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Entrevista Eduardo Coba Arango

Entrevista Eduardo Coba Arango, Coordinador General de ANECA:“No queremos para España un buen sistema universitario: queremos el mejor”

“En las universidades españolas se ha adquirido una alta cultura de la calidad”.
Eduardo Coba, Coordinador General de Aneca, participó en las Jornadas sobre Calidad en la Educación Superior organizadas por la Unidad para la Calidad de la Universidad de Murcia, la Dirección General de Universidades de la Consejería de Educación y la ANECA los días 19 y 20 de junio en el Hemiciclo de la facultad de Letras. Unas jornadas enmarcadas dentro los Encuentros sobre Calidad en la Educación Superior 2008 convocados por ANECA, y agrupadas bajo el título “El ciclo de la información: Necesidad, obtención, utilización, rendición de cuentas”.

Coba, una de las personas que más sabe en Europa sobre procesos de calidad y evaluación universitarios, está convencido de que España está en la media europea en este terreno, y que nuestras universidades cumplirán los plazos establecidos por la normativa. Es un firme partidario de la evaluación, pues ‘ La universidad está obligada a rendir cuentas para comprobar si cumple las funciones para las que se ha creado’.
Como buen evaluador, cree que casi todo es cuantificable, y se muestra convencido de que los procesos de calidad, redundarán en una universidad mejor. Coba compara el procedimiento de evaluación que se está siguiendo en las universidades con el se realiza en cualquier proceso industrial: ‘se examina si el diseño está bien antes de empezar la producción, y una vez que está elaborado se comprueba que cumple los requisitos’.                                   
-P: -¿Qué importancia tendrá la implantación de los procesos de calidad en la implantación del Espacio Europeo Educación Superior?

-R: Una importancia clave. El proceso surgió porque los gobiernos se dieron cuenta de que las universidades europeas estaban perdiendo protagonismo en el panorama internacional. Se pretendía dotar de más agilidad a nuestras universidades, desposeerlas de corsés burocráticos, pero a cambio se les exigió elementos que garantizasen la calidad de la enseñanza.

En el tema de la implantación de los procesos de calidad hay dos momentos clave: el primero, que es en el que nos encontramos, es la verificación. Después habrá otro: la acreditación. La universidad está obligada a rendir cuentas cada cierto tiempo para comprobar si cumple las funciones para las que se ha creado.

En definitiva, la universidad tiene libertad para impartir sus titulaciones, pero ha de demostrar que lo está haciendo bien.

-P: ¿Evaluadores y evaluados son enemigos o están en el mismo barco?

El evaluado y el evaluador no están uno frente al otro: están uno junto al otro. Tratamos de poner en valor a la universidad española en Europa. Y demostrar que lo estamos haciendo bien es lo que dará valor a las titulaciones que verificamos. Con eso conseguimos que el sistema universitario español sea creíble fuera, lo cual redunda en el beneficio de nuestros estudiantes, porque su título tendrá validez fuera de nuestras fronteras.

-P: ¿Piensa que en España vamos a una velocidad similar al resto de Europa en este terreno?

-R: Estoy seguro de que estamos en la media. Hay países que van más adelantados que nosotros, pero también otros que van más lentos. Lo ideal hubiese sido haber empezado antes. Tenemos el año 2010 como horizonte, y siempre que nos acercamos a una fecha final siempre nos parece que ha habido poco tiempo.
 

-P: El proceso de implantación de los sistemas de calidad puede provocar la sensación de que existen universidades de primera y segunda?

-R: El objetivo es garantizar unos límites, asegurar que todas las universidades que imparten determinados títulos son suficientemente buenas para hacerlo.

Pero los títulos son diferentes. La información se va a publicar y podremos ver las diferencias entre unas universidades y otras.

-P: ¿Son iguales todos los indicadores utilizados en el proceso de calidad, o existen criterios evaluadores diferentes?

-R: En el ámbito anglosajón se tiende a utilizar un sistema de indicadores que desembocan en una clasificación, mientras que en el mundo alemán se publican indicadores en función de las necesidades.

No es lo mismo estudiar física para un futuro investigador de la NASA que para desarrollar actividades en una pequeña empresa. Lo mejor es dejar claro el perfil de la gente que sale de cada facultad y de cada enseñanza.

A mí me parece mucho más interesante el modelo alemán, es más abierto y claro, no engaña.

-P: La defensa del beneficiario es una de las razones que se dan cuando se alude a la necesidad de implantación de sistemas de garantía de calidad en las Universidades ¿De qué manera pueden defender los procesos de calidad al beneficiario, es decir, al universitario?

-P: Las universidades se marcan los objetivos para obtener unos resultados. Pero medir los resultados es interesante, porque puede haber desviaciones. Por eso se hace: para ajustar la máquina. La universidad se ha comprometido con el estudiante a que cuando termine sus estudios va a tener una serie de conocimientos. Es como si hubiese comprado un producto, se trata de asegurarse de que reciba efectivamente el producto que pensó que adquiría. Esto redundará en provecho de los estudiantes, pero también en la propia universidad, que atraerá a los estudiantes que quería.

-P: ¿Qué papel tiene el estudiante en la ANECA ?

-R: Si no existiera el estudiante no tendría sentido la existencia de la Aneca. Nuestro papel es velar por los intereses de los estudiantes, de la calidad del servicio que percibe. Muy conscientes de ello, en todo el proceso de Bolonia, los estudiantes forman parte como evaluadores de los títulos con igual derecho que el resto de los componentes.

-P: ¿Existe mucha o escasa cultura de calidad en las universidades españolas?

