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Entrevista con el artista Cristobal Gabarrón: “Ser creador es una forma de vida”

Cuando se tiene ocasión de conversar con Cristóbal Gabarrón, es inevitable pensar en aquella afirmación que hacía George Orwell, asegurando que a cierta edad, uno tiene el rostro que se merece. Los años han conferido a este artista un rostro de sabio, de artista atento a su alrededor para plasmarlo en sus obras. Su blanca cabellera destaca sobre su habitual indumentaria negra, y toda su figura refulge en medio de sus obras multicolor.

Sus obras son juzgadas por los críticos desde perspectivas muy diferentes. Su arte, como las creaciones auténticas, produce sentimientos y sensaciones muy distintas en cada espectador. Y así debe ser, probablemente. Es el arte el que debe tomar la palabra cuando el artista ha cumplido con el lienzo, o con el hierro, o con el barro, cuando ha conferido formas y colores a la materia o al papel. Gabarrón lo sabe, e intenta pasar desapercibido cuando alguien contempla una obra suya, un fresco o una escultura. O su impresionante Capilla del Milenio en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, quizás su creación más ambiciosa, una obra que él mismo define como un espacio por la paz y la libertad y en la que el artista ha plasmado, a través de casi medio millar de pinturas, los grandes conceptos que mueven a la Humanidad.Gabarrón huye de los prejuicios –‘son malos para todo, siempre’- y da la espalda a modas y tendencias. Sabe que en arte es imposible gustar a todos. Quizás por ello intenta ser fiel a él mismo, a sus principios y su forma de entender la creación artística. El camino recorrido por este artista nacido en la localidad murciana de Mula, criado en Valladolid y abducido por Nueva York para el arte, ha sido largo y fructífero. En más de cuarenta años dedicado a la creación ha explorado numerosos territorios en una singladura que intuye inabarcable. Pero no le importa, su mejores armas son su enorme curiosidad y una capacidad de trabajo encomiables. Hoy, como él mismo afirma, de aquel Gabarrón que comenzaba su trayectoria artística en los años 60 ‘queda todo y no queda nada’. Una cosa es segura: sus ansias por encontrar respuestas permanecen incólumes.

Tuvimos ocasión de charlar con él durante su curso en la Universidad Internacional del Mar, que impartió en San Javier.

-P: ¿Hay que ver el arte con los ojos abiertos o con los sentidos?

-R: Con ambas cosas. La primera prioridad son los sentidos, pero también con los ojos abiertos.

-P: ¿Son los prejuicios un inconveniente para enfrentarse a una obra de arte como sería deseable?

-R: Yo creo que los prejuicios son malos para todo. El arte hay que plantearlo bajo la libertad total, sin ningún elemento que coarte la creación. Los prejuicios sobran, y en arte hay muchos prejuicios, no solo por parte de los artistas, también por parte de la sociedad en general. Cuando se da algo novedoso, atrevido, que se escapa a la norma, la sociedad posee muchos prejuicios. Esos prejuicios provocan que en nuestro país estemos un poco espesos en todo lo que se está haciendo actualmente en el mundo del arte en general.

-P: ¿Se siente comprendido Gabarrón por esa sociedad tan prejuiciosa?

-R: Nunca me he planteado el que sea o no comprendido. Sé que cuando alguien hace algo, es imposible que le guste a todos. Hay que hacer el trabajo que creemos debemos hacer, sin más planteamientos. No pasa nada porque cierta gente no te comprenda.

24 horas alerta

-P: ¿Cuáles son los motivos que llevan a Gabarrón a hacer arte?

-R: Esencialmente ser creador es una forma de vida, de planteamiento de las cosas. Yo estoy las 24 horas alerta de lo que ocurre a mi alrededor, para percatarme de las cosas para poder seguir trabajando. Ser creador supone una necesidad interior. En mi caso es una necesidad absoluta. Yo soy feliz trabajando en el arte, no se trata de un trabajo. Solamente con meterme en mi estudio y comenzar a trabajar me siento feliz.

-P: El estudio es su refugio…

-R: Sí, me siento perfectamente en él. Cualquier problema, desaparece allí.

-P: La luz con la que han convivido los pintores les marca mucho. Usted has vivido en muchos sitios: en Mula, pero también en Valladolid, en Nueva York y en otros muchos lugares ¿Cree que la luz de los lugares que has vivido han influido en tu arte?

