcarles la necesidad de aprender a trabajar en equipo y algo que él considera imprescindible en un buen científico: una cierta capacidad para asumir riesgos y la pasión por mejorar el mundo.

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Leonard Zon. acompañado por el profesor Victoriano Mulero en un momento de la entrevista. Foto: Luis Urbina.

-Pregunta: Usted es licenciado en Química, pero finalmente se convirtió en médico ¿Por qué?

-Respuesta: Cuando estudié Química me di cuenta de que me gustaba mucho, pero también estaba interesado en la Biología. Sin embargo, cuando estudié Medicina, tuve la sensación de que la Medicina era mi campo.

Con el paso del tiempo, me he dado cuenta de que estoy trabajando en las dos disciplinas, porque en realidad lo que yo hago es buscar fármacos para tratar enfermedades. Al final, mi trabajo consiste en una combinación entre Química y Medicina.

-P: ¿Qué le llevó a especializarse en oncología?

-R: Cuando estaba estudiando, hice un trabajo de investigación sobre leucemia en un laboratorio, y comprobé que me interesaba mucho el tema, pero después tuve la desgracia de que mi madre desarrolló cáncer de mama cuando estaba estudiando medicina. Esa fue la razón que me llevó finalmente a dedicarme a trabajar en este campo.

-P: Una de las cosas que intenta transmitir a sus alumnos es cómo ser un buen científico. ¿Cuáles son esas cualidades?

-R: Estoy convencido de que todas las personas pueden llegar a ser realmente buenos en algo. También pueden llegar a ser buenos científicos. Lo que intento es hacer ver a mis estudiantes cuáles son sus defectos e intentar corregirlos. Esa es mi filosofía con mis alumnos.

Considero que otra de las virtudes que debe tener un buen científico es su capacidad de asumir riesgos, sus ansias de mejorar el mundo.

-P: ¿Y Cuáles son las virtudes que hay que tener para trabajar en un laboratorio?

-R: Esa es una buena pregunta. Es una combinación de varias cosas, entre ellas es muy importante la personalidad. Y otra de las cosas más importantes es aprender a trabajar en equipo e ir resolviendo los problemas que vayan surgiendo en cada momento.

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Leonard Zon. Foto: Luis Urbina.

Enseñando a jóvenes investigadores

-P: Usted siempre anima a los investigadores que trabajan en un laboratorio a pasar cuanto antes a la empresa.

-R: Considero que es importantísimo que los descubrimientos que se hacen en los laboratorios pasen a la industria farmacéutica. Como resultado de mi trabajo, he fundado dos compañías dedicadas a la producción de medicamentos, y también he formado parte de Novartis, una gran compañía farmacéutica, como asesor. Por tanto conozco de cerca la empresa farmacéutica.

Creo que es esencial que esos conocimientos de laboratorio vayan al final a la empresa farmacéutica y terminen en el paciente, que es, a fin de cuentas, para quien se han creado.

-P: ¿Dejará el cáncer de ser mortal en algún momento?

-R: Realmente, el cáncer no es una enfermedad, sino muchas enfermedades diferentes. Para algunos tipos de cáncer, como por ejemplo, la leucemia aguda, ya hay cura, sin embargo hay otros en los que los tratamientos no son efectivos, y es en ellos en los que se tiene que investigar e invertir más. Y esa inversión debe ser en ciencia básica, porque se deben conocer los mecanismos implicados en el desarrollo de esos cánceres que no tienen cura para desarrollas tratamientos efectivos.

El modelo de pez cebra sobre el que investigamos, nos está ayudando a descubrir nuevos tratamientos sobre el melanoma, o cáncer de piel.

Hace veinte años tuve un paciente con leucemia crónica al que le sometimos a un trasplante. Conseguimos curar su leucemia, pero aquel tratamiento generó mucha toxicidad, de manera que la calidad de vida del paciente no era muy buena. Recuerdo que le dije que, cuando transcurrieran veinte años, existiría una pastilla que, al tomársela, resolvería todos los problemas que había desarrollado. Y efectivamente, ahora que han pasado esos veinte años, el tiempo me ha dado la razón y existe ese tratamiento que le ha curado los problemas que tenía.

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Zon con el autor de la entrevista. Foto: Luis Urbina.

El hallazgo del pez cebra

-P: ¿Cómo se le ocurrió trabajar con el pez cebra?

-R: En 1991, fundé un laboratorio independiente. Quería estudiar el proceso de evolución de células sanguíneas en embriones de ratón. Pero me di cuenta de que, después de seis horas haciendo disecciones, solamente tenía seis animales. Era realmente frustrante trabajar con tan escaso número de animales e invertir tanto tiempo.

Estaba realmente deprimido, pero esa noche fui a una fiesta después de un congreso en la que coincidí con más investigadores, y le comenté a uno de ellos mi problema. Ese investigador me aconsejó que trabajara con animales que tuvieran fecundación externa y que los embriones se pudieran mantener en el agua. Me aconsejó que trabajara con ranas, que era el animal con el que trabajaba él. Y así lo hice durante año y medio. Al cabo de este tiempo conocí en otro congreso a otro investigador  que me aconsejó trabajar con peces cebra. Así fue como llegué a trabajar con el modelo de pez cebra.