-R: Existe mucha cultura de la calidad. A veces no somos conscientes de todo lo que hemos hecho, pero desde 1992 estamos trabajando en España en procesos para la calidad. El plan experimental europeo comenzó dos años después, en eso fuimos pioneros, no perdimos el tren, sino que estuvimos en la máquina. Fruto de todos esos planes que empezamos a desarrollar hace casi 20 años es que las universidades cuentan con infraestructuras, vicerrectorados de calidad, unidades para la calidad…

Se han realizado muchos procesos de calidad y hemos mejorado en la forma de afrontarlos. Pienso que en las universidades españolas se ha adquirido una alta cultura de la calidad.

Hace 15 años, cuando se comenzaba a hablar de sistemas de calidad en las universidades, casi era necesario entrar protegido en ellas. Ahora el panorama es muy distinto, incluso está en todos los programas electorales de los rectores.

La universidad está obligada a rendir cuentas para comprobar si cumple las funciones para las que se ha creado.

La universidad tiene libertad para impartir sus titulaciones, pero ha de demostrar que lo está haciendo bien.

El evaluado y el evaluador no están uno frente al otro: están uno junto al otro.

Si no existiera el estudiante no tendría sentido la existencia de la Aneca.

El papel de ANECA es velar por la calidad del servicio que percibe el estudiante.

Tratamos de poner en valor a la universidad española en Europa.

-P: Hay quien opina que el hecho de someter un servicio o una titulación a un proceso de calidad supone que sobre ella planea una sombra de sospecha.

-R: Hay que dejar claro una cosa muy importante: todo este proceso que estamos haciendo en Europa en general, al menos en España, no se hace porque nuestras universidades sean malas. Tenemos un sistema universitario que en un 90 por ciento es público, y es un buen sistema. Pero no queremos que sea bueno: queremos que sea el mejor, pues para movernos en un entorno internacional tenemos que ser los mejores, por eso nos hemos metido en el proceso de Bolonia. Pero que nadie piense que las universidades españolas son malas.

-P: ¿Y cómo están las universidades de la región de Murcia?

-R: En general siempre han sido universidades muy participativas en el tema de la calidad.

Los estudiantes son los que deben decidir a qué universidad quieren ir. La obligación de las universidades es dar la información sobre lo que ofrecen. Y la obligación de la Aneca es asesorar a las universidades para que publiquen una información que permita a los estudiantes comparar y tomar una decisión. Pero la decisión final es del estudiante.

 

-P: En estos momentos hay un intento de ofertar más plazas de Medicina en varias universidades, incluida la de Murcia. Incluso una universidad privada ha decidido implantarla contra viento y marea ¿Por qué el tema de Medicina es siempre tan controvertido?

-R: El tema de Medicina, y alguna titulación, como arquitectura, son estudios que llevan regulación europea mucho antes de que el proceso de Bolonia comenzara a gestarse. Medicina es una titulación muy sensible. Todos los países europeos ya se habían puesto de acuerdo, desde 15 o 20 años antes del proceso de Bolonia, sobre la regulación de estas condiciones. Todos los sistemas de evaluación y de acreditación que surgen en Estados Unidos en los años 30 nacieron también en las titulaciones de ciencias de la salud. La razón de que ocurra esto es algo obvio: afecta a la salud de la especie.

Incluso en un momento como éste, en el que el considerable aumento de centros y una importante bajada demográfica han provocado que existan muchas titulaciones en las que la nota de entrada es prácticamente un cinco, Medicina continua manteniendo un gran interés en el acceso, de ahí que haya habido que regularla desde siempre.

-P: Usted ha venido a la Universidad de Murcia para intervenir en unos encuentros sobre sistemas de información en las universidades. Dentro de unos días, en un ciclo que se impartirá en la Universidad Menendez Pelayo de Santander se celebrará una mesa redonda con el siguiente título: ¿Qué información debe hacerse pública en universidades ética y socialmente responsables? Yo le traslado a usted la pregunta del título.

-R: El marco de la información está claro en los principios europeos que ratificaron los ministros en 2005. Ahí se incluyen unas pistas sobre qué información debe hacer pública la universidad, qué tienen que tener sus sistemas de información para que las universidades tomen decisiones y para que lo conozca el estudiante. Sobre este marco hay que trabajar. Ahora es preciso perfilar el centro del marco.


-P: ¿Hay presiones en la Aneca a la hora de decidir la implantación de nuevos títulos?

-R: Ninguna. Además, sólo emitimos un dictamen sobre la coherencia y el nivel de calidad del título, no nos compete a nosotros el decidir sobre la implantación de un título, sino a la comunidad autónoma.

-P: Se habla de evaluación de la actividad del profesorado, de los centros, de los servicios, de los estudios…. Precisamente ayer se presentaba en la universidad de Murcia un libro de un filósofo francés, “La política de las cosas”, en las que éste se queja del excesivo afán por evaluar todo, y aduce que los hombres, se están convirtiendo en meras cosas.

-R: Esa es una cuestión que hay que vigilar, y una pregunta que siempre nos hacemos. Evaluar requiere un esfuerzo, y si lo hacemos mucho podríamos estar restando fuerzas y tiempo para hacer otras cosas. Pero lo hemos contrastado y hemos hallado evidencias de que no nos estamos pasando.

Lo cierto es que hacemos clasificaciones continuamente. Desde cuando elegimos el bollo que vamos a tomar por las mañanas hasta la hora de elegir la pareja. Hacemos nuestros propios rankings para todo.

También hemos de tener en cuenta de que todo este proceso lo hemos empezado un poco tarde, y que nuestro sistema universitario es muy grande, por lo que el esfuerzo que requiere es mayor que en otros países. Pero hay que tener un equilibrio entre el esfuerzo que se requiere para realizar este proceso y el no comprometer al esfuerzo para conseguir los resultados que se pretenden.