-R: Debe haber una primera grabación de cosas en la mente de un niño. Esa primera parte de mi niñez ha debido ser grande, porque los recuerdos que tengo de ciertos olores –el azahar, la tierra mojada…- me han marcado, y después los he reconocido en otras partes del mundo y me han retrotraído a Mula y mi niñez, a aquellos recuerdos íntimos. También la luz debió de influir en ese disco duro casi inmaculado que poseen los niños.

La obra como la que yo hago, muy visceral, muy intima, se ve afectada por todos mis experiencias.

-P: Comenzó como artista realista, más tarde se inclinó por el hiperrealismo y después a la abstracción

-R: fue algo pendular, fui del realismo al irrealismo absoluto.

-P: ¿Y que le llevó a ese cambio?

-R: A menudo en la vida se produce ese movimiento pendular, llega hasta a molestarte lo que estás haciendo. Yo hice un corte y comencé a hacer lo contrario de lo que había hecho hasta entonces. Es una búsqueda, empiezas a encontrar tu propio camino, dónde estás a gusto…, lo que crees que es tu verdadero lenguaje.

-P: ¿La abstracción le permite expresarse como desea?

-R: Sí, como anteriormente me lo permitía el realismo. Pero yo no hago abstracción: utilizo mi propia figuración enmarcada dentro de elementos que pudiéramos llamar abstractos. Pero es muy difícil clasificar mi caso: lo que hago no entronca con ningún tipo de moda, aunque comprendo que en arte se tiende a etiquetar.

-P: Pintor, escultor, ceramista… ¿Con qué lenguaje se siente más identificado Gabarrón?

-R: Me siento a gusto con todas ellas. No los considero lenguajes diferentes, sino caminos, materiales diferentes para expresarme. Eso responde a por qué utilizo barro, o piedra o bronce, o color o acuarela o grabado. Soy una persona muy inquieta y me gusta investigar con materiales nuevos. Lo mío es una eterna búsqueda, intento ir un poco más allá. No utilizo la pintura como un pintor o la escultura como un escultor, utilizo cualquier método y cualquier material como como una herramienta. Siempre buscando la intención de lo que quiero decir.

-P: ¿Cómo ve el mundo de la moda en España?

-R: Bastante mejor que hace algún tiempo. Estoy viendo cosas que me gustan, que ya es decir. En el mundo de la moda en España, el gran problema es la industria, que es paupérrima. Estamos muy lejos de países como Francia o Italia, aquí falta cultura de industria y de la propia gente para que entienda propuestas arriesgadas.

Pero hay gente joven que esta trabajando en cosas que me gustan mucho. También somos el país de Zara y de Mango , que están haciendo cosas que me parecen fascinantes.

Nunca me he planteado ser o no comprendido

Cuando alguien hace algo, es imposible que le guste a todos

Mi obra es visceral e intima, y se ve afectada por todos mis experiencias.

Lo mío es una eterna búsqueda.

La experiencia siempre caminando de mano de la vejez y de muchos fracasos

Gabarrón, siempre

-P: Son más de 40 años dedicado al arte ¿Qué queda de aquel Gabarrón que comenzaba a dar sus primeros pasos en la pintura?

-R: Queda todo y nada. Me sigue preocupando ahora lo que me preocupaba entonces. No ha cambiado nada. Sigo dándome respuestas, diferentes, a las mismas preguntas. Por otro lado, no queda nada, aquel Gabarrón inocente, sin conocimiento de la sociedad, encerrado en su mundo… esa inocencia desapareció, tengo el realismo de la vejez.

-P: De la experiencia…

-R: Sí, pero la experiencia siempre va caminando de mano de la vejez, y de muchos fracasos.

-P: Este mundo tan globalizado, tan lleno de información sobre los temas más diversos, a veces tragedias ¿Es un buen caldo de cultivo para la creación?

-R: Desde luego que es un buen caldo de cultivo. El problema de la globalización es que los medios de comunicación siempre buscan lo estridente, lo desagradable, lo cutre, lo morboso. A veces lo que hago es coger esa percha que nos proporcionan precisamente para atacar eso.

-P: Con la proliferación de las nuevas tecnologías, se habla de galerías virutales, con millones de internautas que pueden ver las obras a través del ordenador. ¿Es esa una buena manera de acercarse al arte o pueden desvirtuar lo que quiere decir el artista?