Por otro lado, me enteré de que en mi universidad había un grupo de investigación que trabajaba con un pez cebra mutante que no producía células sanguíneas. Eso fue como la revelación de que ese modelo era excelente para estudiar la formación de las células sanguíneas: tenía fecundación externa, podían mutar, por lo que se podían conocer los genes que regulaban el proceso de formación de células sanguíneas, y podía tener gran cantidad de embriones, que además eran transparentes. Es decir, todas las dificultades que tenía el ratón para estas investigaciones, estaban superadas en el pez cebra.

-P: ¿En qué tipo de cánceres  ha utilizado el pez cebra para investigar y  avanzar en su conocimiento?

-R: He trabajado en leucemia, también en cáncer de músculo, pero actualmente mi laboratorio está fundamentalmente centrado en el cáncer de piel.

Creo que el pez cebra es el mejor modelo para trabajar en estos temas. El acceso a los embriones es muy fácil, y se pueden realizar hallazgos con él mucho más rápidamente que con otros animales.

Pero también hay otros muchos laboratorios que trabajan en distintos tipos de cánceres. Cada vez el campo es más grande: cáncer de hígado, de páncreas… sobre cualquier tipo de cáncer se están haciendo modelos, y por lo tanto, irán llegando hallazgos que contribuyan a curar algunos de ellos.

Del pez cebra al ser humano

-P: Pero para hacer compatible los hallazgos encontrados en los peces cebra con los seres humanos habrá pasos intermedios, ¿cuáles son los siguientes pasos?

-R: Lo primero que se hace es identificar un compuesto que sea capaz de eliminar un tipo de cáncer en el pez cebra. A partir de ahí tenemos que probar distintos tipos de dosis en cáncer humano. Eso se puede hacer in vitro, con líneas celulares, o bien en modelos de xenotrasplantes de ratón a los que se les trasplanta el tumor humano y se trata al ratón con ese compuesto. Además de las dosis, lo que se intenta es mejorar, hacer cambios en esa molécula para que sea más efectiva y mate el tumor.

Una vez que se comprueba que eso da resultado en ratones y en células humanas, si esa molécula no se ha utilizado en la clínica para curar otra enfermedad, hay que hacer ensayos de toxicidad, comprobar que no tiene ninguna toxicidad y que sólo mata células tumorales. A continuación se pasa a ensayos clínicos en humanos para validar el compuesto en la enfermedad que se vaya a tratar.

-P: ¿En qué estadio estamos en el tratamiento del cáncer?

-R: Cada cáncer es totalmente independiente. Hay algunos en los que el tratamiento es muy efectivo y se consigue curar a la mayoría de los pacientes, mientras que en otros los tratamientos son muy poco efectivos.

Factores ambientales y personales

-P: ¿Pueden los factores ambientales y los personales influir en el cáncer?

-R: Los dos factores son sin duda muy importantes. Hay personas que tienen más disposición, por factores genéticos, a desarrollar un tipo de cáncer, y también hay factores ambientales que afectan al desarrollo del cáncer. Por ejemplo, está claro que la exposición a la luz solar favorece la aparición de melanoma. Hay otros factores, como la inflamación crónica, que favorece la aparición del cáncer.

-P: De vez en cuando aparecen informaciones de que determinadas cosas, como por ejemplo los móviles o las antenas de telefonía, producen cáncer ¿Está eso comprobado?

-R: En el caso de los campos electromagnéticos, no hay ni una sola evidencia científica que demuestre que producen cáncer. De hecho, como es un tema del que se habla mucho en la sociedad, la revista Nature nos pidió recientemente a varios científicos una revisión sobre el tema, pero la realidad en estos momentos es esa: no hay una sola evidencia científica que demuestre que los campos electromagnéticos produzcan cáncer.

-P: ¿Cuál puede ser la causa de que de pronto haya muchos casos de cáncer en una zona determinada?

-R: Evidentemente, los factores ambientales contribuyen a la aparición de cánceres. De hecho, el primer cáncer en el que se encontró la causa fue el cáncer de escroto entre los limpiadores de chimeneas. La razón es que hay determinadas sustancias químicas que inducen ese tipo de cáncer. Sin embargo, cuando ocurre un foco en una población resulta muy difícil establecer cuál es la causa ambiental responsable del mismo.

-P: ¿Hasta qué punto el cáncer es hereditario?

-R: El aspecto hereditario es importante. Pero en muchos tipos de cáncer no se puede calcular cuál es la probabilidad de tener cáncer si hay antecedentes en tu familia.

Sí que lo hay en algunos tipos de cáncer, por ejemplo en el de mama se sabe que hay mutaciones en el gen BRCA1, que regula el ciclo celular y evita que proliferen de modo incontrolado. Es el cáncer que sufrió la madre de Angelina Jolie y que llevó a ésta a operarse. Se sabe que hay mutaciones en ese gen y que eso hace que existan muchas probabilidades de desarrollar cáncer de mama. En ese caso sí se debe de utilizar una terapia preventiva.

(*) Victoriano Mulero Méndez es precisamente quién actuó como traductor para hacer que esta entrevista fuese posible.