-R: Eso es una manera más, pero una obra de arte hay que tenerla enfrente, poder tocarla, debe existir un diálogo que es muy difícil tener de otra forma. No obstante, Internet es una revolución absoluta, modificará, ya lo está haciendo, nuestra forma de vida. Y el arte no puede ser ajeno a esto. No solo es un instrumento nuevo, ya que hay gente que hace arte a través de Internet, sino que además, como sistema de conocimiento y de visualización, es un camino. Yo soy un enamorado de Internet y de su libertad.

Reflexión y espontaneidad

-P: ¿El arte como forma de reflexión o como forma de expresión espontánea?

-R: Ambas cosas, pero si tuviera que elegir solo una de ellas, diría que la reflexión.

-P: Es autor de una obra muy variada y también muy nutrida, pero al mismo tiempo imparte cursos, está en presentaciones, tiene los premios de su fundación… ¿Posee un clon?

-R: Soy como un obrero en cuanto al tiempo. Me levanto y me meto al estudio. A veces salgo de él de madrugada. Y así los 7 días de la semana. Sí que tengo un cierto orden: hay gente que me provee de materiales, que me los preparan, también los bastidores, los marcos, embalan las cosas, las fotografían… Son cosas en las que no pierdo tiempo, y eso me permite rendir más en mi trabajo: pintar, esculpir, modelar…

-P: ¿Cómo se siente rodeado de jóvenes artistas en el curso de la Universidad del Mar de la Universidad de Murcia?

-R: Muy bien. Es imposible no sentirse bien cuando te sientes apreciado. Cuando estoy con jóvenes siento que me aprecian, que piensan que tienes algo que aportar. Eso me hace sentirme de una manera especialmente agradable.

Barrio del color: vivir dentro de una obra de arte

En mayo del año 2000 se inauguraba el barrio del color, una atrevida intervención de Gabarrón en las casas del Barrio de España de Valladolid, donde el artista volcó su capacidad creadora intentando hacer de un espacio deprimido un lugar para el optimismo: ‘Yo había escrito un texto para una universidad alemana sobre cómo el arte podía transformar al hombre y proporcionarle autoestima. A alguien de la UE le llegó esa idea y me propuso un reto: llevar eso a un barrio marginal. Fui a un barrio muy marginal de Valladolid y plantee un proyecto que transformaba las viviendas, las plazas, todo el entorno, como un cambio que aumentaría la autoestima de sus habitantes. Pero vivir dentro de una obra de arte podía ser complicado, así que, tras dibujar las casas, hice una reunión con todos los habitantes del barrio y les expliqué el proyecto. Allí les dije que quería que se involucraran en el proyecto, que me ayudaran. El resultado fue magnífico. Las casas se revalorizaron. Lo que yo intenté allí era dignificar a los habitantes de un barrio, que se sintieran útiles y orgullosos. El arte tiene capacidad de libertad y de darte autoestima’.

Unos premios internacionales

Los premios Gabarrón, auspiciados por la Fundación Cristóbal Gabarrón, han traspasado fronteras. En seis ediciones, se han convertido en un auténtico referente cultural. En la nómina de estos premios se dan cita casi medio centenar de los más reputados artistas, científicos, deportistas y hombres de letras del panorama internacional. Nombres como Yoko Ono, Rafael Azcona, Hugh Thomas, Santiago Grisolía, Valentín Fuster, Caballero Bonald, Fuentes Quintana, Margarita Salas, Miguel Induráin, Francisco Ayala, Cabrera Infante, Zidane, Rostropovic, Vargas Llosa o Samaranch han precedido a los premiados de este año: David Grossman (Letras), Irene Papas (Artes Escénicas), Julio María Sanguinetti (Trayectoria Humana) Edmund Valpy Konx Fitgerald (Economía), Arantxa Sánchez Vicario (Deportes), Franciso José Ayala (Ciencia e Investigación), Matías Díaz Padrón (Restauración y Conservación), Markus Lüpertz (Artes plásticas) y Slavoj Zizek (Pensamiento y Humanidades).

Los premios Gabarrón, creados con motivo del X aniversario de la Fundación Cristóbal Gabarrón, pretenden distinguir la labor ejemplar, tanto de personas como de instituciones comprometidas con los valores universales de la cultura.

‘La nómina es impresionante, y también los jurados’, asegura Cristóbal Gabarrón. ‘Eso es lo que ha posibilitado que los premios tengan la importancia internacional que tienen’, asegura el artista.

La Fundación Gabarrón , con sedes en Mula (Murcia), Valladolid y Nueva York, acaba de abrir nueva sede en la localidad vallisoletana de Medina del Campo, y tiene previsto abrir otras en Madrid y China.